El Jardín Hidalgo, en Coyoacán,
de los más concurridos después del Zócalo
Juan Pueblo festejó seco el Grito por
varios rumbos del Distrito Federal
Cerca del Angel estuvieron famosos como Celso Piña,
La Santanera y el grupo Inspector
En el Monumento a la Revolución, Regina Orozco
se llevó la parte medular del espectáculo
JAIME WHALEY
Cada quien su grito, pues hubo de todo y para todos la
noche del domingo, 15 de septiembre, que, contra la costumbre, no fue de
lluvia, lo que propició que para muchos no haya sido de Grito, pues
seco como que no sabe.
En
fin, Juan Pueblo salió a las calles a festejar de diversas
formas. Se dio cita en los amplios espacios de las plazas públicas;
el Jardín Hidalgo en Coyoacán fue, después del Zócalo
capitalino, uno de los sitios más concurridos aunque, cuentan los
que ahí han andado, que también la explanada de la Gustavo
A. Madero se colma y seguramente, junto con Iztapalapa, es de las delegaciones
más pobladas.
Desde pasado el mediodía comenzó el peregrinar,
familias enteras, algunas ahora sí que hasta con el perro se vieron
caminando por las principales rúas de la metrópoli. En Reforma,
en torno al Angel, con la columna de la Independencia debidamente guarecida
con una cerca metálica -zona que al parecer es parcela panista-,
se establecieron puestos de buñuelos, jarritos, tacos, aguas de
sabores. Todos uniformemente asépticos y atendidos por encopetadas
damas. Hasta se instaló un módulo para el merchandizing
-como diría cualquier mercadólogo, que se precie, del blanquiazul-.
También había chamarras, cachuchas, delantales, playeras
y lo similar.
Carnet de primera línea
En la desembocadura de Tíber, en el mismo sitio
donde aquel histórico 2 de julio de 2000 Vicente Fox reiteró
el cambio que todavía se espera, quedó el templete para el
espectáculo artístico, un carnet de primera línea
que Radio Uno se encargó de transmitir. La alineación incluyó
a famosos como Celso Piña, La Santanera y el grupo Inspector que,
lo mismo aquí que más tarde en el Zócalo, encendió
a la chaviza y la puso a bailar con su ska mexicano.
El deporte también tuvo su parte en los festejos
mediante una carrera de cinco kilómetros, ida y vuelta hasta el
Museo de Antropología. Gloria Meza, Susana Díaz, Araceli
Juárez, Israel Hernández, Julio Valle y Jonathan Morales
fueron las primeras y los primeros en llegar, respectivamente, mientras
el locutor, Federico Bautista, de riguroso traje, advertía al río
humano, que se desplazaba en sentido contrario sobre Reforma y que llevaba
una bandera: "No la suelten nunca, llévenla en su corazón",
para luego anunciar, también con fervor nacionalista, la carrera
de Halloween, el mes entrante.
En el Monumento a la Revolución hubo también
verbena a cargo de la delegación Cuauhtémoc. Se empezó
con sones jarochos a cargo de los Indios Verdes y se concluyó, ya
de madrugada, sacándole brillo al pavimento con el ritmo del Merenglass
y la Brisa Tropical, aunque ya a estas alturas la concurrencia se había
adelgazado, pues los chavos le entraron más al desmadre que a la
estética del baile. Regina Orozco, con una ocurrente parodia del
Grito, tuvo a su cargo la parte medular del espectáculo nada más
le imprimió cachondez al tema Virgen de medianoche, ataviada
de Adelita.
Banderitas, jícamas y chicharrones
Pero,
como es tradicional, los capitalinos se volcaron al Zócalo, que
desde antes de mediodía, cuando empezó el programa artístico,
se comenzó a poblar de vendedores de banderitas, jícamas,
chicharrones, tacos, pambazos, en fin, la fritanga en pleno.
La amplia plancha del Centro Histórico es la sede
principal de los festejos desde 1825, tan sólo cuatro años
después de la consumación de la Independencia, según
consta en los archivos históricos del Distrito Federal.
El Estado Mayor Presidencial se encargó del resguardo
de la parte de Palacio Nacional. Por las puertas laterales del inmueble
entraron los de la clase política y la empresarial. ¿Había
línea divisoria? Ellas, jóvenes las más, con vestidos
hasta el tobillo que alargaban más sus esbeltas figuras; ellos trajeados,
con el pelo engominado, platicaban como en reunión escolar en las
bancas de sus universidades privadas.
Los coheteros del estado de México trabajaron afanosos
en el atrio de Catedral, terminaron las catapultas desde donde, luego de
que un emocionado Fox se desgañitó en el balcón central
con un triple ¡Viva México!, por 32 minutos, medidos con precisión
cronométrica, se lanzaron las bombas que llegaron a elevarse
hasta los 300 metros para desgranarse en un sicodelia multicolor.
Beatriz Adriana, cantora sonorense que radica en California,
quien un día antes había actuado en Reno, Nevada, cerró
el espectáculo; dijo que los mexicanos en Estados Unidos mantienen
viva la música mexicana. "Siempre había visto el Grito por
televisión, nunca había estado aquí. ¡Que bonito
es esto!", confesó.