Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 14 de octubre de 2002
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Política

Iván Restrepo

Energía, pensar en el futuro

En enero pasado señalamos aquí que los proyectos de reforma legislativa, en su afán de dar mayor participación al sector privado en la generación y distribución de energía en México, olvidaban un asunto de gran importancia, que es el desarrollo de fuentes alternas, al tiempo que se desperdicia nuestro enorme yacimiento energético, ya que contamos con muchísimas horas de sol al día y vientos por doquier. No es algo que tecnológicamente resulte difícil utilizar ni un camino que no podamos recorrer por falta de conocimientos, experiencias o porque exija inversiones elevadas. Diversos centros universitarios y del propio gobierno, así como empresas privadas, llevan décadas trabajando en el tema, pero no han contado con los apoyos necesarios para desarrollar sus prototipos tecnológicos para ponerlos a funcionar en el campo y las ciudades.

Vuelvo al tema porque en la reciente Cumbre de Johannesburgo circuló un documento en el que se recalca que el sol, el viento, el agua y el mundo vegetal tienen la capacidad de suministrar la mayor parte de la energía que demanda el mundo, y que además son fundamentales para reducir las emisiones de gases invernadero, así como los problemas que los combustibles tradicionales derivados del petróleo y el carbón ocasionan en la salud pública y el ambiente.

El documento lo discutió el grupo encargado de analizar el papel de la energía renovable en las estrategias para lograr el desarrollo sostenible y despertó interés, pues mostró los mecanismos mediante los cuales se ha generado electricidad verde, que en Alemania ha tenido enorme avance. Hoy este país ocupa el primer lugar en la generación de energía eólica, una tercera parte de la producción del planeta, e igual sitio en la solar, siendo también notable el crecimiento de la proveniente de utilizar el curso de los ríos, los yacimientos geotérmicos y la biomasa. De esta última usa pedazos de madera, pasto podado y cuanto desperdicio biológico sirve para dicho fin. En los últimos tres años los alemanes duplicaron la cantidad de energía que obte-nían de todas esas fuentes, que aportan el equivalente a 7 por ciento del consumo energético nacional. En un solo año pusieron a funcionar 2 mil estaciones de energía eólica. La meta es que en 2040 la energía renovable cubra la mitad de las necesidades del país.

En Alemania hay derroche energético, pero el gobierno y los arquitectos cada vez piensan más en edificios públicos y privados, casas, fábricas, centros comerciales, escuelas, servicios diversos, oficinas y transporte autosuficientes en términos energéticos con aportación mínima de sistemas externos y convencionales. El llamado del gobierno a la racionalidad ambiental recibe el respaldo de los partidos (luego de no pocos y ácidos debates), centros de investigación y grupos ciudadanos. No es, pues, únicamente un asunto del partido verde y los ambientalistas, ahora tan determinante en la toma de decisiones luego de los pasados comicios.

La base para los cambios recientes y las acciones futuras en la materia es la Ley de Energía Renovable, en vigor desde 2000. El éxito parece radicar en la claridad que existe de que el mundo tiene cada vez más problemas con el petróleo y el carbón, por lo que las inversiones en energía no convencional tienen todas las garantías y facilidades para conectarse a las redes públicas de distribución. Además recibirán una recompensa los próximos años por el esfuerzo que realizan en bien del ambiente local y del mundo.

Mientras esto ocurre en Alemania y otros países europeos, en México seguimos atados al modelo energético tradicional, derrochador de recursos y contaminante, y cuando se habla de abrir el sector al capital privado el modelo parece ser el trasnacional tipo Enron. Al exponer sus propuestas en materia energética, el gobierno y los partidos afirman que son para el bien del país, pero olvidan los ejemplos en materia legislativa que en otras partes han propiciado la generación exitosa de energía no convencional. A esta falta de visión se agrega la de recursos, pero existen: si Pemex recuperara lo que desvió de sus arcas para la campaña del licenciado Labastida e invirtiera la mitad en impulsar la generación de energía solar y eólica, seríamos una potencia regional en esos rubros. Pero los políticos y los funcionarios piensan en el hoy, no en el mañana.

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