Familias de Motul, Tixpeual y Tixcocob viven
hacinadas en las iglesias
Injusticias y abusos laborales se suman a la devastación
en poblados yucatecos
Cierran maquiladoras y granjas; los dueños se
niegan a pagar salarios vencidos
JENARO VILLAMIL ENVIADO
Merida, Yuc., 2 de octubre. Un día después
de que el presidente Vicente Fox anunciara que se agilizarán las
ayudas a los damnificados por el huracán Isidore, y que se
acabaría con el "manejo político" en el reparto de las despensas,
a escasos 30 kilómetros de la capital yucateca aún se observan
escenas de desolación, con calles anegadas y familias enteras hacinadas
en iglesias o en algunos árboles aledaños a sus destruidas
casas, en las comisarías de Santa Teresa y San Pedro Chacabal, en
el municipio de Motul, o en Tixpeual y Tixcocob, cercanos a Mérida.
También las injusticias y los abusos laborales
se comienzan a sumar a la tragedia. En la maquiladora SunLine, propiedad
de Eduardo Curi Hadiat, un grupo de trabajadores protestan a las puertas
de la fábrica textil, que emplea a más de 200 personas y
cuya nave central fue destruida por el huracán.
De acuerdo con el trabajador William Burgos Sosa, los
patrones no les han pagado completo el salario que les deben. En esta fábrica
se trabajaban jornadas de hasta 12 horas diarias, de lunes a sábado,
y con salarios que no rebasan los 450 pesos quincenales.
Granjas abandonadas
En el camino a Muxupip, dos grandes granjas productoras
de cerdo y carne vacuna se encuentran prácticamente abandonadas.
El encargado de la granja San Antonio Pork informa que apenas un día
antes murieron cerca de 80 de los 3 mil puercos que sobrevivieron a los
daños ocasionados por el huracán.
El dueño de la granja, Antonio Dáguer, prefiere,
al parecer, dejar morir a los cerdos que donarlos a las poblaciones vecinas
que padecen hambre. En sus dos granjas trabajaban aproximadamente 60 personas.
Están paradas desde que el huracán azotó la
región.
Por lo pronto, en la comunidad Santa Teresa las 28 familias
que se refugiaron en la iglesia de la comunidad se preparan para comer
un cerdo que sacrificaron. Desde hace más de una semana viven en
medio del lago que cubre la comisaría. El huracán destruyó
las casas y mató a más de 80 aves, cuyos restos se encuentran
sobre la superficie anegada. Sólo la Cruz Roja y los servicios de
agua potable estatales han llegado hasta ellos. El alcalde de Motul, Carlos
Cuc, ni sus luces. Todos se quejan ante su insensibilidad y su falta de
ayuda.
Don Rodrigo Tzul Tec, un anciano de más de 70 años,
no pierde el sentido del humor mientras prepara el cerdo para sus familiares.
"El cochinito me dijo que lo matara antes de que se muriera de sed", refiere.
Recuerda que desde hace 50 años no veía que el agua subía
al nivel que actualmente cubre la comisaría, un viejo enclave desfibrador
de henequén.
Don Cidronio Tamayo Cauich recuerda que después
de que pasó el huracán Isidore, los vecinos de la
comisaría se refugiaron en la iglesia. La mayoría perdió
todo. Al fondo se observa un poste de luz que cayó encima de una
frágil choza.
"La mayoría nos juntamos como pajaritos en la iglesia.
Es la mejor forma de ayudarnos", reflexiona.
Apego a la tierra
A unos cuantos metros de esta comunidad se ubica otra
comisaría motuleña: San Pedro Chacabal. En la telesecundaria
Luis Rosado Vega se observa a decenas de refugiados. Son 11 familias cuyas
casas fueron destruidas por el huracán. Algunas han vivido entre
las ramas de los árboles que cayeron junto a sus chozas o acostadas
en sus hamacas, sin techo y con agua debajo de sus cuerpos. Prefieren la
insalubridad a abandonar su pedazo de tierra.
El gobierno del estado envió a San Pedro una máquina
para drenar y sacar agua que desde hace 10 días se mantiene en un
nivel que rebasa la cintura de los habitantes. Don Severiano Malam Bac
muestra las casas destruidas y señala que "no ha llegado nada del
asbesto ni de la ayuda que nos prometieron" para reconstruirlas.
Como buena parte de los hombres mayores de estas dos comunidades,
don Severiano trabaja para el empresario Hidalgo Jiménez. Hasta
ahora, él no les ha brindado ningún apoyo. La ayuda más
efectiva, confirman los lugareños, ha sido la de la Cruz Roja.
En la entrada de la hacienda San Pedro, en medio de los
charcos -en uno de ellos murieron 80 aves- hay una barda con un contrastante
anuncio de la Secretaría de Salud en el cual se lee: "Por el agua
limpia no pasa el cólera". Estos no son tiempos de agua limpia para
los habitantes de estas comisarías y, muy probablemente, señala
Sergio Gual, voluntario de la Cruz Roja, el cólera y el dengue harán
su aparición.
Las despensas guardadas
En el municipio de Motul son pocos los habitantes que
hablan bien de su alcalde. Todos se quejan de la falta de compromiso del
edil panista, y de que desde el domingo pasado guardó las despensas
sin repartirlas entre las familias más necesitadas.
En una discoteca de la calle 27, habilitada como bodega,
comprobamos que se almacenan litros de agua, cajas de galletas y algunas
escasas despensas, porque los responsables del municipio indican que las
han repartido a la mayoría de los vecinos pobres del municipio.
De acuerdo con su reporte, han repartido 5 mil 800 despensas,
que han sido insuficientes para los más de 30 mil habitantes, la
mayoría damnificados por el huracán.
Aseguran que también repartieron ya 2 mil cobertores,
mil colchonetas y medicamentos, y brindan atención los servicios
coordinados de salud.
"Nosotros atendemos a la misma gente del programa Oportunidades",
dice uno de los repartidores de despensas, aludiendo al programa que sustituyó
al Pronasol y que los opositores del alcalde motuleño consideran
que tiene un tinte electoral.
En otros municipios, como Tixcocob y Tixpeual, la gente
humilde también se queja por la falta de apoyos de sus respectivos
municipios. Por si fuera poco, el huracán dejó devastadas
varias granjas y las tres grandes maquiladoras de la zona de Tixcocob:
Maquiladoras de Hilos, SunLine y Granja Tixcocob. La gente tiene temor
de quedarse sin empleo y también se queja de que el alcalde priísta
Miguel Lara Sosa no les ha otorgado la ayuda suficiente.
"Fox llegó a Tixpeual, pero no a Tixcocob. ¿Por
qué nos desprecia? ¿Porque votamos por el PRI o porque le
tiene miedo a la desesperación de la gente?", se pregunta doña
Marta Eb. Decenas de niños corren a su alrededor porque ha aterrizado
un helicóptero de la Comisión Federal de Electricidad. "Siquiera
ya nos trajeron la luz", completa la señora Marta.