ENTREVISTA /JUAN
N. SILVA MEZA, MINISTRO DE LA SCJN
El fallo sobre ley indígena, legal, no complaciente
UNA RESOLUCION FAVORECEDORA HABRIA PERJUDICADO AL PODER
JUDICIAL
Las decisiones de la Corte, dice el magistrado respecto
a las controversias que resolvió, pueden no coincidir con las aspiraciones
de los demandantes, pero la institución refrendó que su desempeño
está apegado con todo rigor a las disposiciones legales
JESUS ARANDA
Convencido de que al igual que en el juicio de amparo
la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) tiene facultades
para analizar vicios en el proceso de reforma constitucional, el ministro
Juan N. Silva Meza advierte, sin embargo, que en caso de que el máximo
tribunal hubiera emitido un "fallo favorecedor, complaciente" al dictaminar
en materia indígena, ello habría repercutido de manera negativa
en el futuro porque no habría un Poder Judicial Federal (PJF) confiable.
"Las decisiones de la Corte no pueden ser de otro orden,
gusten o no gusten, en tanto que la decisión, en un principio, puede
no ser coincidente con la aspiración y sin importar cuál
sea el grado de aceptación", subraya. Así, el PJF "iba a
estar actuando para complacer, para no tener problemas, para tener una
aceptación ficticia en cualquier estrato de la sociedad", dice el
ministro, integrante de la minoría de tres que consideró
procedentes pero infundadas las controversias constitucionales en materia
indígena, quien rechaza las acusaciones sobre el desempeño
del máximo tribunal por haber actuado de una forma "ortodoxa" y
no atender los reclamos de justicia de los pueblos indios.
El también presidente de la primera sala de la
Corte rechaza que este fallo represente un obs-táculo para solucionar
el problema indígena y destaca que ahora le corresponde al Poder
Legislativo y a los gobiernos federal y estatal atender la problemática.
"La pelota se jugó bien o mal en el partido que nos tocó
jugar, pero ya no está en nuestra cancha", señala. Reconoce
que éste, al igual que otros temas que revisa la Corte, se "politizó",
además de que factores "externos" generaron una expectativa mucho
mayor de lo que en realidad estaba planteado en las propias controversias
constitucionales.
Con
su fallo, dice, la SCJN confirma su posición de garante de la constitucionalidad
de los actos de todas las autoridades y su total y absoluto respeto y sumisión
a la Constitución, en tanto que no puede llegar más allá
en sus decisiones de lo que la propia Carta Magna le autoriza.
"Se ha dicho que la SCJN no estuvo a la altura del problema
que fue sometido a su consideración. Al contrario, reafirmó
su compromiso de ser una institución confiable, en tanto que su
desempeño está ceñido estrictamente y con todo rigor
a las disposiciones constitucionales", puntualiza.
-¿Qué hay de las peticiones que hicieron
las comunidades indígenas demandantes de que la Corte dejara la
ortodoxia jurídica y respondiera a la problemática social?
-Una de las inquietudes que percibimos con posterioridad
al resultado fue precisamente que se había generado una expectativa
que no correspondía a la realidad. El espectro jurídico estaba
sumamente acotado, si bien, fundamental e importante, en tanto que por
primera vez en una controversia constitucional se estaba impugnando una
reforma constitucional. Pero el tema era muy corto jurídicamente
y no correspondía a esa expectativa equivocada que se generó
por parte de actores externos.
"No podía esperarse cosa diferente de la que resultó,
porque en el caso de admitirse la procedencia ésta sólo llevaba
a analizar el procedimiento de reforma para decir si es válida o
no la reforma, independientemente de su consecuencia.
La "politización" del caso
-¿Se politizó desde un inicio este fallo?
-Desgraciadamente este y otros casos se pueden politizar
al exterior del Poder Judicial. Se pueden politizar en el sentido de orientaciones
de partidos, de gobierno, de otro tipo de intereses, y ese es precisamente
uno de los grandes retos que enfrenta la Corte, el que las acciones jurisdiccionales
que se deducen van precedidas o en forma simultánea están
acompañadas de un entorno que tiene matices de otro orden, ajeno
al jurisdiccional.
"El gran reto de la Corte es desprenderse de cualquier
ingrediente o matiz que no sea el estrictamente jurídico. Las decisiones
no pueden ser de otro orden, gusten o no gusten, en tanto que la decisión
en un principio pueden no ser coincidente con la aspiración.
"Sin embargo, en un análisis mas frío puede
generar mayor confianza en tanto que de haber sido un fallo favorecedor,
complaciente con las intenciones de los demandantes, iba a repercutir en
un futuro de manera negativa, en tanto que ya no habría un Poder
Judicial confiable porque estaría actuando para complacer, para
no tener problemas, para tener una aceptación ficticia en cualquier
estrato de la sociedad. Y ese no es el papel de la Suprema Corte ni del
PJF. La gran tranquilidad será que la Corte, con honestidad, con
convicción, con independencia, resuelva todos los fallos que le
sean planteados sin importar cuál va a ser el grado de aceptación.
-En el dictamen final se habla de que el proyecto de la
minoría lo declaraba procedente pero infundado. ¿Por qué?
-Porque las alegaciones no tenían el fundamento
para determinar la veracidad de lo alegado. Eran muchos los temas, hablaban
que no habían sido escuchados, que no habían sido tomados
en cuenta, y en el voto de la minoría en el que se consideraba procedente
la reforma se advierte lo infundado de lo alegado.
"Por ejemplo: se decía que no era válida
la reforma en tanto que no estuvieron los votos de todas las legislaturas.
No es un requisito que exige la Constitución; éste un ejemplo
de las aspectos alegados.
-Usted comentaba que este fallo de la Corte no es el fin.
-Sí, definitivamente, si esto lo advertimos desde
el punto de vista de la temática del problema indígena de
México, de las reformas constitucionales, de la atención
que están teniendo ahora estos temas.
"Nosotros sabemos, nos damos cuenta, somos mexicanos,
que los temas indígenas estaban estacionados, inclusive en la actuación
indispensable del Poder Legislativo federal y estatal para continuar con
el desarrollo de la reforma indígena. La Corte quitó la barrera
que se había establecido para efecto de continuar con el trabajo
legislativo.
"Corresponde ahora al Poder Legislativo, a las legislaturas
de los estados, atender y aterrizar la reglamentación de la reforma
constitucional en materia indígena. Ahí es donde ahora podrán
solucionarse muchos de los problemas que se han venido planteando ajenos
a la controversia constitucional.
-¿Aunque haya algo tan fundamental para las comunidades
como es el hecho de que no se les reconoce como sujetos de derecho?
-Esa es una temática que está a discusión,
todo este tema afloró, yo inicié mi intervención diciendo
que tenemos este parteaguas a partir de enero de 1994, que es cuando se
evidencian problemas ancestrales y se da una serie concatenada de actos
que llegan a una reforma constitucional. Buena o mala, no nos corresponde
juzgarla mientras no se nos plantee el caso concreto.
"Pero en ese camino está, hubo una barrera en cuestión
del histórico número de controversias planteadas. Se quita
la barrera y queda lo demás. La temática en sí misma
nos es ajena y no podemos emitir absolutamente ningún fallo sobre
sus derechos, sus costumbres, son cuestiones que empezarán a caminar
solas. La pelota se jugó bien o mal en el partido que nos tocó
jugar.
-¿La Corte perdió una oportunidad de ir
más allá, de dejar atrás la ortodoxia para escuchar
la voz de las comunidades indígenas?
-Se ha hablado de la oportunidad perdida de la Corte.
Creo que es una oportunidad de reafirmar su compromiso de respeto estricto
a la Constitución; reafirmó el lugar que tiene y le dio a
todas esas comunidades la oportunidad de advertir que tiene un Poder Judicial
confiable, que no va más allá de lo que puede hacer.