Fueron las autoridades las que violaron la ley:
campesinos
Se ejercerá acción penal contra líderes
de Atenco: Navarrete
El procurador dice no entender por qué rechazaron
el proyecto
El error fue el precio inicial ofrecido por la tierra,
asegura
MARIA RIVERA
Desde el 22 de octubre de 2001, fecha en que se anunció
el decreto expropiatorio para construir el nuevo aeropuerto de la ciudad
de México, la relación entre los campesinos mexiquenses afectados
y las autoridades se ha desarrollado al filo de la navaja.
La
ejecución de las órdenes de aprehensión contra la
dirigencia del movimiento de resistencia de San Salvador Atenco podría
ser el detonante de un conflicto en el que los involucrados poseen visiones
totalmente contrapuestas, según confirmaron las partes consultadas,
incluyendo al procurador del estado de México, Alfonso Navarrete
Prida.
Para los ejidatarios, las acciones realizadas en defensa
de sus parcelas son legítimas, y si alguien infringió el
orden jurídico fueron las autoridades. Explican uno a uno los motivos
de su arraigo a esa tierra. Señalan hacia las orillas del pueblo,
al parque de los Ahuehuetes, donde tenía sus jardines Nezahualcóyotl,
el rey-poeta, de quien se sienten sus herederos.
Prefieren guardar la argumentación clave para el
final. No se han amparado, concluyen, porque los humillados y ofendidos
son ellos, a quienes buscan despojar de su vida es a ellos. "Para nosotros
los pobres la justicia no existe", afirma Adán Espinoza del Valle,
uno de los dirigentes campesinos. "Si existiera la legalidad no habrían
lanzado ese decreto anticonstitucional con el que nos quieren arrebatar
todo lo nuestro. Son las acciones de las autoridades las que nos han puesto
fuera de la ley", argumenta.
Niega que tras sus acciones haya intereses ajenos a la
defensa de su ejido o grupos infiltrados. "Hay muchos que han venido a
solidarizarse, llámense como se llamen; asociaciones civiles, campesinas,
obreras, si a ellos les llaman guerrilleros por defendernos, pues entonces
todos seremos guerrilleros. La nuestra es una auténtica lucha por
la defensa de la tierra, no es posible que quieran arrebatárnosla
y no la defendamos. ¿Cómo nos vamos a defender únicamente
por la vía legal si las leyes no nos toman en cuenta?"
En la contraparte de este conflicto están los funcionarios,
con un discurso homogéneo, escudado en cifras, en el que son de
puntual rigor palabras como oportunidad, progreso o modernidad.
No hay delitos políticos: Navarrete Prida
El procurador Alfonso Navarrete Prida, por ejemplo, no
comprende cómo los campesinos de Atenco pueden estar en contra de
un megaproyecto de desarrollo de 5 mil millones de dólares iniciales
-"¡y en una década de restricción de capital como la
actual!"-, que no sólo los incorporaría, sino que les permitiría
dar un futuro a sus hijos.
Desde su perspectiva, el único detalle fuera de
orden fue el precio inicial de los terrenos expropiados. Ahora, gracias
a las autoridades del estado de México, aclara, se incrementó
de siete a 70 pesos el precio del metro cuadrado de tierra; no hay nada
más que objetar.
El olvido en que ha vivido esa región es cierto,
reconoce el funcionario, y ofrece razones. El estado de México es
la entidad de mayor crecimiento demográfico del país y no
tiene capacidad para dotar de servicios a toda su población. "Las
posibilidades de un proyecto de desarrollo regional son casi nulas, porque
no se cuenta con los recursos necesarios.
"¿Qué tuvo de maravilloso el lugar? ¡Que
técnicamente puede construirse un aeropuerto que considera una inversión
de 5 mil millones de pesos y eso permite generar empleos, vialidades, rutas
de almacenamiento, reubicaciones urbanas y atraer mayor inversión!",
exclama.
Todas estas oportunidades, señala con satisfacción,
convencieron a 12 de los 13 núcleos ejidales afectados por la expropiación
que han pactado; los únicos renuentes son los de Atenco, que no
sólo se niegan a vender, sino que además se están
pasando de la raya con sus acciones, pero en cuanto se extralimiten o se
acaben de integrar las averiguaciones, lo que ocurra primero, se les detiene.
Explica que las acusaciones contra la dirigencia del movimiento
son por lesiones, privación ilegal de la libertad, daño en
propiedad ajena y por impedir el acceso a un inmueble destinado al servicio
público. "No hay un solo delito político en esto, ni motín
ni subversión", advierte, y reconoce que si hasta ahora no aprehendieron
a nadie ha sido por prudencia, para no crear mártires, pero que
en un plazo no mayor de dos semanas estarán en posibilidades de
ejercitar acción penal.
Se niega a proporcionar los nombres de los líderes
a quienes se les están integrando las averiguaciones -salvo el de
Ignacio del Valle, "y creo que hay un Ariel"- para evitar el martirologio.
Considera que el núcleo dirigente del movimiento tiene otros intereses
políticos ajenos al aeropuerto y que hay otros grupos que están
manifestándose. Cita a partidos, grupos políticos, "como
el CGH o radicales de la Universidad de Chapingo", más otros externos
al estado. Cree que el movimiento ha tenido contacto con núcleos
subversivos, pero "éstos no se han involucrado de lleno con la gente
de Atenco. Sé que han tenido visitas en ese contexto, que los han
ido a ver, a buscar, pero habrá que esperar el desenlace".