Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 18 de septiembre de 2002
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Saddam y Bush: duelo de cinismos

La carta iraquí a la ONU provoca descalabro al plan de guerra de EU

ROBERT FISK THE INDEPENDENT

Hay que reconocer que Saddam Hussein, en una carta breve y correcta a Kofi Annan, le movió el tapete a George Bush. La semana pasada el presidente estadunidense representaba el papel de ''multilateralista'', advirtiendo al mundo que Irak tenía una última oportunidad, por medio de la ONU, de evitar el Armagedón. "Si el régimen iraquí quiere paz", dijo a la Asamblea General, "deberá revelar y retirar o destruir sin condición y de inmediato todas las armas de destrucción masiva, misiles de largo alcance y todo material relacionado." Y ese, claro, es el asunto.

Saddam haría cualquier cosa por evitar la guerra. Bush haría cualquier cosa por evitar la paz. Y ahora el régimen iraquí ha puesto a los estadunidenses contra la pared: los inspectores de armas pueden volver a Irak sin condiciones. Justo como quería Washington.

No es raro que los estadunidenses estuvieran buscando desesperadamente otro casus belli ųy sin duda lo encontraránų para asegurarse de que su próxima guerra se mantenga dentro del tiempo planeado. Tampoco es de dudarse que Saddam, maestro de la cláusula condicional posterior al acuerdo, tendrá alguna sorpresa para los inspectores cuando lleguen a Bagdad.

ƑSe permitirá a los chicos de la ONU visitar los palacios de la bestia de Bagdad? ƑSe les dejará cruzar todos los puntos de revisión cuando quieran visitar Tuwaitha o cualquiera de las fábricas de horrores en las que los iraquíes alguna vez cocinaron sus armas biológicas?

Por ahora, sin embargo, los estadunidenses han recibido un descalabro. Se necesitan por lo menos 25 días para reunir un equipo de inspección de la ONU, otros 60 para su evaluación preliminar ųsiempre suponiendo que reciba acceso "irrestricto" a todas las instalaciones gubernamentales iraquíesų y luego otros 60 para inspecciones posteriores. En otras palabras, la nueva guerra de Bush acaba de ser retrasada más de cinco meses.

Saddam, por supuesto, debe de tener sus preocupaciones. Ya en 1996 los iraquíes acusaban a los inspectores de la ONU de colaborar con los israelíes. El mayor Scott Ritter, némesis y después salvador de Irak, como inspector viajaba regularmente a Tel Aviv para consultar con la inteligencia israelí. Luego Hussein acusó a los inspectores de trabajar con la CIA, y tenía razón. Según se supo, Estados Unidos usaba las oficinas de la ONU en Bagdad para interferir las comunicaciones oficiales iraquíes. Y una vez que los inspectores fueron retirados en 1998 y EU y Gran Bretaña lanzaron la operación Zorro del Desierto, resultó que virtualmente cada uno de los blancos de los bombardeos había sido visitado por inspectores de la ONU en los seis meses recientes. Lejos de ser inspectores, los muchachos de la ONU, aunque sin saberlo, habían actuado como controladores aéreos de avanzada, esbozando una lista de objetivos estadunidenses, en vez de verificar el cumplimiento de las resoluciones de la ONU.

Una nueva mirada al discurso de Bush la semana pasada en la ONU permite ver que una inspección libre de las supuestas armas de destrucción masiva con que cuenta Saddam Hussein es sólo una de las seis condiciones que Irak debe satisfacer si "desea la paz". En otras palabras, acatar otras resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU que Saddam encontrará mucho más difíciles de acatar.

Entre esas demandas, por ejemplo, está "poner fin a todo apoyo al terrorismo". ƑSignifica esto que la ONU tendrá que enviar inspectores que recaben evidencias dentro de Irak sobre vínculos actuales o previos de Saddam con guerreros mercenarios?

Bush exigió también que Irak "cese la persecución de su población civil, incluyendo shias, sunnitas, kurdos, turcomanes y otros". Pasando por alto la inclusión de los turcomanes ųnecesitados de protección sin duda, aunque uno se pregunta cómo llegaron a la lista de Bus-, Ƒsignifica esto que la ONU puede demandar relatores de derechos humanos dentro de Irak? En realidad semejante propuesta sería moral y altamente ética, sólo que los aliados árabes de Estados Unidos podrían esperar muy en el fondo que no se envíen tales relatores también a Riad, El Cairo, Ammán y otros centros de amables interrogatorios.

Sin embargo, aun si Saddam estuviera dispuesto a acceder a todas estas demandas con una sinceridad que no ha mostrado en respuesta a otras resoluciones de la ONU, los estadunidenses han dejado en claro que sólo levantarán las sanciones ųes decir, que el aislamiento iraquí sólo cesará- si se da un "cambio de régimen". Y es que esta súbita pasión de Bush por la adherencia internacional a las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU ųentusiasmo que, por supuesto, no se extiende al desacato israelí de resoluciones igualmente importantes de la organización- es en realidad una cínica maniobra para dar legitimidad a la planeada invasión de Irak.

Mi sospecha es que los estadunidenses intentarán que Saddam Hussein sea acusado penalmente de crímenes de guerra. Las lágrimas de cocodrilo que derramó Bush por las víctimas de los torturadores de la policía secreta iraquí ųque estaban en intensa actividad cuando el padre del presidente mantenía cálidas relaciones con el monstruo de Bagdad- sugieren que alguna persona de su gobierno juega con la idea de un juicio por crímenes de guerra. Las decenas de miles de iraquíes sujetos a "ejecución sumaria y tortura mediante golpes, quemaduras, choques eléctricos, hambre, mutilación y violación" podrían representar las evidencias necesarias para cualquier investigación judicial. De hecho, cuando los estadunidenses sellaron la frontera norte de Irak, en 1991, para brindar a los kurdos un dudoso "paraíso seguro", se apoderaron de montones de documentos secretos iraquíes, los sacaron de Dohuk en una flota de helicópteros Chinook y los enviaron subrepticiamente a Washington como pruebas para un posible juicio futuro.

Sin embargo, incluso esta idea tiene una granada de mano atada. Hoy, por ejemplo ųy será inútil buscar cualquier mención de ello-, se cumplen 20 años de la masacre de Sabra y Chatila de 1982, asesinato de mil 700 civiles palestinos por los aliados falangistas de Israel, baño de sangre que el propio ejército israelí presenció sin hacer nada al respecto. Abogados de los deudos de las víctimas están apelando de una decisión de la autoridad judicial belga que impidió que el primer ministro israelí Ariel Sharon -entonces ministro de defensa, a quien la comisión investigadora israelí encontró "personalmente responsable" de la matanza- sea juzgado por estos asesinatos masivos.

Si se puede acusar a Saddam Hussein de crímenes de guerra ųy debería ser así-, Ƒpor qué no a Ariel Sharon? ƑPor qué no a Rifaat Assad, hermano del finado presidente de Siria, cuyas fuerzas especiales mataron hasta 20 mil sirios en la ciudad rebelde de Hama en 1982? ƑPor qué no los oficiales de la policía argelina que han torturado y asesinado civiles como procedimiento de rutina en la guerra sucia del gobierno contra la insurgencia "islamista"?

Pero no es justicia lo que quiere el presidente Bush, a menos que sea una forma útil de sacar del camino a los enemigos de Washington, de efectuar "cambios de régimen" o de dar una excusa funcional a una operación militar que pondrá a las compañías petroleras estadunidenses ųentre ellas las de los amigos del presidente- en control de una de las reservas petroleras más grandes del mundo. El cinismo de Saddam Hussein ųporque hace años que pudo dar rienda suelta a los inspectores de la ONU- será igualado por el de George Bush. La carta de Saddam a Annan fue una jugada hábil, tan despreciable como inevitable. Aguardemos, pues, una respuesta igualmente despreciable del presidente de Estados Unidos.

 

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya

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