"Hay quienes la niegan, sobre todo quienes ocupan cargos importantes": Arizmendi
Exhortan a gobernantes a profesar su fe
Propone estar pendientes de que a los hijos no les arrebaten las creencias en las escuelas
ALMA E. MUÑOZ
El obispo Felipe Arizmendi Esquivel exhorta a todo católico, incluidos los gobernantes, a dar testimonio de sus convicciones religiosas sin temor a las críticas y las leyes. "Lamentablemente hay muchos bautizados que se avergüenzan de su fe; algunos la ocultan y la niegan, sobre todo quienes ocupan cargos de importancia y quienes no son capaces de soportar las burlas de los incrédulos".
La invitación la hará extensible hoy, en la misa dominical que celebrará en la catedral de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, e insistirá en que en un país laicista quien ocupe cargos públicos "sí tiene derecho y obligación de hacer profesión pública, sin proselitismo, a no ser que su fe sea débil, raquítica y cobarde". Por tanto, remarca, "debe participar en celebraciones litúrgicas", distinguiéndose en determinados caminos, por ejemplo en el combate a la pobreza, pero no "hacerse publicidad a costa de elementos religiosos".
Preocupado porque dos terceras partes de la población mundial aún no cree en Jesucristo, pide a sus feligreses no "quedarnos cruzados de brazos, constatando esta realidad con indiferencia", y les propone seguir unos pasos, entre ellos: bautizar a los hijos y estar pendientes de que en la escuela "no les arrebaten la fe". Por el contrario, les ayuden a consolidarla, como hacen las instituciones católicas, y si no, sugiere el prelado, buscar el despido del maestro.
En este apartado reflexiona sobre la falta de subsidio del gobierno para los centros católicos, como ocurre en otros países. A esto responde, explica, exigir cuotas mensuales "que no cualquiera puede pagar". Aunque, subraya, "dan una formación integral que vale cualquier sacrificio".
Como tercer punto de la enseñanza pide dar testimonio de las convicciones religiosas, "sin temor a las críticas y a leyes que aún restringieran la libertad religiosa". Es decepcionante, sostiene, "que todavía algunos de nuestros dirigentes no den testimonio público de su fe".
Sin dejar de lado que un gobernante no tiene derecho a imponer una religión a los ciudadanos, sino respetar la pluralidad, exhalta que "sí tiene derecho y obligación de hacer profesión pública, sin proselitismo, de su propia fe, a no ser que ésta sea débil, raquítica y cobarde. Un gobernante, un legislador o un candidato a puesto público debe dar ejemplo de su fe, ya sea participando en las celebraciones religiosas o, sobre todo, distinguiéndose por el combate a la pobreza, la práctica de la justicia, la verdad, el amor preferencial a los pobres, la defensa de los excluidos y la lucha contra la corrupción".
Todo lo anterior, fundado en la preocupación que le causa el descenso de católicos al paso del tiempo. En México, a escala nacional, de 1980 a 1990 disminuyeron en 9.3 por ciento, mientras en la década siguiente fue de 2.6 por ciento, contra el aumento de miembros de iglesias o grupos evangélicos y protestantes en 22.59 por ciento.
No a la entrega de medios
La directiva del Partido México Posible criticó la iniciativa para entregar medios de comunicación a las iglesias, porque implica un ataque al Estado laico.
Elsa Conde, vicepresidenta del partido, criticó también el decreto presidencial que modificó el espacio del Estado en los medios electrónicos, ya que en los hechos implicará disminuir el tiempo que se tenía para programas de los partidos políticos.
CON INFORMACION DE GEORGINA SALDIERNA