Dice que es un trabajo de fusión de varios
géneros
Con su cidí Marcando el paso, David Soraiz
replantea su pasado y presente
ARTURO CRUZ BARCENAS
Hacer canciones que acaben, al paso del tiempo, en tonadillas,
de esas que obligan a preguntar: ¿quién la cantaba?, es la
labor cotidiana de David Soraiz, potosino que a sus 48 años ha decido
cortarse todas las coletas que se van juntando en la vida para dedicarse
en cuerpo y alma a la música, en la vertiente de la trova contemporánea,
entendida como un afán de arte, dijo.
En
entrevista, quien fuera amigo de intérpretes como Amparo Ochoa,
hace ya varios ayeres, desde los años 70, expuso que su tercera
producción discográfica (la primera fue un cassette), Marcando
el paso, en Ediciones Pentagrama, es un "replanteamiento de lo que
he sido y quiero ser". Tan grave es el asunto con este disco que es síntesis
de todos los recuerdos sonoros en su casa, como su madre cantando mientras
hacía el quehacer. Esa imagen se plasmó en su alma.
En el tercero de los cortes, Empecé a escribir,
dice: "Empecé a escribir mis desmemorias como... esposas de un par
de dizque amigos, tan ocasionales, de esos tipos que en los bares te preguntan
por Leonora, la niña que en sexto de primaria se sentó a
tu izquierda, cuando el sexo era un confuso olor a tobillera".
Añadió que hace un trabajo de fusión,
pues confluyen diversos géneros musicales, como tangos, boleros,
chachachás, hasta el blues y el rock, "sobre todo Los Beatles, Bob
Dylan, Leonard Cohen. Pero lo decisivo fue el encuentro con la obra de
Joan Manuel Serrat, quien me hizo ver que con nuestro idioma se pueden
componer bellas e inteligentes canciones. Me marcó profundamente".
Lo hecho por Serrat, agregó, está a contrapelo
"con lo que oíamos en la radio comercial, sobre todo en provincia,
hace veintipico de años. San Luis Potosí era un lugar aislado.
Supe de la trova cubana y antes del exilio sudamericano, y conocí
a Violeta Parra, a Víctor Jara, a Daniel Viglietti y a Alfredo Zitarrosa,
por citar a algunos. Mis gustos son abiertos y hoy puedo abarcar a Manu
Chao y a Los Fabulosos Cadillacs, de quienes he sabido por mis hijos, los
cuales andan en la onda reggaesca".
Decir trova, añadió, es referirse a una
etiqueta, "y lo mismo ocurre con la denominación nueva canción
o canto nuevo, que no es más que una forma de aludir a la nueva
canción catalana o nuevo canto chileno. Es una forma de ponerle
un barco a una serie de sujetos que andamos haciendo algo. Trovador es
aquel que canta sus versos. En ese sentido sí lo soy. Habría
que ver la diferencia entre El trovador solitario que es Pepe Jara,
y después nosotros. En la medida que alguien se agrupa la función
real de la trova está perdida".
En San Luis Potosí, expuso, "nos hemos metido en
esta disyuntiva de la changarrización nacional (tiene un
negocio), creando un bar que se llama Estación 14 (ubicado en Carranza
1016, a cinco cuadras del Centro). Ahí, de miércoles a sábado,
los nostálgicos de las peñas pueden permanecer hasta que
el cuerpo aguante".
Soraiz le ha metido duro a la promoción cultural
e inclusive a la conducción de televisión. "Tengo cinco años
comprometido absolutamente con la canción, y la mejor de éstas
aún no la he escrito."