Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 14 de septiembre de 2002
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Capital
Raciel Garrido Maldonado

Plebiscito: otra cara de la transición

El interés que ha suscitado la convocatoria al plebiscito para la construcción de niveles superiores en Viaducto y Periférico trasciende el carácter puramente técnico de su materia. El aspecto toral de este instrumento es que, en los hechos, constituye una opción para la participación ciudadana en decisiones públicas, en un contexto en el que se ha agudizado el recelo social respecto de las formas más convencionales de acción y representación políticas.

Aun cuando en México no ha sido común el uso de este instrumento de consulta, en otras latitudes se ha recurrido con frecuencia tanto al plebiscito como al referéndum, para tomar el parecer de la ciudadanía sobre decisiones o leyes, respectivamente, cuya trascendencia coyuntural excede la discusión puramente legislativa o partidista. Tal fue el caso en Dinamarca, al comienzo de los años 90, cuando se consultó al país sobre la ratificación de los tratados de Maastricht, o bien el de Inglaterra respecto de la adopción del euro como moneda corriente. La trascendencia para la capital del país difícilmente se compara con la de los temas aludidos; sin embargo, el principio político es el mismo: el hecho de que se haya electo al jefe de Gobierno para ejecutar las acciones de gobierno conducentes no invalida la posibilidad de consultar directamente a la ciudadanía para resolver sobre ciertos temas de interés público.

Nuestro país vive un proceso de transición política que obliga a consultar a la ciudadanía. La ciudad de México es un ejemplo notorio: en la última década ha experimentado una intensa transformación en su estructura administrativa y en sus formas de representación política. En este sentido, es oportuno reflexionar sobre la trascendencia que puede llegar a tener este ejercicio ciudadano, programado para el 22 de septiembre, en una urbe tan compleja como la nuestra.

En principio, para la realización del plebiscito la ley contempla la posibilidad de involucrar a un porcentaje de ciudadanos, ya que puede ser solicitado por uno por ciento de las personas inscritas en el padrón electoral del Distrito Federal. De igual forma, en lo que toca a los resultados de esta consulta, se fija un porcentaje que resulta un tanto más complejo, pues de la ley y de la interpretación realizada por la sala superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, para que los resultados tengan un efecto vinculatorio respecto de la decisión que se somete a consulta, es necesario que la votación válidamente emitida corresponda cuando menos a una tercera parte del padrón electoral de la capital del país; es decir, más de 2 millones 200 mil ciudadanos.

No obstante, la importancia radica, más allá del número de sufragantes, en llegar a naturalizar y consolidar los instrumentos de participación ciudadana, no como oposición o compensación a la democracia representativa, sino como verdaderos complementos para alcanzar una gobernabilidad democrática en una ciudad que por su propia composición y complejidad social requiere de estas figuras como legítimo instrumento en favor de los ciudadanos del DF y como mecanismo de relación entre éstos y los órganos de gobierno.

Así pues, la otra parte de la transición política de la ciudad de México se circunscribe a consolidar y enraizar dentro de la sociedad capitalina estas figuras de democracia directa como es el plebiscito; a su vez, reflexionar, analizar y evaluar las deficiencias que se han venido presentando, a efecto de corregirlas en un futuro cercano mediante los mecanismos legales conducentes.

En este momento quizá lo más censurable sea desalentar a la ciudadanía augurando el fracaso del plebiscito por no lograr determinada votación, pues ello puede significar que dicha figura, lejos de legitimarse, se vuelva en el futuro inutilizable o esté condenada a desaparecer de las legislaciones que la regulan, lo cual sí sería entonces un retroceso para el desarrollo democrático de esta ciudad.

Magistrado presidente del Tribunal
Electoral del Distrito Federal.

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