El problema se manifiesta en falta de atención,
hiperactividad y conductas impulsivas
Por lo menos 1.5 millones de menores padecen de trastorno
por déficit de atención: expertos
ANGELES CRUZ
Falta de atención, hiperactividad y conductas impulsivas
son síntomas típicos (TDA), el cual afecta a la población
infantil y es frecuente en México, afirmaron especialistas y funcionarios
de la Secretaría de Salud (Ssa). Cálculos conservadores indican
que 1.5 millones de menores presentan este problema, de los cuales menos
de dos por ciento ha sido diagnosticado y tratado correctamente.
Los niños con TDA son los que a diario son regañados,
incluso golpeados por no estar quietos, obtener calificaciones reprobatorias
en la escuela, o estar en conflicto permanente con sus compañeros,
hermanos y padres.
Son descuidados, no prestan atención a los detalles,
cometen errores, olvidan o pierden las pertenencias, tienen dificultades
para entender y seguir las reglas de los juegos, parece que no escuchan
y se distraen fácilmente con estímulos insignificantes.
Además de estar en constante movimiento, estos
menores se precipitan en sus respuestas y actos. No esperan turno e interrumpen
continuamente. No toleran la frustración, son impacientes, se exponen
a riesgos y agreden sin motivo.
Un
manejo inadecuado del TDA puede desencadenar en la adolescencia situaciones
de drogadicción o embarazos no deseados. En general se traduce en
fracaso académico (aun cuando posean inteligencia normal), frustración
y marginación social. Además, el TDA no atendido propicia
enfermedades como depresión, angustia y ansiedad.
José Eduardo San Esteban, vocal ejecutivo del Programa
Específico del TDA de la Ssa, afirmó que 70 por ciento de
los casos son de origen genético. Aunque las manifestaciones clínicas
se presentan desde edades muy tempranas, sólo es posible hacer un
diagnóstico certero a los cinco o seis años. Casi siempre
los maestros son quienes detectan la anormalidad, apuntó.
Debido a que no es una enfermedad, el TDA no se puede
curar, sino manejarse mediante la modificación de algunas conductas
que permitan mejorar el desempeño personal. Para los afectados se
trata de aprender a vivir mejor, explicó el funcionario.
Durante un seminario sobre el TDA, San Esteban dijo que
en México no existe información estadística confiable
acerca del padecimiento, pero refirió los datos obtenidos en Colombia,
país muy parecido a este, en el que la prevalencia es de 18 por
ciento. Admitió que en México no tendría por qué
ser diferente. Sin embargo, indicó que "conservadoramente" cinco
por ciento de los niños tendrían el trastorno, es decir,
1.5 millones.
También señaló que al menos la mitad
de éstos continuará con la afectación hasta la edad
adulta, de tal suerte que en el país habría de 2 a 2.5 millones
de personas con TDA.
Respecto de la prevención del TDA, San Esteban
mencionó que no es posible en el nivel primario, es decir, evitar
su aparición. Refirió datos de investigaciones científicas
según las cuales el tabaquismo durante el embarazo y una deficiente
atención perinatal son factores de riesgo para el TDA. Lo que está
fuera de duda, indicó, es que el problema es hereditario. Destacó
que una vez detectado el trastorno es posible evitar las complicaciones
ya señaladas.
Saúl Garza Morales, jefe del Departamento de Neurología
del Hospital Infantil de México Federico Gómez, comentó
los aspectos más relevantes del llamado Consenso Morelos,
en el cual médicos e instituciones académicas y de salud
del país establecieron los principales lineamientos para el tratamiento
del paciente con TDA.
En principio, los candidatos a sufrir el trastorno deberán
presentar síntomas típicos durante más de seis meses
y en dos o más de los ambientes en que se desenvuelven (el hogar,
la escuela, con los amigos, en sus actividades deportivas, entre otros).
Para tipificar el TDA la conducta del niño debe
tener repercusiones negativas en su desempeño escolar, familiar
y laboral. Los especialistas admitieron que el diagnóstico y tratamiento
inicial -que debe ser integral y multidisciplinario- puede ser aplicado
por médicos generales y pediatras capacitados, y sólo en
los casos en que coexisten otras enfermedades se requeriría la participación
de siquiatras o paido siquiatras, apuntó.
El experto mencionó que existe también el
acuerdo sobre la manera en que deben administrarse medicamentos para controlar
el TDA. En la mayoría de las ocasiones, apuntó, el doctor
buscará, en primera instancia, solucionar el problema con manejo
clínico, que significa cambio de actitudes y medidas de disciplina.
Como ejemplo mencionó que en el ámbito escolar
el menor con TDA podría ubicarse en la parte delantera del salón
para evitarle distracciones; cuando ya esté muy inquieto el profesor
podría encargarle alguna actividad, y en los exámenes estos
niños requieren de más tiempo para contestarlos.
En el seminario también participó Salvador
González Gutiérrez, director general de los Servicios de
Salud Mental de la Ssa, quien explicó las principales líneas
de acción del programa en la materia. Dijo que el TDA es uno de
los nueve problemas prioritarios en el campo de la salud mental.
Algunos de los objetivos de la estrategia tienen que ver
con reducir el número de afectados, ayudarles a tener mejor calidad
de vida, eliminar los estigmas, proveer intervenciones efectivas y promover
acciones de investigación.
Resaltó la necesidad de fortalecer la infraestructura
clínica en todo el país y particularmente en los cinco estados
que carecen totalmente de ella: Quintana Roo, Zacatecas, Morelos, Tlaxcala
y Guerrero.