Homenaje de la Federación Internacional de Archivos Fílmicos a Manoel de Oliveira
Papel estelar del mar en cintas por la Concha de Oro
MERRY MAC MASTERS ENVIADA
San Sebastian, 26 de septiembre. La naturaleza y en especial el mar tienen un papel protagónico en varias de las películas que compiten por la Concha de Oro, que el sábado se otorgará en el festival de Donostia. Igual que aquí, muchos de los escenarios utilizados para filmar se localizan en poblaciones costeras, como se vio en Umi wa miteita (El mar que nos mira), del japonés Kei Kumai.
Así, un pequeño poblado de la costa neozelandesa sirvió de fondo para Whale rider (El jinete de la ballena), dirigida por Niki Caro, quien basó su guión en la novela homónima del escritor maorí Witi Ihimaera. La cinta, que concursa en la sección oficial y también por el Premio Nuevos Directores, recibió fuerte ovación al término de su primera proyección, al grado de que las lágrimas brotaron de los ojos de Caro, presente en la sala.
Whale rider narra la historia de una de las tribus de la etnia que dice descender de Paikea, el jinete de la ballena, ancestro que fue transportado hasta la isla por un cetáceo tras volcar su canoa. La cinta gira en torno de la historia de Pai, como le dicen a Paiakea, niña inteligente y valiente que se enfrenta a una cultura regida por hombres y a la intransigencia de su abuelo, que busca un nuevo líder para la comunidad, pero no acepta que una mujer asuma ese papel.
El papel de Pai es interpretado por una joven maorí, que no es actriz profesional y, aunque vive en una ciudad, curiosamente desciende de una línea que se remonta a los jinetes de ballenas. La mayoría de los participantes en el filme también son maoríes.
Regresa el cine ruso
El mar también es el telón de fondo de Los lunes al sol, tercer largometraje del español Fernando León de Aranoa, que figura en la sección oficial y causó gran expectativa porque, entre otras cosas, su elenco lo encabeza Javier Bardem.
Ambientada en la ciudad de Vigo, Los lunes al sol retrata un grupo de amigos unidos por su despido de un astillero y la imposibilidad de hallar un trabajo digno.
En su encuentro con la prensa, León de Aranoa dijo buscar sus referencias en la calle o los periódicos, pero no en otras películas. Explicó que durante el largo proceso de documentación de su filme, que tardó dos años, vivió el despido de trabajadores en un astillero del norte de España. Al hablar con los afectados le impresionó su modo de ver el trabajo como ''bien colectivo" y no sólo como un empleo.
La coproducción islandia-noruega Hafid (El mar), de Baltasar Kormákur, conocido por 101 Reikjavik, de nuevo tiene al océano y sus frutos como los ingredientes que desencadenan la problemática de una familia disfuncional. Incluida en la sección oficial, también compite por el premio Nuevos Directores.
Lubovnik (El amante), de Valeri Todorovsky, marca el regreso del cine ruso a la sección oficial después de varios años de ausencia. Por su parte, el director portugués Manoel de Oliveira escogió Lola Montès, obra maestra de Max Ophüls en versión recién restaurada en todo su esplendor, para acompañar al homenaje que le dedica la Federación Internacional de Archivos Fílmicos en Donostia.