Algunos de los jóvenes asistentes al
Salón 21 hasta bailaron slam
Ofreció la canadiense Avril Lavigne concierto
histiamínico del pop rock
ARTURO CRUZ BARCENAS
Tres
mil 500 personas, en su mayoría adolescentes, asistieron al concierto
de la cantautora canadiense Avril Lavigne en el Salón 21, la noche
del pasado lunes, para corear los temas de su único disco, titulado
Let go, con el cual se ha colocado en los primeros lugares de las
listas de popularidad de 20 países de los cinco continentes.
A las ocho de la noche ríos de muchachos hacían
fila para entrar al foro de Andrómaco y Moliére, muchos acompañados
por sus padres, quienes en los momentos de algarabía los colocaron
sobre sus hombros para que pudieran ver a su artista. La identificación,
la sincronía con Lavigne fue inmediata. El clinch obedecía
a que fue un concierto de una joven para el público mexicano de
su edad, cuyas experiencias van desde los primeros escarceos amorosos hasta
los brincos al ritmo del pop rock.
A media luz, los grupos se acercaron lo más que
pudieron al frente; eslamearon y varios salieron sobándose los brazos
o la espalda. El reporte médico fue blanco, "sólo algunos
mareados, pero ninguno desmayado. Lo que pasa es que varios llegaron sin
haber comido", expresó un paramédico al final de la presentación.
Mientras Avril cantaba Sk8er boi, unos muchachos
dieron rienda suelta a su histiamina, a la energía que corre por
sus venas. Se colgaron de las estructuras metálicas y hacían
acrobacias propias de gimnastas. Con sus pantalones largos, sus camisetas
con estampados con el nombre de Pink u otro artista de los que les gustan,
recorrieron de un lado a otro el Salón 21.
Hubo quienes tomaron refresco; otros cerveza. Las parejas
escogían un lugar oscuro para besarse, y otros de plano donde fuera.
Loosing grip y Complicated los unió
más al centro. Corrían cuando iniciaba cada tema. Es el afán
de colectividad, de grupo, lo gregario propio de los conciertos. Algunos
alzaban las manos y hacían la señal internacional del rock.
El ritmo machacón de Lavigne hacía mella cuando a una introducción
con acordes contrapuntísticos seguía una subida de ritmo.
La gritería era tal que algunos adultos que acompañaban a
sus vástagos se taparon los oídos, pero entre ellos varios
padres mejor se unieron y cantaron al unísono.
Algunos representantes del sector menudo bailaban y cantaban,
o imitaban, siguiendo las letras en inglés. Avril en la guitarra
(que comenzó a tañer a los 12 años), desde lo lejos,
proyectaba una imagen joplinesca. Ha impactado al mercado mundial con sus
7 millones de copias vendidas de Let go, con mucho ayudada por la
difusión radiofónica y la permanente repetición de
su video en canales como MTV. Los datos biográficos aportados por
su disquera la señalan como "desde pequeña", siendo que es
joven. Añaden que le gustaba el gospel (escuela para muchos famosos
de la actualidad) y salir a jugar beisbol en el verano, hockey en
invierno y futbol en primavera.
"Avril nunca fue una niña a la que le llamaran
la atención las muñecas. A los 16 años firmó
con Arista Records, y en ese momento se tuvo que mudar a Nueva York y olvidarse
de todo lo que tenía en Napanne, Ontario. Lo primero que hizo fue
grabar su canción Complicated -la más conocida de
ella- para la película Matrix."
A sus cualidades vocales (similares a las de Alanis Morissette,
a la que admira), Avril suma energía y carácter. Sus temáticas
van desde los típicos de amor y desamor, hasta las relativas a cuando
participaba en festivales y ferias de su ciudad.
Se encuentra en promoción permanente de su álbum
debut, dijo en conferencia de prensa la mañana del pasado lunes.
Quienes la vieron ese día la apreciaron en el mejor momento de su
joven carrera y no tuvieron que esperar años, como ha ocurrido en
el caso de otros artistas.