Se pretende dividir la institución que actualmente domina en Saltillo
Inminente, la creación de una nueva diócesis en Piedras Negras
JOSE ANTONIO ROMAN
La nunciatura apostólica anunciará en breve la decisión del papa Juan Pablo II de crear la nueva diócesis fronteriza de Piedras Negras, con lo cual el número de circunscripciones eclesiásticas en el país llegará a 84. Además, están en espera de resolución cuatro diócesis más: Irapuato, Chalco, Huatulco y Ensenada.
El territorio que conformará la nueva diócesis de Piedras Negras provendrá de lo que actualmente es Saltillo, que por cierto, hasta este momento es la más grande y menos densamente poblada de todas las diócesis católicas del país. La parte que le corresponderá es la zona carbonífera y la franja fronteriza con Estados Unidos, es decir, la parte norte de la actual diócesis, según el proyecto original que desde hace varios años se presentó a la curia vaticana.
El anuncio es inminente dado que los miembros del Consejo Presbiteral de Saltillo, encabezado por el obispo Raúl Vera López, anunció que el próximo domingo 17 de noviembre la "ofrenda económica" que reciban todos los templos e iglesias de la diócesis de Saltillo se destinará al fortalecimiento de la nueva circunscripción religiosa, además de la "cuota diocesana" que aportarán las parroquias.
De esta forma, la región desértica de la diócesis de Saltillo, que se erigió hace casi 50 años, se dividirá para una "mejor atención" religiosa de los feligreses. Cabe destacar que desde hace dos años, cuando arribó como obispo residencial Vera López, asumió de inmediato la resolución episcopal de dividir en dos el territorio del gobierno eclesiástico al que fue trasladado, después de haber estado varios años como obispo coadjutor de Samuel Ruiz en la diócesis de San Cristóbal de las Casas.
En su momento trascendió que a finales de 1998, cuando se empezó a discutir la división de la diócesis de Saltillo, Francisco Labastida, entonces titular de la Secretaría de Gobernación, solicitó a personajes de la curia romana la ejecución de varias acciones destinadas a "desmantelar" la estructura de la diócesis de San Cristóbal, en ese momento encabezada por los obispos Ruiz y Vera.
