Cuestionan a Fox en foro organizado por La Jornada
Crece el poder de la derecha en detrimento del Estado: analistas
ALMA E. MUÑOZ
Analizar la debilidad del Estado laico en México requiere -de acuerdo con Bernardo Barranco, Jenaro Villamil y Carlos García- reconocer el avance de la derecha en los círculos políticos del país y, al mismo tiempo, cuestionar la memoria histórica del presidente Vicente Fox, quien, con sus actitudes confesionales, parece olvidar las luchas internas escenificadas por la relación Iglesia-Estado.
Una vez más, la Casa Lamm abrió sus puertas para continuar los debates que sobre diversos tópicos nacionales organiza esta casa editorial. Esta vez, en relación con el Estado laico y la quinta visita del papa Juan Pablo II a México, la cual evidenció la injerencia de la ética religiosa en los quehaceres gubernamentales, pero sin la intervención de la alta jerarquía católica, ligada al ex nuncio apostólico Girolamo Prigione, la cual, a decir de Barranco, sociólogo de la religión, busca el cobro de facturas por ese desaire.
Carlos García, investigador del Centro de Estudios del Protestantismo Mexicano, partió de la canonización de Juan Diego, para patentizar el temor católico por la migración de feligreses hacia otras religiones, especialmente en el área indígena. Según el experto, a ello responde la elevación a los altares de Juan Diego, personaje que, en los círculos científicos y aun dentro de la propia institución religiosa, provoca dudas sobre su existencia.
Es claro, sostuvo, que la religión mayoritaria ya no satisface, por lo menos en el sureste del país, donde se observa una "apropiación de los distintos cultos, sobre todo de las iglesias evangélicas, en su vertiente pentecostal, y en el algunos casos, de propuestas como la del Islam, como ocurre con tzotziles y tzeltales en Chiapas".
Barranco, tras enumerar cinco aspectos que opacaron la quinta -y última, previó- visita papal a México, centró parte de su análisis en la "desubicación" de la alta jerarquía católica dentro del gobierno foxista y en la toma de posiciones de los Legionarios de Cristo y el llamado Grupo de Roma -con el cardenal Norberto Rivera Carrera a la cabeza-, gracias a la intervención de la esposa del Presidente, Marta Sahagún.
Dentro de este ámbito, criticó el "arrebato religioso" del presidente Fox -reflejado en el beso al anillo papal-, "quien desconoce la larga trayectoria de las relaciones Iglesia-Estado; desconoce un proceso de laicidad y desconoce finalmente que en nuestro país los temas de religión y política han llevado a dos guerras internas", lo cual evidencia "una ausencia de memoria, una falta de tacto histórico por parte de Vicente Fox".
El conflicto no es "simplemente el significado de beso o no beso, sino todo lo que trae atrás simbólicamente y lo que ha provocado: el debilitamiento del Estado, sobre todo por el ascenso de la derecha católica mexicana al poder. No se trata de un grupo ultraconservador, iracundo, intolerante, que hace panchos. Estamos hablando ya de los altos niveles de gobierno, donde sectores del panismo se han asentado en la Presidencia y en las secretarías de Desarrollo Social y del Trabajo. Su cabeza evidentemente es Carlos Abascal".
Una historia de conflictos
Jenaro Villamil, coordinador de Asuntos Especiales de este diario, enumeró algunos de los conflictos violentos suscitados en menos de 150 años en el país: la guerra de Reforma, el pacto secreto entre la dictadura porfirista -con bendiciones para los excesos de Porfirio Díaz-, la Revolución Mexicana con su fuerte carga anticlerical en varios estados, la guerra cristera de los años 20, el jacobinismo en regiones como Tabasco en la época de Tomás Garrido Canabal, la resistencia de la jerarquía al proyecto cardenista de una educación socialista y racionalista, la guerra sucia entre los grupos de ultraderecha contra distintos sectores sociales en Jalisco, Puebla, Nuevo León y la región del Bajío.
"Y ahora, la nueva tensión creada entre el gobierno de Vicente Fox, sus aliados de la jerarquía católica y los sectores más seculares y críticos de la sociedad: las organizaciones feministas, los grupos de liberación sexual, los intelectuales, algunos sectores priístas que rechazan el tinte confesional que ha adquirido el gobierno, la izquierda partidista (...) y la amplia izquierda social, que abarca desde los defensores de los derechos indígenas hasta las comunidades lésbico-gays, los ambientalistas y otros."
Hizo hincapié en que "la cultura laica promueve la libertad de elección, el derecho a decidir sobre el propio cuerpo, sobre las preferencias sexuales".
Hoy por hoy, añadió, "no es desmesurado advertir que la peor censura para los periodistas de medios electrónicos ya no proviene del Estado, sino de las organizaciones religiosas con el suficiente poder económico para boicotear los programas televisivos y los medios informativos que se atrevan a cuestionar su vida interna, como es el caso del fundador de Los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel".