Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 22 de septiembre de 2002
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Política

Antiguos narcos, han vuelto como paramilitares

La banda de Los Aguilares actúa libremente en Chilón

Hace mucho que el gobierno sabe de ellos: campesinos

HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO

Municipio Autonomo Olga Isabel, Chis., 21 de septiembre. Los Aguilares, la tristemente célebre banda de delincuentes que ha sembrado el terror en la región norte de Chilón desde hace cerca de una década, se encuentra ahora tranquilamente en su casa, KanƀAkil. Diariamente, refieren los campesinos tzeltales del rumbo, sus integrantes salen al monte a realizar prácticas de tiro.

Los acompañan ''personas que no conocemos'', señalan los indígenas. Tanto Los Aguilares como sus ''visitantes'' ostentan armas continuamente. ''Por eso pensamos que ya son paramilitares'', dice un hombre de la comunidad. ''Hace mucho que el gobierno conoce que hay esa banda y no los toca'', agrega.

En KanƀAkil prosigue el plantón, instalado el 26 de agosto por las bases de apoyo del EZLN de siete municipios autónomos, para exigir se castigue a Los Aguilares, quienes el día 25 asesinaron al indígena Antonio Mejía, sin que hasta el momento la policía se haya atrevido a detenerlos.

Su larga historia de impunidad lleva una cuenta de 10 personas asesinadas en la región, algunos de cuyos cuerpos jamás aparecieron. En contraparte, el jefe de la banda familiar, Sebastián Aguilar, purgó ocho meses de prisión entre 1997 y 1998, mero trámite para seguir delinquiendo e incluso instaurar un ''toque de queda'' a partir de las 17 horas en los alrededores de KanƀAkil.

Se sabe que también son secuestradores y narcotraficantes, y se conoce que algunos miembros de la banda son adictos a la cocaína (''usos y costumbres'' completamente ajenos a la gente en estos rumbos). Otro de sus delitos ha sido el despojo violento de tierras propiedad de comunidades y ejidos. Los pobladores presumen que las tierras que les invaden y arrebatan los hermanos Aguilar podrían estar sirviendo para el cultivo de droga.

Como el asesinato del zapatista alcanzó mayor notoriedad que el de sus víctimas anteriores, y hasta se estableció en la comunidad un campamento civil por la paz, Los Aguilares se han concentrado en una sola de sus casas. Los hermanos de Sebastián dejaron de momento sus viviendas, distantes no más de 200 metros de su actual ''refugio''.

El 28 de agosto, un contingente de la policía sectorial ''intentó'' detenerlos, pero los agentes no se atrevieron a acercarse siquiera a la casa. Desde entonces, pese a ser rechazados y denunciados por todas las comunidades, no ha vuelto a molestarlos la fuerza pública.

Impunidad constante

Sebastián, Oscar, Efraín y Nicolás Aguilar han sido lo que se llama insiders; el primero perteneció al Ejército federal y los hermanos restantes a la seguridad pública. Desde hace muchos años poseen armas de alto poder. Antes de ser mutilado, Antonio Mejía, principal de KanƀAkil, recibió disparos de R-15.

Si bien La Jornada no pudo hablar con ningún representante del concejo autónomo, los indígenas conocen bien a los delincuentes, y hablan de ellos con nuevo desahogo.

Un hombre de una comunidad vecina delchiapas-madre-acteal-16 mismo municipio Olga Isabel, que participa en el plantón, dice: ''Desde que nuestras autoridades denunciaron los hechos, vemos que el gobierno no está haciendo nada y los paramilitares siguen allí''.

-ƑY por qué los llama paramilitares? El gobierno y el PRI dicen que se trata de una simple banda de delincuentes -le hace notar este enviado.

-En la mañana se van a las montañas, se regresan en la tarde y en la noche se suben otra vez. Siempre sacando disparos. Con armas de alto poder -describe impasible el hombre, a quien acompañan dos mujeres con sus blusas de flores rojas bordadas a la usanza tzeltal, que atienden el fuego a unos metros del plantón de las bases de apoyo zapatistas.

''Por la noche se acercan con sus lamparazos hasta 500 metros de nuestro plantón. Con ellos viene gente de fuera, que no conocemos. También están armados. Por eso creemos que se volvieron paramilitares'', agrega el campesino.

Llama la atención que, mientras Los Aguilares permanecen en sus ''territorios'' tan tranquilos, los patrullajes policiacos y militares se han incrementado en varias comunidades de Olga Isabel. Es el caso del Nuevo Centro de Población Muculum, donde en julio pasado el gobierno del estado suspendió la construcción de un camino, después de una protesta de los autónomos. Los zapatistas mantienen desde entonces en dicha comunidad otro plantón, al cual diariamente rondan soldados y policías en el trayecto Bachajón-Chilón.

En KanƀAkil, los vecinos consideran ''priístas'' a Los Aguilares, pero en realidad éstos carecen de base social. No los respalda nadie, en ninguna comunidad. Todo indica que se han identificado con el PRI, por así convenir a sus intereses.

Otro hombre, ya mayor, expresa más tarde: ''No eran mero paramilitares, nomás ladrones, pero como que se están volviendo''.

El ataque a Antonio Mejía, a quien ya habían amenazado meses antes, y la nueva hostilidad de Los Aguilares contra el municipio autónomo, podrían no obedecer a alguna intención de contrainsurgencia sino, una vez más, por así convenir a sus intereses.

No obstante, el temor de los indígenas es que Los Aguilares estén siendo ''aprovechados'' para la contrainsurgencia.

Visión oficial

Los paramilitares no existen, reiteró ayer el gobernador Pablo Salazar Mendiguchía. Por separado, lo mismo expresó el procurador del estado, Mariano Herrán Salvatti.

En tanto, la mayoría de pobladores del norte de la selva Lacandona y la zona norte del estado están convencidos de lo contrario. Lo mismo bases de apoyo del EZLN que miembros de organizaciones independientes, como las coaligadas en la COAO y los grupos perredistas y de la sociedad civil en las zonas chol y tzeltal (que ahora respaldan al gobierno salazarista en Ocosingo, Tila, Sabanilla, Tumbalá, Chilón, Palenque), han vuelto a denunciar recientemente la existencia y las acciones de grupos paramilitares.

El caso de Los Aguilares ciertamente no corresponde a la definición convencional de ''paramilitar''. Según el gobernador, el término se refiere a grupos civiles armados que necesitan la cobertura del Estado, con ''financiamiento, protección e impunidad''. Bueno, hasta ahora al menos cuentan con el último ingrediente, que no es nada banal.

ƑSerá que los asesinos de Antonio Mejía agregan una variante ''pandillera'' a la guerra de baja intensidad? ƑO su nuevo crimen fue pura casualidad? El mismo papel han jugado los civiles armados de Los Plátanos -municipio oficial El Bosque-, otro grupo sin base social que asalta, cultiva droga, debe vidas y representa una amenaza constante para las comunidades autónomas (en ese caso del municipio en rebeldía San Juan de la Libertad).

No más acuerdos de paz

Desarrollo, Paz y Justicia ''no dialogará con nadie hasta que se compruebe que el gobierno quiere cumplir sus compromisos'', manifestaron ayer en Sabanilla los representantes de dicha organización. Simultáneamente, el gobernador Pablo Salazar Mendiguchía declaró en Tapachula que ha comenzado el ''desmantelamiento'' de dicho grupo, de filiación priísta, acusado de diversos delitos (menos el de ser paramilitar).

La aprehensión de Sabelino Torres y otros 26 miembros de Desarrollo, Paz y Justicia, hace una semana en las comunidades Miguel Alemán y Tzaquil, lleva ahora a decir a sus correligionarios: ''Se tenía pensado firmar un acuerdo con los hermanos del PRD y la Unión de Comunidades Indígenas Agrícolas y Forestales (UCIAF, escisión del grupo priísta), pero al gobierno le falta firmeza para dialogar''.

Puesto que el gobierno estatal ''no cumple su palabra'', Desarrollo, Paz y Justicia anunció que no firmará ya ningún acuerdo de paz y reconciliación.

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