Critica la influencia opresiva de Washington; ahora México es frontera interminable

Lamenta la arquidiócesis capitalina que el gobierno no defienda a indocumentados

Objeta que sea considerado tema de seguridad nacional por la política actual en la materia

ALMA E. MUÑOZ

La comisión pastoral de migrantes de la Arquidiócesis de México lamentó la falta de defensa del gobierno hacia los indocumentados. En un documento presentado en la cuarta feria del libro católico, que se lleva a cabo en la Basílica de Guadalupe, objetó también la intención de la autoridad federal de considerar a los mismos como asunto de seguridad nacional.

Esto, consideró, es inexacto e incongruente, porque esta situación de ninguna manera está tipificada en algún ordenamiento jurídico como tal. Es resultado, dijo, de la influencia "opresiva de Estados Unidos sobre sus vecinos" de tal suerte que ahora, México se transformó en una "interminable frontera vertical, sembrada de retenes, acoso, robos, asaltos y violaciones" que conllevó a "extender el cementerio de los migrantes".

Tan sólo en 2002 -sostuvo en nombre de la comisión su asesora legal, Margarita Trillo Gracida- entre el departamento guatemalteco de San Marcos y Chiapas, se daba cuenta de la muerte de más de 250 migrantes centroamericanos debido, entre otras cosas, a que este camino "se ha vuelto un campo minado, guerra de baja intensidad y guerrilla de veredas y leyes".

Por lo anterior, manifestó, caímos en una "progresiva criminalización y, consecuentemente, deshumanización de aquel que busca una mejor forma de vida en Estados Unidos".

Así, resaltó, nos encontramos con que las autoridades justifican el cierre de fronteras y la implementación de operativos contra indocumentados, como el Plan Sur -del cual desconocemos mayores datos- "aduciendo el espectro del narcotráfico y del contrabando de armas, fenómenos ajenos a la realidad migratoria y que por el contrario, han empujado a la estafa y abandono en veredas, montañas y desiertos de quienes pretenden llegar al país del norte o a hacer uso del cuerpo de niñas como precio de mordida o rescate".

Ante a este panorama, subrayó en la Capilla de Indios, "la actual política migratoria del país es un tanto incoherente en la práctica, pues ha llegado al extremo de considerar al migrante como tema de seguridad nacional, cuando en el pasado se le defendía en foros nacionales e internacionales y se creaban programas de protección".

Nos oponemos a tal consideración porque los indocumentados "no pueden ser tratados como potenciales criminales que vienen a poner en peligro la existencia del Estado mexicano. Es un portador de valores, un trabajador dedicado que muchas veces hace labores humildes que nadie quiere hacer".