Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 22 de septiembre de 2002
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Política

Antonio Gershenson

No sólo del "hoyo de dona"

Se ha estado publicando en estas páginas información sobre proyectos de exploración petrolera en la parte mexicana de lo que se ha llamado "hoyo de dona" occidental. El nombre viene de la forma de esa región del Golfo de México, limítrofe entre México y Estados Unidos. No hace mucho que se convino una línea fronteriza marítima, en la cual el gobierno estadunidense ya había mostrado interés.

Ese interés no tiene nada de raro. Si viéramos un mapa del norte, o del noroeste, del Golfo de México, veríamos que la línea fronteriza es una línea primero horizontal hacia el este y partiendo del punto limítrofe entre ambos países en la costa de esa masa marítima. Y si marcamos con un punto cada zona de perforación petrolera, veríamos al norte de esa línea un montón de puntitos, y al sur de la misma, ninguno. En el oeste de la parte ya más profunda, de 800 a mil 600 metros, esos puntos ya forman una verdadera mancha y llegan hasta el límite internacional. Parece lógico esperar que del lado mexicano siga habiendo cantidades importantes de petróleo.

En general, la producción petrolera estadunidense está declinando de manera importante y sostenida. En los 48 estados contiguos, la producción de crudo llegó a un máximo de 3.5 miles de millones de barriles en 1970. Para 2001, ya la producción fue de 1.8 miles de millones, una reducción a casi la mitad. En Alaska, del máximo de 0.74 mil millones en 1988, llegó a 0.34 en 2001, menos de la mitad. En cambio, en las aguas profundas del Golfo de México la producción aumenta. El aumento no alcanza a evitar la declinación de la producción de todo el país ya sumado, pero reduce su ritmo y por momentos frena la declinación. Se calcula que la producción en las aguas del Golfo de México llegará a su máximo en 2008, para luego iniciar, ahí también, la inevitable declinación, que nos recuerda que el petróleo es un recurso no renovable.

Indebidamente se ha postergado la exploración, y el consiguiente desarrollo, de la producción petrolera, gas natural incluido, en esta región. La tecnología está igual de disponible en el mercado que el petróleo mismo. El dinero lo tiene Pemex, es cosa de que no se lo esquilme, como ha estado sucediendo, hasta el último centavo, en beneficio del fisco y para que éste soporte onerosos subsidios como los otorgados al sector financiero.

No se trata sólo del "hoyo de dona". Se trata del norte de nuestro mar patrimonial en el Golfo de México. Y si bien el petróleo todavía nos alcanza para exportar, el gas natural nos falta cada vez más, y las importaciones se disparan a un ritmo creciente. Además de usarlo más racionalmente, se deben buscar y aprovechar nuevas fuentes de este energético y de esta materia prima de la petroquímica que es el gas natural. Y lo debe hacer Pemex, que tiene los recursos para hacerlo y el mandato legal y constitucional.

La insistencia en ligar el desarrollo de los proyectos gaseros a los llamados contratos de servicios múltiples sólo frena el desarrollo real. El hecho de dedicar meses e incluso años a este tipo de fantasías sólo ha servido para frenar la inversión, pública y privada. No hay en las cámaras legislativas una mayoría de dos tercios dispuesta a modificar la Constitución a este respecto, eso ya se ha visto en votaciones relacionadas con el caso eléctrico. La Suprema Corte de Justicia ha echado abajo reformas reglamentarias en materia eléctrica, pese a que era una cuestión sobre la correcta interpretación de la Constitución, cuando aquí la violación es expresa y directa, especialmente al párrafo siguiente:

"Tratándose del petróleo y de los carburos de hidrógeno sólidos, líquidos o gaseosos o de minerales radioactivos, no se otorgarán concesiones ni contratos, ni subsistirán los que en su caso se hayan otorgado". No se dice aquí nada sobre si los contratos deban o no ser múltiples, sobre si son de obras o de servicios, simplemente se les excluye y ya. Pero por si fuera poco, la Ley de Obras Públicas define estas obras e incluye expresamente en ellas, en su artículo tercero, varias de las que incluye el borrador de contrato de servicios múltiples. Así que, en vez de volver a quedar mal, como pasó hasta con los inversionistas a los que habían embarcado con los cambios al reglamento eléctrico, deberían tomar en serio proyectos propios de desarrollo, con el apoyo del Instituto Mexicano del Petróleo, y aprovechar estos recursos en beneficio del país.

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