Inaceptable que el instituto experimente en materia de trasplantes, señalan expertos
Renuevan dudas sobre un fármaco introducido por el IMSS
ANGELES CRUZ
A más de dos meses de haber sido denunciada por pacientes trasplantados del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), la introducción de Zaven Me, medicamento inmunosupresor (ciclosporina), que no ha demostrado tener igual eficacia curativa que el original, la única respuesta que han dado las autoridades es que el fármaco obtuvo el registro de la Secretaría de Salud (Ssa), y por consiguiente, "se cumplió con la normatividad".
Lo que reclaman los enfermos es que el inmunosupresor Zaven Me compruebe científicamente que con su uso no habrá rechazo del órgano trasplantado y que los pacientes mantendrán una buena calidad de vida. Mateo Ramírez, presidente de la Federación Nacional de Pacientes Renales, señaló que hasta ahora la empresa distribuidora del medicamento, Pichsa Médica, tampoco ha contestado nada, con lo cual únicamente se acrecientan las inquietudes de los quejosos.
Aún más preocupante resultó para los inconformes la declaración de la Ssa el pasado martes, cuando afirmó que "Zaven Me cuenta con la información técnica y científica que demuestra su calidad farmacéutica". Según la dependencia, también "tiene análisis repetidos de control de calidad" y "no cuenta con pruebas de bioequivalencia realizadas en México por un tercero autorizado porque no es un genérico intercambiable (GI). Es un genérico".
Como la mayoría de los medicamentos registrados en México por la Ssa, Zaven Me únicamente acreditó su calidad farmacéutica, lo cual no comprueba la eficacia terapéutica (curativa) de sus componentes químicos. Este problema no existiría si para la obtención del registro sanitario se exigieran a los laboratorios las pruebas de intercambiabilidad con las que el producto comprobaría tener el mismo efecto que el innovador, respaldado por al menos 10 años de investigación.
En su comunicado del 24 de septiembre, la Ssa también afirmó que "el tratamiento con ciclosporina (cualquiera, incluyendo Zaven Me) requiere de monitoreo periódico de la concentración sanguínea del fármaco y, de acuerdo con ello, se ajusta la dosis".
A decir de especialistas consultados por La Jornada, el problema radica en que ese monitoreo debió practicarse antes de prescribir el fármaco a los pacientes. Tenía que ser así, pues es muy alto el riesgo de que el organismo rechace el órgano. Implica, además de un gasto económico mayor, la posibilidad de muerte de los pacientes.
Explicaron que tratándose de trasplantes de órganos y tejidos la experimentación no es aceptable bajo ninguna circunstancia, pero eso es lo que están haciendo las autoridades del IMSS.
Insistieron en que Zaven Me, fabricado por una empresa india, únicamente se distribuye en aquel país y ahora en México por conducto de Pichsa Médica. La pregunta obligada, según los expertos, es Ƒpor qué no lo hay en otro lado y por qué tampoco existen estudios que demuestren su efectividad terapéútica?"
Ninguno de los médicos trasplantólogos se opone a que el IMSS busque la forma de ahorrar recursos económicos, siempre que no sea a costa de la salud de los derechohabientes, subrayaron.