Atribuyen ataques a la guerrilla musulmana de Abu Sayyaf y al radical Jemmah Islamiyah
Atentados con bomba en centros comerciales de Filipinas; seis muertos y 150 heridos
No hay indicios de conexión entre estas acciones y las de Bali, sostiene Manila
REUTERS, AFP Y DPA
Zamboanga, 17 de octubre. Por lo menos seis personas murieron y alrededor de 150 resultaron heridas al estallar hoy dos bombas en centros comerciales de Zamboanga, sur de Filipinas, zona considerada eje de la insurgencia musulmana, en un atentado que las autoridades calificaron de "terrorista".
Francia fue el primer país que emitió una condena por estos atentados en Zamboanga, ciudad de mayoría cristiana. "Demuestran otra vez, por si fuera necesario, la necesidad de luchar contra el terrorismo de manera global", señaló la cancillería en París.
Los reportes indican que una primera bomba estalló antes del mediodía en la planta baja del almacén Shop-O-Rama, a dos cuadras de una comisaría. Minutos después detonó el segundo artefacto en el almacén vecino Shopper's Central.
Compradores y dueños de comercios salieron corriendo a las calles gritando "hay otra bomba" y "otra explosión", mientras se observaban ya los escombros, cristales y cuerpos mutilados dispersos por las explosiones.
Expertos del ejército desactivaron otros siete artefactos explosivos en la misma zona, con lo que se evitó una tragedia mayor. De inmediato, numerosos establecimientos comerciales de la ciudad cerraron ante el temor de nuevos atentados.
Este es el segundo ataque en Filipinas en días recientes, pues el pasado 2 de octubre otros artefactos estallaron en un bar de Zamboanga, causando la muerte de tres filipinos y un soldado estadunidense.
El vocero militar Danilo Servando señaló que "esta es una operación terrorista" y la atribuyó a la guerrilla musulmana de Abu Sayyaf, a la que los estadunidenses vinculan con Al Qaeda. Incluso aseguró que otros artefactos desactivados este día eran iguales a los que estallaron el 2 de octubre.
Sin embargo, el mismo militar tampoco descartó que la organización musulmana radical Jemmah Islamiyah (JI) pudiera estar implicada. Ese grupo es investigado en Indonesia en relación con los atentados del sábado pasado en Bali, que dejaron casi dos centenares de muertos.
La presidenta filipina, Gloria Macapagal Arroyo, condenó los ataques y ordenó a las fuerzas de seguridad que no escatimen esfuerzos en esclarecer los sucesos y encontrar a los culpables.
Por lo pronto, las autoridades dijeron haber realizado una redada en la que arrestaron a dos turcos, un malayo y 13 filipinos. Sin embargo, más tarde se informó que todas esas personas habían sido liberadas tras ser sometidas a interrogatorios.
La policía precisó que entre las víctimas y heridos no había ningún extranjero, y sostuvo que el atentado en Bali y los ataques de hoy "están relacionados". No obstante, Seguridad Nacional dijo que de momento no hay indicios de una conexión entre los bombazos ocurridos aquí y los de Indonesia.
La alcaldesa de Zamboanga, a su vez, informó que entre los heridos había unos 20 en estado crítico. También responsabilizó de los atentados a los grupos extremistas musulmanes filipinos, al señalar que no puede haber alguien más que efectúe este tipo de acciones.
Los bombazos de Zamboanga tuvieron lugar no obstante que en el país había una alerta reforzada tras los atentados de Bali.
En Zamboanga, ciudad de unos 700 mil habitantes, hay 260 soldados estadunidenses que llegaron para entrenar a las fuerzas armadas filipinas que enfrentan a la guerrilla de Abu Sayyaf.
En los dos años recientes cerca de 800 soldados han muerto y más de 3 mil han resultado heridos en los combates entre el ejército y los grupos opositores alzados en el sur del país, de acuerdo con un reporte oficial.
La mayoría de las bajas ocurrieron en enfrentamientos con organizaciones separatistas musulmanas en la isla de Mindanao del Sur, mientras que el resto ocurrió en operaciones contra el izquierdista Nuevo Ejército del Pueblo, brazo armado del proscrito Partido Comunista Filipino.
En Pakistán, en tanto, el proscrito grupo islámico Lashkar-i-Jhangvi se atribuyó la responsabilidad de una serie de atentados con cartas-bomba dirigidos el miércoles contra la policía de la ciudad de Karachi, en represalia por operaciones contra combatientes islámicos que efectúa la policía "por orden de Estados Unidos".
En Washington, finalmente, se difundió un estudio del organismo privado Council on Foreign Relations, que asegura que sigue fluyendo dinero por medio de una red financiera de Al Qaeda, porque Estados Unidos carece de la capacidad institucional y voluntad política para presionar a sus aliados al respecto.
A su vez, el jefe de la CIA, George Tenet, rechazó las críticas contra las fallas de la inteligencia estadunidense para prever los ataques del 11 de septiembre, al señalar que se sabía de posibles atentados y que se reportó en su momento, pero que no se conocía si ocurrirían dentro o fuera de Estados Unidos.