Grupos diversos llenaron el Zócalo a
42 años de la mexicanización del energético
Manifestantes advierten a Fox que su gobierno no verá
la privatización del sector eléctrico
Anuncia el SME más movilizaciones; pararán
cuando frenen la iniciativa gubernamental
PATRICIA MUÑOZ Y CAROLINA GOMEZ
El Zócalo capitalino se vistió ayer de obrero,
de sindicalista, de electricista, de disidente y llenó toda su plaza
-como hacía mucho no se había visto- y todas las calles aledañas,
de miles de voces que al unísono gritaron al Presidente: "¡La
patria no se vende!", y le advirtieron que su sexenio no verá la
privatización del sector eléctrico, pues la reforma "no pasará".
Ayer, 27 de septiembre, al cumplirse 42 años de
la mexicanización de la industria eléctrica nacional, marcharon
trabajadores, líderes del Partido de la Revolución Democrática
(PRD), sindicalistas de la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM), del Metro, del Gobierno del Distrito Federal, del Instituto Politécnico
Nacional, legisladores, escritores, campesinos, estudiantes, ferrocarrileros,
jubilados, el pueblo mismo en defensa del sector eléctrico nacional,
y juraron frente al templete instalado a un costado de Palacio Nacional
y la Catedral Metropolitana, que no le permitirán a Fox entregar
a trasnacionales esta industria.
Los
contingentes de la marcha encabezada por el Sindicato Mexicano de Electricistas
(SME), partieron de cuatro puntos: el Monumento a la Revolución,
Tlatelolco, San Antonio Abad y el Angel de la Independencia. Desde las
17:40 horas, cuando llegó la avanzada al Zócalo, tardó
casi una hora y media para que llegara la retaguardia. No cupieron todos
los que querían darle su "No" a Fox. Inundaron 16 de septiembre,
Venustiano Carranza, Cinco de Mayo, Pino Suárez, todas las calles
que confluyen a la Plaza de la Constitución, mientras por el altavoz
señalaban que había todavía secciones de manifestantes
varados en la Plaza de Santo Domingo y en el Eje Central Lázaro
Cárdenas.
En la plaza retumbaron, entre otras, las voces de Rosario
Robles, dirigente nacional del PRD; Martí Batres, líder de
la bancada de este partido en la Cámara de Diputados; el escritor
Carlos Monsiváis; el columnista de La Jornada Jaime Avilés;
José Narro, vicecoordinador de la bancada del Partido del Trabajo
en San Lázaro. En el templete también estuvieron líderes
como el del Sindicato de Trabajadores de la UNAM, Agustín Rodríguez;
de la Confederación Obrera Revolucionaria, Joel López Mayrén;
del Sindicato de Trabajadores del Distrito Federal, José Medel;
el líder del movimiento de San Salvador Atenco, Ignacio del Valle
-quien les entregó a los electricistas un machete, como símbolo
de la resistencia- entre muchos otros oradores que más que discursos,
hicieron compromisos.
"¡Si Fox pudiera, su madre vendiera!", "¡Fox
y Zedillo el mismo batidillo!" y "¡La privatización es un
robo a la nación!" fueron los coros que acompañaron primero
la llegada de los manifestantes y luego las intervenciones, que en casi
su mayoría culminaron en un "¡viva México!" de todo
el Zócalo.
Rosario Robles manifestó, en nombre del PRD, la
total solidaridad con la causa del SME. Aseguró que el propósito
común, es la enorme responsabilidad de defender a México,
a la Patria, es la "oportunidad histórica" de decirle al jefe del
Ejecutivo que la ruta no es seguir entregando al país. Y se comprometió
a que tanto en el Senado, como en la Cámara de Diputados, su partido
votará contra las reformas a los artículos 27 y 28 de la
Constitución.
Buscará en cambio una reforma eléctrica
soberana, nacionalista, responsable y segura, que permita que los recursos
del Comisión Federal de Electricidad y de Luz y Fuerza del Centro
dejen de ser la "caja chica" del gobierno y se le dé autonomía
de gestión a la empresa. Dijo que el sector eléctrico no
es de unos cuantos, sino de todos los mexicanos y aseguró que su
partido está optimista de que la reforma privatizadora será
frenada en el Congreso, lo que causó que todos los asistentes gritaran
"¡Vicente Fox, entiende, la patria no se vende!"
Defensa a toda costa
El
secretario general del SME, Rosendo Flores, recordó que hace 42
años nuestros padres y abuelos escucharon del presidente Adolfo
López Mateos la proclama de la mexicanización de la industria
eléctrica y la encomienda de defender "a toda costa" este patrimonio
nacional. En esa ocasión se cimbró el Zócalo. Cuatro
décadas después se volvió a cimbrar, sólo que
ahora, por la defensa de este recurso estratégico. Fox, quiere retroceder
el tiempo a antes de 1960, apuntó.
El dirigente sindical advirtió que la marcha de
ayer no es la culminación de las movilizaciones, que no pararán
hasta que el gobierno desista de su iniciativa, y anunció nuevas
acciones, para octubre hará plantones en las embajadas, la primera
de ellas en la de Estados Unidos, y paralelamente en naciones como Francia
y Canadá habrá manifestaciones en las embajadas mexicanas
en rechazo a la privatización de la industria.
Carlos Monsiváis, aunque breve, fue directo: "Oponerse
a la privatización de la industria eléctrica es asegurar
que la patria no se vende, no se regala, no se fía, no se presta,
no entra en remate, no se embotella. Como la patria no hace ninguna de
esas cosas, no le queda más remedio que organizarse para defender
lo que es suyo".
Antes, el periodista Jaime Avilés lanzó
dos advertencias, la primera, que "nuestra industria nunca será
de los gringos", la segunda, que la privatización del sector eléctrico
ha sido un fracaso en el mundo entero, y puso como ejemplos los casos de
Argentina e Inglaterra. Pidió que se abran las cuentas secretas
de los Amigos de Fox para conocer cuánto aportó Enron a la
campaña de este Presidente, a cambio de que en su sexenio se privatizara
esta industria", y concluyó con tres vivas y tres mueras; los primeros
a México y los otros a Bush.
El número de oradores rebasó las expectativas.
Los saludos solidarios de sindicatos y agrupaciones también. Hubo
incluso apoyo de centrales obreras de Canadá, Cuba, Costa Rica,
Puerto Rico y otras naciones. Hasta un diputado del PRI, el legislador
Rodolfo González Guzmán, subió a tribuna para comprometer
su voto en contra de la iniciativa foxista, y hubo un dirigente sindical,
que le propuso al Presidente que venda sus propiedades, lo que le pertenece,
o lo regale si quiere, pero "los bienes de los mexicanos no se venden".
La noche no apagó las voces y no llovió
como en solidaridad con los trabajadores, quienes guardaron sus pancartas
y banderas, porque la lucha, dijeron, continuará.