Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 2 de septiembre de 2002
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Deportes
Alejandro Ortiz, del estado de México, se proclamó campeón absoluto de la competencia

Celebró Mister México 50 años en el Ferrocarrilero

La representante del Distrito Federal, Gabriela Peña, el título de Señorita Perfección

ROSALIA A. VILLANUEVA

En un tributo a los hombres que durante 50 años han rendido culto al músculo, se llevó a cabo el clásico Mister México, donde un joven mexiquense, Alejandro Ortiz, se proclamó campeón absoluto en un repleto Teatro Ferrocarrilero que fue testigo del abucheo que cargó su compañera de equipo Flor Grisell, a quien los jueces dieron el título Miss Fitness ante la favorita del público, la capitalina Lizette Gálvez.

Siete horas de una angustiosa batalla libró Alejandro frente al hidrocálido Ricardo Ayala, otro joven exponente que destacó entre el numeroso grupo de campeones que reunió a los triunfadores del año pasado y a los de esta edición, la número 50, es decir, las Bodas de Oro, como permanentemente insistía el anunciador, un hombre gordo que aguantó la metralla de críticas y burlas de los practicantes del fisicoculturismo.

La final de varones cerró la noche de musculatura que se combinó con los olores a ungüento y sudor entre esa multitud de cuerpos que buscaban afanosamente hacer su mejor pose en pectoral, pierna y bíceps para obtener la calificación, pero las ruidosas porras que traía el instructor del estado de México, de 23 años, y el representante de Aguascalientes, dos años mayor que el nuevo Mister México, acabaron por ayudar a los jueces y éstos dejaron a los más veteranos fuera de la pelea.

Hubo un ambiente prendido entre los amantes del también llamado culto al espejo, donde las mujeres cautivaron a los varones en un derroche de sensualidad con sus diminutos bikinis que, con tanto contoneo, se les iban subiendo entre la rayita que divide los glúteos, como le sucedió a Flor Grisell, a Lizette y a la jalisciense Elizabeth González, ganadora de las novatas, quien salió con un traje de baño de dos piezas en rojo encendido que despertó las pasiones de muchos.

Casada y madre de un niño de cinco años, la rubia Grisell se ganó la corona con una perfecta rutina que ejecutó con una cuerda, aunque el público apoyaba a la morena Gálvez, la capitalina que sacó un atuendo en leopardo y bailó al estilo de Niurka -con cuerpo similar al de la cubana, pero sin grasa.

La representante del Distrito Federal, Gabriela Peña, se adjudicó el título de Señorita Perfección.

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