Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 1 de octubre de 2002
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Mundo

Lula, "primer neosocialista" en llegar al poder en este país, estiman analistas

Un ex obrero, a punto de alcanzar la presidencia brasileña con el beneplácito de los empresarios

Ciro Gomes, del Frente Laborista, podría abandonar la carrera para apoyar al aspirante petista

STELLA CALLONI ENVIADA

Sao Paulo, 30 de septiembre. A seis días de las elecciones presidenciales en Brasil, que según los últimos sondeos podrían ser ganadas en primera vuelta por Luiz Inacio Lula da Silva, del Partido de los Trabajadores (PT), existe una atmósfera de expectativa en el gigante sudamericano y en toda la región, por el desafío que significa la decisión de un electorado que podría llevar por primera vez a un obrero a dirigir la mayor economía latinoamericana, y también por las evidentes presiones estadunidenses por medio del inasible "movimiento de mercados".

Muchos analistas señalan ya a Lula como el "primer neosocialista" en gobernar Brasil y estiman que el impacto de su victoria sería similar al ascenso de Salvador Allende al poder en Chile en 1970. Por otra parte, también se recuerda aquí que estos son otros tiempos, pues si bien Washington está en su momento de mayor virulencia, también es cierto que el candidato petista se acerca al poder cuando ha estallado la burbuja del neoliberalismo.

Además, el ex obrero metalúrgico, que se preparó cuidadosamente para llegar al gobierno y que ya ha protagonizado tres frustrados intentos, está a punto de alcanzar la presidencia con el beneplácito de fuertes sectores empresariales que esperan una reactivación del mercado interno y "piensan en Brasil", como rezan algunos de sus esloganes.

Una señal se dio cuando se conoció aquí que el presidente del banco Itaú, Roberto Setubal, dijo frente a empresarios e inversores en Washington que Lula será "seguramente" el ganador, y que la comunidad empresarial brasileña está preparada para apoyarlo, aun cuando Setubal ha anunciado que votará por el candidato oficialista.

No sólo por esta razón las elecciones del próximo domingo son especiales. También es la primera vez que compiten cuatro candidatos que han estado vinculados a la izquierda o a sectores progresistas. Lula, desde su nacimiento como dirigente obrero metalúrgico y fundador del Partido de los Trabajadores (PT) hace 22 años; su inmediato rival y candidato oficialista, el socialdemócrata José Serra, pero considerado en el pasado un cristiano marxista. Según sondeo de Vox Populi, Lula tiene ya 43 por ciento, muy por delante de los 18 de Serra.

Los siguen Anthony Garotinho, del Partido Socialista Brasileño, hombre con formación en la izquierda moderada, y Ciro Gomes -que muchos vinculan con la oligarquía nordestina-, el candidato del Frente Laborista, antiguo Partido Comunista (PC), apoyado por Leonel Brizola, ex gobernador de Río y una de las personalidades políticas más fuertes del país. Ya hay versiones de que Gomes podría abandonar la carrera para poder dar a Lula el triunfo seguro en primera vuelta.

Por lo pronto, la presencia de estos cuatro candidatos vinculados a la izquierda o a la centroizquierda es algo que nunca había sucedido en Brasil. El propio presidente Fernando Henrique Cardoso ha dado sus puntos de vista sobre Lula, calificándolo de hombre tenaz que a pesar de no haber asistido a la universidad sabe más de la vida de los brasileños que los universitarios.

De alguna manera piensan lo mismo varios empresarios, como el presidente de la empresa líder Gradiente, Eugenio Satub, quien dejó atrás a su viejo amigo Serra para estar junto a Lula, por considerar al petista un "estadista capaz de unir a las fuerzas del trabajo, a los empresarios y a otras fuerzas sociales".

En su campaña, Lula ha esbozado un programa de desarrollo industrial y de líneas socialdemócratas en lo político, y hoy dijo a corresponsales extranjeros que el país "no se quiebra", en alusión a las presiones de los "bancos" que tratan de especular para obtener dinero fácil.

Pero todos conocen el escenario que espera a quien llegue a la presidencia en Brasil, donde al efecto tango, los más de 50 millones de personas que viven en la pobreza extrema, los ocho millones de desempleados y una cifra similar de subempleados, se les suma ahora una clase media empobrecida por la recesión en los últimos años.

También es cierto que la posible llegada de Lula a la presidencia mantiene en vilo a toda la región, oscilante entre la esperanza y cierto temor, no al candidato en sí, sino a la respuesta que pueda dar Washington, aunque siempre se advierte que "Brasil no es un cordero".

En cuanto al tema candente del Mercado Común del Sur (Mercosur), muchos analistas piensan que Lula podría redimensionar la integración, especialmente después del rotundo rechazo de millones de brasileños, en el reciente plebiscito realizado por organizaciones afines al candidato petista, al Area de Libre Comercio para las Américas (ALCA). A diferencia de Serra, que ya prometió revisar los Acuerdos de Ouro Preto de 1994 que instalaron la unión aduanera del Cono Sur, Lula está en favor de acelerar la integración, corriendo por delante del ALCA.

En todo caso, que un líder surgido del movimiento obrero pueda llegar al gobierno de la novena economía del mundo es un hecho más que significativo, en momentos en que Washington intenta alinear automáticamente a toda la región. La mayoría de los analistas argentinos y de otros países del Mercosur reconocen que Brasil ha sido en estos tiempos "una muralla" frente a este avance hegemónico, y las confrontaciones recientes entre el presidente George W. Bush y Cardoso muestran el grado de exasperación existente.

Dificultades por el ALCA

El politólogo brasileño Luis Alberto Moniz Bandeira ha señalado incluso que "es posible que el retiro del apoyo a Argentina por parte del gobierno de Washington haya estado influenciado por la oposición de Estados Unidos al crecimiento de la economía brasileña y al propósito de Brasilia de participar de las negociaciones para la formación del ALCA en posición de fuerza, basada en el Mercosur". En este sentido, Moniz Bandeira recordó los intentos estadunidenses por "instrumentalizar" a Argentina contra Brasil, lo cual fue evidente cuando gobernó Carlos Saúl Menem.

Los analistas brasileños, como el propio Moniz Bandeira, estiman además muy difícil la instalación del ALCA, debido a los subsidios en la agricultura mantenidos por Estados Unidos y a una legislación que afecta las ventas de productos manufacturados como los siderúrgicos brasileños.

Por todo esto, Brasil es hoy centro de la atención del mundo, porque se considera que aquí se juega nada menos que el futuro de América Latina.

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