Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 26 de septiembre de 2002
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Economía

Orlando Delgado Selley

Mercados e inflación

Tras varios días de alteraciones en la bolsa y en la cotización del tipo de cambio, el Banco de México (BdeM) decidió ampliar el corto. La restricción monetaria pasó de 200 a 400 millones de pesos en los saldos diarios, con el fin de "inducir una corrección de las expectativas inflacionarias de mediano plazo". Así, se proponen actuar contra lo que los mercados piensan que puede ocurrir en este año y en los dos o tres siguiente. Según el banco central, los analistas financieros, que son precisamente quienes a partir de sus opiniones construyen escenarios que llevan a los inversionistas a decidir quá hacer con sus recursos, dudan de la posibilidad de alcanzar el año próximo la meta fundamental de una inflación de 3 por ciento.

Hace apenas dos semanas, Guillermo Ortiz señaló que la meta de crecimiento de precios de 4.5 por ciento para este año estaba en riesgo, debido a que el incremento en las tarifas eléctricas había impactado en más de medio punto el nivel general de precios. Otro factor que estaba afectando la posibilidad de cumplir con la meta eran los aumentos en los salarios reales. Ahora, todo está referido sólo a las negociaciones salariales. Se requiere -según el BdeM- congruencia entre esas revisiones salariales, los objetivos de inflación y las condiciones del mercado laboral. Para lograrlo se retirará liquidez a la economía, lo que elevará las tasas de interés, encarecerá el crédito y reducirá la demanda de bienes y servicios.

Se busca que los salarios no aumenten más de lo que el Banco de México piensa que aumentarán los precios y, para ello, se aumenta el costo del dinero, castigando a quienes tienen pasivos bancarios, reduciendo el escasísimo crédito disponible y contrayendo el mercado interno. Naturalmente, se afectará la actividad económica, pero eso no les importa. La meta de crecimiento económico es un exiguo 1.8 por ciento, difícil de alcanzar dado el desempeño de la economía estadunidense. A ello habrá que agregar el endurecimiento de la política monetaria. El resultado será un crecimiento cercano a uno por ciento, lo que significará que en los dos primeros años del sexenio del cambio habremos tenido un crecimiento prácticamente nulo.

A esta política -siempre según BdeM- los mercados responderán favorablemente. Así, con aumentos salariales de 4.5, pero con tasas de interés cuatro veces mayores, se conseguirá que las expectativas de inflación para 2003 estén en línea con la meta del gobierno: 3 por ciento. Pero, el razonamiento es evidentemente engañoso: si los salarios aumentan dos puntos arriba de la inflación no se logra la meta, pero si en cambio aumentan las tasas de interés primarias cuatro puntos arriba y las tasas activas cuadruplican la meta inflacionaria, esta meta no se afecta, sino que contribuyen a conseguirla. El asunto remite, entre otros, a dos aspectos centrales: la relevancia de los precios clave en la formación de los precios generales y la determinación de los factores que influyen en las expectativas.

Entre los precios clave están los precios de los bienes y servicios que abastece el sector público, las tasas de interés, los salarios mínimos y los contractuales, el tipo de cambio. En los tres años anteriores, los precios crecieron por debajo de la meta, los salarios aumentaron ligeramente en términos reales, las tasas de interés se mantuvieron en los niveles históricos los dos primeros años y luego se redujeron 10 puntos porcentuales en 2001, el tipo de cambio se apreció significativamente y los precios públicos aumentaron en línea con la meta. Hubo una combinación que resultó en una reducción notable de la inflación. Este año, esa combinación no existe, de modo que plantear que los incrementos reales logrados en las remuneraciones explican el incumplimiento de la meta es excesivo.

En las expectativas, influye la percepción sobre la evolución general de la economía y de la conducción económica. La inflación es un dato que resulta de lo esperado con el tipo de cambio, con la entrada de capitales. En los días recientes, ha habido corridas especulativas alentadas por los supuestos riesgos de ingobernabilidad provocados por la amenaza de huelga petrolera. Pero, Ƒqué es peor para el futuro del país, negociar con los dirigentes petroleros corruptos y evitar la huelga o mantenerse firme y cumplir con la ley? No olvidemos que los mercados también tienen opinión política.

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