Octavio Rodríguez Araujo
ƑCambios en el PAN?
En una interesante entrevista de Juan Manuel Venegas a Germán Martínez Cázares, miembro del Comité Ejecutivo Nacional del PAN (La Jornada, 03/09/02), se dice que en su próxima convención nacional rechazará a la extrema derecha y retomará los principios doctrinarios que reafirman el humanismo político y la política a favor de quienes menos tienen. Martínez Cázares fue todavía más lejos y dijo que su partido no puede ser "de derecha en un país con más de 50 millones de pobres". Se plantea que el PAN sea un partido de centro ideológico, un "partido de responsabilidad social" y no de "apellidos, marketing (sic) y televisión".
Si lo que ha dicho es cierto (que lo veo difícil para la próxima convención en unos días), entonces serán expulsados del PAN muchos de sus cuadros importantes que vienen de asociaciones de extrema derecha como Pro Vida, DHIAC (Desarrollo Humano Integral y Acción Ciudadana), Ancifem (Asociación Nacional Cívica Femenina), MURO (Movimiento Universitario de Renovación Orientadora), Yunque, Vértebra, etcétera. Si esto es cierto, saldrán del partido la directora del DIF, Ana Teresa Aranda, el secretario del Trabajo, Carlos Abascal, el mismo Luis Felipe Bravo Mena, José Luis Luege Camargo, Patricia Garduño, José Espina, Alfredo Ling Altamirano y muchos más, todos miembros conspicuos, en un momento dado, de alguna de las organizaciones de extrema derecha mencionadas (véase al respecto Guillermina Baena Paz, "PAN, poder e iglesia como actores políticos", en Francisco Reveles Vázquez, coordinador, Partido Acción Nacional: los signos de la institucionalización, México, UNAM-Gernika, 2002, pp. 393 y 394).
Pero la derecha del PAN no termina en las organizaciones de extrema derecha que han apoyado y nutrido de cuadros a este partido. Reveles, en su libro ya mencionado (en el capítulo "Luchas y acuerdos en el PAN: las fracciones y la coalición dominante"), señala que antes de la crisis interna del partido en 1975 las fracciones se dieron por principios, mientras que las posteriores se desarrollaron más bien por aspiraciones de poder. Aunque no estoy totalmente de acuerdo con Reveles, sobre todo al llamar "radical" a una de las fracciones pragmáticas, pues radical no quiere decir extremista, para fines de diferenciación aceptaré como válida su división de los panistas en pragmáticos moderados y pragmáticos "radicales".
En la primera fracción incluye a Vicencio Tovar, Luis H. Alvarez, Castillo Peraza, Fernández de Cevallos y Calderón Hinojosa, y en la segunda a Clouthier, Barrio Terrazas, Rodolfo Elizondo, Ruffo Appel y Fox Quesada. Esta segunda fracción viene de la empresa privada y fue apoyada precisamente por las organizaciones de ultraderecha mencionadas y por otras como el Opus Dei, los Caballeros de Colón, etcétera. Vale decir que, según el autor citado, Martínez Cázares fue el representante del PAN ante el IFE cuando Fox era candidato a la Presidencia.
ƑDe qué principios doctrinarios estará hablando Martínez Cázares? Ciertamente uno de sus ideólogos, Castillo Peraza, estuvo en contra de los pragmáticos empresarios que, sobre todo a partir de 1983, ingresaron al PAN para hacer política, pero hasta donde recuerdo el ex dirigente panista no fue precisamente un defensor doctrinario de su partido, ni de los planteamientos de Gómez Morín ni de los de González Morfín o Christlieb Ibarrola; mucho menos de los principios basados en el socialismo cristiano de algunos de sus miembros, como González Schmal u Ortiz Gallegos.
Quizá se trate de una nueva corriente que quisiera ubicar al PAN en posiciones de centro derecha en las que "dejaremos claro nuestro rechazo a la globalización" y a favor de un "partido de responsabilidad social", como declaró Martínez Cázares. Y si es así, dado el avance creciente de las ultraderechas en Europa, Estados Unidos y en algunos países de América Latina, enhorabuena. Será deseable que el PAN se deslinde claramente de las ultraderechas y de los pragmáticos empresarios, oportunistas y pro estadunidenses que han usado a este partido para escalar puestos en la esfera de gobierno, pero dudo seriamente que pueda hacerse sin provocar una nueva crisis interna. Más bien parece que el PAN quiere presentar una nueva imagen que, ante la baja popularidad del presidente Fox, se traduzca en votos para la elección de 2003.