Carlotto convoca a frenar la violencia "desde
la unidad y la toma de conciencia"
Miles repudian en La Plata el atentado contra la dirigente
de las Abuelas de Plaza de Mayo
Aumenta el apremio social luego de la decisión
del FMI de negar apoyo a Argentina
STELLA CALLONI CORRESPONSAL
Buenos Aires, 27 de septiembre. Miles de manifestantes
repudiaron en La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires, el atentado
perpetrado una semana atrás en la casa de Estela Carlotto, presidenta
de Abuelas de Plaza de Mayo; la vivienda fue baleada después de
que la dirigente y otros personajes difundieron un documento denunciando
a la policía bonaerense por la falta de justicia y el asesinato
de jóvenes.
A la marcha asistió una representación de
las autoridades bonaerenses, encabezada por el gobernador, Felipe Solá,
en momentos en que grupos de mafias policiales resisten una transformación
que intenta el ministro de Seguridad, Juan Pablo Cafiero, también
presente en la movilización.
Al concluir la marcha en una plaza frente a la Catedral,
Carlotto llamó a frenar la violencia "desde la unidad ciudadana
y la toma de conciencia". Al comienzo hubo enfrentamientos entre algunos
manifestantes y militantes de la Juventud Peronista, que llevaron carteles
partidarios, contraviniendo un pedido especial para que no se llevaran
pancartas identificatorias.
A una semana del atentado, el gobierno aún no ha
podido encontrar a los agresores y la mayoría de los analistas coinciden
en que se trata de grupos ligados a sectores policiales, que utilizaron
-como en la represión del 26 de junio en el Puente Pueyrredón,
que dejó dos jóvenes desocupados asesinados- armas largas
y las tristemente recordadas itakas usadas en los de la dictadura
(1976-1983).
Asimismo, continúan llegando solicitudes al presidente
Eduardo Duhalde desde diversos lugares del mundo para que se investigue
si hay desaparecidos como resultado de la violenta represión policial
en Jujuy -extremo noroeste de Argentina- del pasado 20 de septiembre, para
que se libere a más de cien detenidos y se suspendan las órdenes
de aprehensión contra sindicalistas.
Esto ocurre en momentos en que el gobierno enfrenta una
dura e "inexplicable" decisión del Fondo Monetario Internacional
(FMI) de no ayudar a Argentina, y los funcionarios admiten que el país
deberá salir solo de la crisis, la situación sigue agravándose
en lo social y los desocupados "piqueteros" continúan en su protesta,
cortando calles en reclamo de planes sociales.
Hoy hubo cortes de calles y puentes en el sur de la ciudad,
y en Tucumán miles de desocupados reclamaron ayuda social al gobernador
justicialista Julio Miranda, acusado por hechos de corrupción.
En esa misma ciudad culminó hoy una marcha por
"pan, paz y trabajo", en la que participaron 10 mil pesonas convocadas
por la Central de Trabajadores Argentinos y la Corriente Clasista y Combativa.
También en Tucumán ocurrieron serios incidentes
en la estación de trenes de Constitución, utilizada por la
mayoría de los obreros que viven en el sur -los más pobres-
al encontrarse con un paro del ferrocarril en protesta por la cesantía
reciente de unos 300 trabajadores.
Conjuntamente con el apremio social, existe un fuerte
debate público por el proceso electoral y la presencia del ex presidente
Carlos Menem, que ha prometido "volver" y ser "millones". Ello ha creado
un clima de fuerte rechazo, en especial en las populares asambleas de vecinos
y por la incapacidad gubernamental para imponer justicia.
Menem y sus ex funcionarios tienen múltiples denuncias
en la justicia, pero el ex presidente se creó una muralla jurídica
colocando jueces amigos en la Corte y en juzgados claves.
Si la situación social es ya dura aquí también
lo es la falta de justicia y la impotencia ante "todas las impunidades
que atraviesan a nuestra sociedad", como dijo la propia Carlotto a La
Jornada.
También organismos sociales y humanitarios preparan
una dura respuesta a lo que llamaron "el chantaje" del FMI, después
de que Anne Krueger, la número dos de ese organismo, amenazó
con frenar todos los créditos para ayuda social.
Esto fue condenado en diversos círculos aquí,
mientras que en otros se expresó "regocijo" después que el
presidente estadunidense, George W. Bush, ha decidido, según el
documento Estrategia para la seguridad nacional de Estados Unidos,
que Argentina no es ya considerada aliado estratégico de Washington.
Muchos analistas piensan que tanto los dichos de Krueger
como esta consideración de Bush tratan de jugar en favor de una
candidatura de Menem -que no avanza-, ya que tanto el ex presidente como
sus hombres cercanos tienen como su principal latiguillo de campaña
frente a todos sus enemigos internos -en el justicialismo- la constante
exhibición de sus pasadas "relaciones carnales" con Estados Unidos.
"Es otra zanahoria delante del conejo hambriento de los
argentinos hacerles creer que Washington no ayuda porque no está
Menem", dice un documento sindical.