Fueron encabezados por la directiva nacional;
el priísta Urióstegui se refugió en su rancho
Refrendan 5 mil perredistas el triunfo de Modesto Brito
en Teloloapan
Finalmente Gobernación decidió
enviar a Guerrero 400 efectivos de la Policía Federal Preventiva
ROBERTO GARDUÑO Y JESUS SAAVEDRA ENVIADO
Y CORRESPONSAL
Teloloapan, Gro., 17 de octubre. En este municipio
de la zona norte de Guerrero, azotado por caciques priístas, pistoleros
a sueldo y una industria de violencia ligada al narcotráfico, la
dirección nacional del Partido de la Revolución Democrática
(PRD) refrendó su triunfo electoral a pesar de las amenazas proferidas
por La Leyenda, como se hace llamar Pedro Pablo Urióstegui,
quien ha dicho: "Sólo por encima de mi cadáver dejaré
que el perredista Modesto Brito asuma la alcaldía".
Con
el triunfo electoral del PRD en Guerrero ocurrió una recomposición
política que no alcanzó a Teloloapan. Pedro Pablo Urióstegui,
criador de cerdos y amigo del ex gobernador Rubén Figueroa Alcocer,
asoló desde el 6 de octubre el pueblo porque su esposa, Tomasa García,
candidata del PRI a la alcaldía, fue derrotada en las urnas por
el abanderado del PRD Modesto Brito. La Leyenda quemó la
papelería electoral y secuestró a funcionarios electorales,
echó bala en el centro del pueblo y, acompañado de una veintena
de sujetos armados con fusiles AK-47 y R-15, trató de impedir a
toda costa el triunfo del partido del sol azteca.
Aquel escenario de descomposición y amenaza en
el municipio, donde impera la ley de Pedro Pablo -sobre quien pesan 10
órdenes de aprehensión y decenas de averiguaciones previas
truncas-, no es a la fecha motivo de intervención de las fuerzas
policiacas federales o municipales para desactivar el polvorín político.
La constante presión del cacique orilló
a Modesto Brito a abandonar el pueblo junto con su familia desde el 6 de
octubre. Se fue a Chilpancingo por dos motivos: "Cuidar a mis hijos y evitar
un acto de provocación de Pedro Pablo".
Esa situación, con el paso de los días,
molestó a la presidenta nacional del PRD, Rosario Robles Berlanga,
quien decidió que si las autoridades del estado y del gobierno federal
no acu-dían a Teloloapan con el propósito de aplicar la ley,
ella y el comité ejecutivo de su partido se presentarían
en el lugar para manifestar apoyo total a Modesto. Y así fue. La
dirigencia perredista logró reunir más de 5 mil personas
en la plaza del poblado.
El lunes pasado Rosario anunció su presencia en
Teloloapan. Desde entonces el secretario de Gobernación, Santiago
Creel, se puso en contacto con el secretario general del PRD, Carlos Navarrete,
para advertirle del riesgo de "una provocación" perredista, porque
se podría desencadenar otro Aguas Blancas. De nada sirvieron esas
previsiones del funcionario federal.
Todavía en la noche del miércoles la Secretaría
de Gobernación manifestó su negativa a enviar efectivos de
la Policía Federal Preventiva (PFP) como medida de disuasión.
La dirigencia del PRD no se movió un ápice. La decisión
estaba tomada, asistiría al pueblo. Y fue a la una de la madrugada
de ayer cuando los perredistas se enteraron de un operativo de la
PFP en Teloloapan. Se desplegarían 400 efectivos federales en la
cabecera municipal.
De La Leyenda, ni su sombra
Por la mañana del jueves, cientos de mujeres y
hombres campesinos de la región comenzaron a llegar a la cabecera
municipal.Se vistieron de amarillo para dar la bienvenida a Modesto Brito
y a la cúpula del PRD. Desde la ciudad de México, Rosario
Robles, Ramón Sosamontes, Martí Batres y Juan Guerra salieron
en vehículo rumbo a Teloloapan.
También en el pueblo, muy temprano, Pedro Pablo
Urióstegui alistó sus cosas para irse, acompañado
de una docena de "empleados", a su rancho en la comunidad de Teloloapan
para dar de comer a sus cerdos. La huida del cacique coincidió con
el arribo de los policías federales, que ante la advertencia de
probables actos de violencia se armaron con fusiles de asalto R-15 y R16.
Los efectivos fueron distribuidos en todo Teloloapan. El pueblo fue sitiado.
Paradójicamente
ese operativo, que no se realizó el 6 de octubre como había
solicitado Rosario Robles, se desplegó ante la amenaza de un hombre
impune y una gavilla de empistolados dedicada a imponer por medio de la
amenaza sus condiciones políticas en el municipio desde hace casi
una década. Los federales resguardaron cualquier resquicio por donde
Pedro Pablo pudiera atacar. Y de él, ni sus luces.
Pasado el mediodía, en la entrada del poblado,
más de 3 mil perredistas esperaron a Rosario Robles y su comitiva.
El escenario que observó la presidenta perredista fue insólito:
policías armados en espera de que Pedro Pablo hiciera realidad sus
amenazas de atacarla a ella y a Modesto Brito. "Nosotros creemos que vivimos
en un país libre. No entendemos quién está detrás
de este señor. ¿Acaso quieren que haya un muerto? ¿Dos
muertos? Exigimos que se respete el derecho ¿por qué no se
detiene a este señor?", comentaba la dirigente del sol azteca.
En el mismo sitio donde Urióstegui acostumbra bloquear
la carretera Iguala-Tierra Caliente cuando la realidad se sale de sus parámetros,
los campesinos del PRD iniciaron junto con los dirigentes del PRD, Rosario
Robles, Martín Mora y Guadalupe Eguiluz, una caminata de más
de dos kilómetros. Del escenario de tensión y dudas, aquello
se convirtió en una fiesta. Se lanzaron cohetones. Y, a grito limpio,
la voluntad popular manifestó: "Aquí y allá, Modesto
regirá".
En la retaguardia de la manifestación, a distancia
considerable se encontraban el secretario general de Gobierno del estado,
Marcelino Miranda; el procurador local, Jesús Ramírez, y
el secretario de Seguridad Pública, Luis León Aponte. Supervisaban
que el cacique de Teloloapan no "cometiera otra locura".
Un día antes, Marcelino Miranda y el senador priísta
Héctor Vicario -político cercano a Rubén Figueroa-
se reunieron con Pedro Pablo Urióstegui. En la reunión los
dos enviados fueron parcos con su correligionario del PRI: "Cálmate,
ya no vayas a hacer nada porque el PRD espera tener un muertito. Para hacer
su escándalo y obligar al gobernador, René Juárez,
a renunciar. Ya cálmate, amigo".
Y horas después, en la plaza del pueblo, el jueves,
miles de perredistas que eran resguardados desde las azoteas de los edificios
circundantes manifestaron que no dejarán solo a Modesto Brito. A
ese coro se sumó Rosario Robles. "Aquí estamos a pesar de
las amenazas y a pesar de las solicitudes de que no pisáramos Teloloapan.
Aquí está un pueblo decidido que sólo exige que se
aplique la ley, no estamos pidiendo nada ilegal: que se acabe la impunidad
y que un delincuente como Pedro Pablo Urióstegui esté en
la cárcel".
La entrada del PRD al pueblo se concretó. Con o
sin PFP, así se hubiese dado. La persistencia de Rosario Robles
se impuso. El coraje de Modesto Brito se fortaleció. Y miles de
mujeres y hombres manifestaron la convicción de impedir más
tropelías de La Leyenda y su gavilla. La duda en el aire,
no obstante, se mantuvo: ¿qué hará Pedro Pablo?