Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 4 de septiembre de 2002
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Sociedad y Justicia

Más que ayudar bloquean el desarrollo de los pueblos, plantea un estudio

Necesario, replantear planes de ordenamiento y protección ambiental en comunidades indias

Aseguran la oficina de la Presidencia y el INI que la ruptura del equilibrio socioecológico acentuó la pobreza de la población indígena Se requieren proyectos productivos

ALMA E. MUÑOZ

La ruptura del equilibrio socioecológico acentuó la pobreza de la población indígena del país, coinciden la Oficina de la Presidencia para la Atención de los Pueblos Indios y el Instituto Nacional Indigenista (INI).

Ambas instituciones están conscientes de que una de las grandes demandas de este sector es la instrumentación de un programa de ordenamiento y protección ambiental para no afectar principalmente la autosuficiencia alimentaria, después de que "la creciente presión sobre los recursos naturales se traduce en la expansión de la actividad agrícola hacia tierras de baja calidad o no aptas para el cultivo, así como en la captura de fauna y recolección de flora silvestres para su comercialización".

Un análisis de las instituciones sobre el medio ambiente y las regiones indias destaca que México es uno de los países con mayor diversidad biológica -sólo aquí se encuentran cerca de 10 por ciento de las especies conocidas en el mundo- y también es una de las naciones cuyos indígenas viven íntimamente vinculados a la naturaleza. Prácticamente la tercera parte de esta población habita en zonas forestales y 90 por ciento del total -calculado en 12 millones de personas- se asienta en las regiones biográficas más ricas: trópicos húmedo y seco, así como en zonas templadas.

Resaltan que, con el tiempo, los pueblos indios desarrollaron formas de interacción socioeconómica y cultural con los ecosistemas, que permitieron crear y perfeccionar complejas prácticas de manejo, donde se combinaron la conservación, la capacidad productiva y la regeneración natural de los recursos. Aunque dichas prácticas encontraron como enemigos los procesos de producción predominantes a partir de la segunda mitad del siglo XX, cuya característica fundamental es el crecimiento económico a costa de la destrucción, sobrexplotación y contaminación de los recursos naturales.

Desde entonces las etnias reclamaron la acción gubernamental para frenar la devastación ecológica y las alteraciones ambientales: deforestación, erosión de suelos, contaminación de cuerpos de agua y desertificación creciente.

Como respuesta, la política ambiental instrumentada por administraciones anteriores, critican, declaró 127 áreas naturales protegidas, 51 de las cuales se encuentran en zonas con fuerte presencia india e involucran a 48 de municipios, sin la consulta ni sensibilización de la población afectada por las vedas y restricciones. Ello, "más que verse como una acción de beneficio para las comunidades, se considera -por las instituciones- un obstáculo para su desarrollo, que en muchos casos agravó las condiciones de marginación y pobreza de la población, porque en general no están acompañadas de opciones productivas, lo cual ejerce, al mismo tiempo, presión sobre los recursos que se intenta proteger".

Tanto el INI como la Oficina de la Presidencia para la Atención de los Pueblos Indios coinciden en que hubo una ruptura del equilibrio socioecológico a partir de la disminución de recursos, y con ello "se acentuó la pobreza de las comunidades étnicas", al grado de que "el deterioro ambiental ha impactado en la autosuficiencia alimentaria y ocasionado una creciente presión sobre los recursos naturales, misma que se traduce en la expansión de la frontera agrícola hacia tierras de baja calidad o no aptas para el cultivo, en detrimento principalmente de las selvas en las zonas tropicales y de las áreas boscosas en las zonas templadas, así como también afectaron los frágiles equilibrios ecológicos de las áreas selváticas, por la captura de fauna y recolección de flora silvestres para su comercialización".

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