Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 3 de octubre de 2002
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Política

MEXICO-CUBA

La conexión mexicana de las maniobras desestabilizadoras

El Fondo Nacional para la Democracia, punta de lanza del "capitalismo democrático"

La "industria de la contrarrevolución" puede proporcionar un apacible modus vivendi

En México la NED ha financiado partidos, sindicatos y varias ONG, como la CMDPDH

CARLOS FAZIO/ II

Durante las administraciones Reagan y Bush padre, y como parte de una misma estrategia, los ideólogos de la guerra encubierta contra Cuba incentivaron las acciones de sus agentes en México a fin de establecer una plataforma política y de propaganda para sus acciones desestabilizadoras contra la isla.

Tradicionalmente, una de las herramientas privilegiada para los fines subversivos de los agentes de la CIA y sus organismos de provocación o "pantalla" ha sido la promoción de la "democracia" y "la defensa de los derechos humanos". Esas han sido las banderas principales del modelo del "capitalismo democrático" en versión neoconservadora, proyecto basado en el triunfo universal de la idea liberal que dio paso a la "teoría del fin de la historia" de Francis Fukuyama y a la dictadura del pensamiento único neoliberal.

La exportación del modelo de sociedad estadunidense, como parte de una óptica de seguridad nacional del consenso post Reagan, robusteció una singular matriz de expansionismo ideológico que tuvo como uno de sus ejes la "asistencia política democrática", que contó con aval bipartidista republicano-demócrata.

En los años 80 se formó una trama organizativa inédita que el instituto Resource Center llamó "red de intervención democrática". La red cuenta con una infraestructura nacional e internacional de organismos privados, financiados directa o indirectamente por el gobierno estadunidense. La institución medular de ese proyecto hegemónico es el Fondo Nacional para la Democracia (National Endowment for Democracy, NED), que recogió y sintetizó la vasta experiencia de condicionamientos ideológico, político y económico desplegada por grandes fundaciones como Ford, Rand, Rockefeller y Carnegie durante la guerra fría. Abundante literatura revela cómo dichas fundaciones realizaron labores de infiltración y reclutamiento para la "comunidad de inteligencia" en instituciones oficiales, servicios de seguridad, partidos políticos, sindicatos, universidades y organizaciones no gubernamentales de América Latina, México incluido.

El Fondo Nacional para la Democracia fue instalado por el Congreso en 1983 a iniciativa de la administración Reagan. Aunque la mayoría de sus fondos son aportados por el gobierno del bolsillo de los contribuyentes, el NED suele ser considerado oficialmente como "una organización independiente y no partidaria". Según el Departamento de Estado, el NED "administra una amplia gama de proyectos que enfatizan el entrenamiento de líderes, la educación cívica, la expansión y el fortalecimiento de enlaces entre partidos políticos estadunidenses y regionales, el desarrollo de maquinaria electoral, el sostén de sindicatos democráticos y la promoción de la empresa privada".

La "asistencia política" transcurre sustancialmente por un carril cuasiprivado omatos_cuba_lls paraestatal. Sin embargo, y no obstante los "buenos propósitos" oficiales, en su corta vida el NED cuenta con un amplio historial de actividades de espionaje en países como Nicaragua, Panamá, Filipinas, Sudáfrica y Polonia.

Según reveló The New York Times el 31 de marzo de 1997, el NED fue creado para llevar a cabo "operaciones encubiertas de la CIA". En México ha financiado partidos, sindicatos y organismos no gubernamentales, entre ellos la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos, que dirigiera la actual vicecanciller Mariclaire Acosta. El NED también ha hecho voluminosas aportaciones a grupos ultraderechistas del exilio cubano.

Recibir recursos del NED no convierte a quienes se beneficiaron de los fondos en agentes o títeres del imperialismo estadunidense, eso sería una inferencia reduccionista, pero a priori tampoco se puede descartar lo contrario. Existen sobrados ejemplos de individuos que han encontrado un apacible modus vivendi como empleados de una lucrativa "industria de la contrarrevolución" controlada por Washington. Tras la caída del muro de Berlín y la irrupción de la dictadura del pensamiento neoliberal, se puso de moda el anticastrismo intelectual. El mercado comenzó a pagar muy bien las historias de "ex agentes de la inteligencia cubana", delatores y antiguos mercenarios. Algunos de ellos, como Hubert Matos y Jorge Masetti, fueron presentados recientemente en México como adalides de la democracia, por organizaciones "pantalla" como La Otra Cuba.

Philip Agee ha explicado en el Diario de la CIA. La Compañía por dentro que el delicado arte del reclutamiento incluye como agentes desde pulcros académicos universitarios desprovistos de moral e imbuidos de una ideología de supremacía estadunidense sobre el resto del universo, aventureros políticos, jóvenes estimulados por determinadas fantasías o necesidades económicas, periodistas, miembros de los servicios de inteligencia nativos, hasta modestos hampones, pero también a sujetos que desconocen a quién sirve lo que están haciendo. Muchos cumplen simplemente tareas de "apoyo", proporcionando sus casas para reuniones, puestos de escucha y puntos de observación o se desempeñan como "correos" o "mensajeros". No pocas veces, dada su inexperiencia política, los candidatos son reclutados por cuenta de organismos descoloridos o insospechables. Lo que se denomina "reclutamiento bajo una bandera falsa".

El affaire Riera

En octubre de 2000, a raíz de la deportación "al vapor" de Pedro Aníbal Riera -ex cónsul cubano que supuestamente realizó actividades de espionaje aquí a finales de los años 80- se reveló que el presunto desertor poseía información sobre las operaciones de espionaje de la CIA en México, así como de una red de inteligencia cubana, incluyendo nombres de informantes en el gobierno mexicano.

Riera fue detenido el 3 de octubre de 2000 en la colonia Roma, cuando salía de una cita con José Luis Valles, agente del Centro de Inteligencia y Seguridad Nacional (Cisen), en compañía del cubano Edelmiro Castellanos, corresponsal de Radio Martí. Según la información oficial, Riera fue devuelto a la isla por las autoridades del Instituto Nacional de Migración al no poder acreditar su estancia legal en el país. Otra versión indica que habría solicitado asilo político ante la Secretaría de Relaciones Exteriores, lo que no consta en la declaración ministerial que brindó antes de ser expulsado.

Durante el breve lapso que estuvo de "ilegal" en México, se reunió, entre otros, con el ex senador Adolfo Aguilar Zinser, entonces coordinador de asuntos internacionales del equipo de transición del presidente electo Vicente Fox y actual representante de México ante el Consejo de Seguridad de la ONU. También se entrevistó con el embajador de Estados Unidos, Jeffrey Davidow, y agentes de inteligencia de la misión, aunque la versión fue desmentida por el diplomático. Algunos protagonistas mexicanos de la trama y el corresponsal de Radio Martí, Edelmiro Castellanos, quien acompañaba a Riera cuando fue aprehendido, habían venido participando en actividades relacionadas con la contrarrevolución en la isla.

Quedó la duda de si fue una acción montada por la inteligencia cubana para infiltrarse en el exilio en México o un operativo de los grupos radicales de Miami para presionar al entrante gobierno foxista. Había un antecedente cercano.

El 4 de agosto de 2000 había sido detenido en el aeropuerto José Martí de La Habana el mexicano César Chávez Avila, miembro del directorio de La Otra Cuba, el grupo anticastrista con sede en México desde 1997. Pocos días antes Chávez había "renunciado" a su cargo de analista de inteligencia del Cisen. Las autoridades aduanales cubanas encontraron en su maleta una videocasetera, una máquina de escribir, dos videos, folletos, dos libros de propaganda del llamado Grupo de los Cuatro, que encabeza Vladimiro Roca, cinco paquetes de tarjetas de presentación de ese grupo disidente y poco más de mil dólares de "ayuda humanitaria". En las categorías de la guerra encubierta se trató de un caso típico de "correo". Las autoridades isleñas lo arrestaron por "actividades contrarrevolucionarias" destinadas a "subvertir el orden y confrontar a los cubanos".

Jorge Poo, quien entonces encabezaba el comité directivo de La Otra Cuba, admitió que "el contenido de los videos y los libros son críticos del régimen (cubano), no lo negamos, pero habría que agregar que se inscriben en una línea pacífica y con miras a despertar la conciencia cívica y la participación ciudadana". No obstante su pacifismo, dijo que "México es un lugar estratégico para golpear al régimen castrista" y que entre los objetivos de La Otra Cuba está "crear una corriente de opinión capaz de contrarrestar la propaganda oficial y desencadenar un movimiento de apoyo a la disidencia en la isla". La sintonía de La Otra Cuba con los propósitos subversivos de Radio y TV Martí eran evidentes. Según Poo, "los cubanos del exilio en México son bastante apáticos", se olvidaron de "la falta de libertades y la represión". El guión podría llamarse "mexicanos al rescate".

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