Admite que su belleza le trajo muchas dificultades
en el ambiente artístico
Para las disqueras lo lindo y lo tanto tiene más
carisma, dice Ely Guerra
Tras el escaso apoyo a Lotofire entendí
que nadie más que yo hará crecer mi carrera, asegura
Lamenta que la gente se asuste porque no le gusta
que le hablen con sinceridad
JORGE CABALLERO
Luego de regresar de unas exitosas presentaciones en Nueva
York, la cantautora Ely Guerra se reúne con La Jornada para
charlar sobre sus 15 años de carrera musical; comenta sobre la extensa
vida que ha tenido su disco Lotofire; de su arduo año de
trabajo por Estados Unidos, Chile, Argentina, Cuba y Puerto Rico; de las
dificultades que le acarreó su belleza y talento en su carrera;
de ser líder de una banda de músicos hombres; de sus dificultades
con las disqueras para promocionarla y de cómo ha evolucionado musicalmente.
Ely
cruza las piernas, mueve los brazos y da un trago a su té de manzanilla.
La primera respuesta de la Guerra parece provenir de un lugar más
allá de su apariencia: "La poca colaboración de la disquera
con el Lotofire me hizo ponerme las pilas, entendí que nadie
más que yo iba a hacer crecer mi carrera; desde BMG sufrí
porque no concedo. No me interesa hacer lo que no va conmigo, estoy abierta
al desarrollo en equipo pero no para que transformen mi personalidad. Siempre
he tenido grandes diferencias con mis compañías disqueras;
las entiendo, pobrecitas, porque ver a una mujer tocando la lira cantando
sus rolas debe ser muy seductor; me gustan las mujeres que luchan, que
se esfuerzan y que son capaces; los que me firmaron lo hicieron convencidos
y extasiados de que esto iba para arriba; pero qué pasa cuando un
proyecto no es superficial, entonces la historia se complica. Puedo tener
una conversación con quien sea, porque siempre soy yo, si el que
esté enfrente es un pendejo, él lo será no yo; de
repente he tenido que hacer cosas que a mí me dan güeva, 'oye,
Guerra, tienes que ir a hacer promoción a no sé dónde';
'pero eso no va conmigo'; 'tienes que ir'; lo que hago es tomar la experiencia
como algo positivo y comprenderlo".
La Guerra relata: "Por ejemplo alguien que me vio en Brooklyn
me escribió un mail para darme su opinión, y sus comentarios
sólo se basaban en mi estética, criticó mi manera
de vestir, la forma como bailaba, mi manera de peinarme y mencionó
algo de mi voz: 'qué bonita, pero detrás de quién
te escondes'. Si yo fuera una persona políticamente correcta, que
no acostumbra meterse en problemas por no ensuciarse las manos, lo más
fácil era regresar un mail diciéndole gracias por
tu opinión, pero soy una mujer que desde chica me gusta defender
mi espacio y se lo dije: 'Tu crítica es muy poco seria, me da pena
enterarme de lo poco profundo que eres, me dedico a hacer canciones; critícalas.
No critiques mi peinado, eso es un gusto personal; si no te gusta mi peinado,
muy tu problema'. ¡Qué horror!, uno hace un esfuerzo por dar
una propuesta diferente a las que reciben apoyo en mi país, una
hace un esfuerzo porque México tenga una propuesta con calidad y
vaya al extranjero y el mexicano que vive allá lo que dice es ¡qué
pinche corte de pelo traes!".
Sinceridad y belleza
Después retoma la pregunta sobre su paso por las
disqueras: "Me veían como una tipa guapa que genera cosas creativas
y no sabían cómo venderme. Este es un negocio, me puse en
manos de ellos porque quise, nadie me obligó y firmé un contrato;
el asunto es que a ellos nadie los obligó a firmarme, lo hicieron
sin saber cómo era. Ahora la música está cambiando,
los intereses están cambiando, la industria está cambiando
y definitivamente la relación industria-músico no va a ser
fácil porque uno como artista es muy pinche intenso, y un presidente
de una compañía lo que menos tiene es intensidad, porque
él maneja un negocio, no maneja emociones".
Guerra demuestra así su intensidad: "Nadie va a
decir que la Guerra estuvo en un programa y qué pendeja. Fuimos
a un programa de Canal 40 y el tipo se la pasó hinchándome
las pelotas en el programa, que duró una hora; el tipo incluso se
atrevió, fuera de cámaras, a insinuarme un par de cosas y
lo puse en su lugar, me siento con la capacidad de ir a cualquier lado
con mi personalidad, la cual no me da miedo mostrarla. El problema es que
la gente se asusta porque no le gusta la sinceridad y le viene mal, ni
a los fans, ni a los managers, ni a los músicos, ni
a los promotores... a nadie le gusta que alguien te diga con sinceridad
lo que piensa".
Acerca de los problemas por su belleza mencionó:
"Antes sí me causaba problemas, ahora no. Muchos periodistas preferían
hablar de una imagen que de mi música, tuve que ir cambiando mi
manera de conducirme; soy muy abierta, me gusta abrazar, me gusta tocar...
de repente te lo toman bien o mal, me tuve que volver muy intuitiva. Una
vez estábamos en un programa de radio en Tijuana y el locutor dijo:
'Ely no te sientes en mis piernas, estamos en un programa de radio, la
gente no te está viendo', y ahí mismo en vivo lo puse como
chancla y me salí de la cabina; mi compañía disquera
estaba muy nerviosa: 'Ely no puedes hacer esto'. ¿Ah sí?
Pues mira cómo me voy de la cabina. A eso es a lo que voy, la estética
en un momento fue un problema porque no les gusta ver a alguien lindo que
puede ser capaz de hacer otras cosas, les gusta ver a alguien lindo y tonto,
eso tiene más carisma. A mí no me resulta, yo soy una mujer
con muchos complejos, como cualquier mujer, por eso se reflejan en mis
canciones; tener madre y hermanas divinas me acomplejó, mi trasero
me choca, tengo celulitis, cuando voy a la playa no me quito el pareo,
como cualquier mujer de México. A mí no me gusta subir a
un escenario cochina, me gusta peinarme... llego a un toquín súper
perfumada, al tiro, para mí eso nunca va a cambiar. A mí
me pasó eso en la industria: ellos querían otra persona,
no estoy para que un presidente de una compañía me diga:
'Debes usar falda y no pantalón'. Siempre digo: 'voy a hacer las
cosas con los güevos que no tengo', porque así soy, me costó
trabajo, el camino fue más rudo".
''Mi realidad es mexicana''
Ely Guerra considera que "mi música es personal,
escribo lo que vivo... lo que todas las mexicanas viven, es una realidad.
Ahora que viajo y que tienes que hablar en inglés me preguntan:
'Oye Ely, vas a grabar en inglés'. No, ¡ni madres!, porque
cuando estaba chica escuchaba música en inglés y la disfrutaba,
espero que ahora eso suceda con el español; de hecho está
sucediendo. En Nueva York canté para latinos y para mil cabrones
más que no hablaban mi idioma, lo dije frente a ellos: Espero que
mi música trascienda en mi idioma, porque la están disfrutando
y aunque no la entiendan sé que vibran. Me preguntaban qué
tenía mi música de mexicana, busco los sonidos que me proyecten,
mi propuesta es mexicana porque yo lo soy; he vivido como mexicana en una
familia mexicana y mi realidad es esta; mis canciones hablan de mi, de
mis vivencias y dudo mucho que sean particulares, porque al final represento
a una mujer mexicana de 30 años hoy en día, represento a
todas las mujeres que se han enfrentado a una carrera profesional, que
se han enfrentado a ser mamás, al machismo; creo que de lo que hablo
en mis canciones en definitiva se va a ver reflejado en otras mujeres y
otros hombres; sí creo en el espejazo, escucho a otras mujeres,
conozco a otras mujeres que se dedican al teatro... a bailar... y viven
cosas que a mí también me pasan".
Después, calmada, suelta: "A través de la
música he crecido, no sólo musicalmente sino me ha dado una
educación espiritual profunda. A todos los seres humanos que nos
toca ser guerreros, te hace crecer; he tenido bien puestos mis objetivos...
ser fuerte y, como mujer, tener una escala de valores bien cimentada, me
ha hecho responsable... segura... La música significa más
que subirte al escenario; he tratado de ser profesional trabajando con
buenos músicos, con un manager que se involucra de manera
emocional en el proyecto... lo importante es que el trabajo se convierta
en una comunidad de crecimiento".
Un año muy productivo
Luego,
prendida, aclara: "He hecho lo mismo siempre sin traicionarme; hasta mi
actitud un poco necia me ha generado problemas con mis compañías
disqueras y cosas por el estilo; a veces veo esto como un buen momento.
Acepto que mi búsqueda ha sido muy personal; nunca he esperado a
que la suerte venga a mí, la he trabajado de verdad. Cuando voy
a Huejutla voy como si fuera a Nueva York, al punto de encargarme de un
back line, porque me interesa que mi bajista suene como yo quiero,
que se sienta cómodo y me dedico a comprar una bocina que sirva;
me encargo de que el equipo esté al pie de la letra, para Huejutla
o para Nueva York, y a mi equipo de oficina le exijo que mi amplificador,
el que me gusta usar, sea el que viaje: no quiero otro cuando me suba al
escenario, quiero esa marca, ese modelo y ese pinche amplificador porque
ese es el sonido de mi banda. Debo sonar exactamente igual porque nunca
subestimo a mi público".
Lo único que ha cambiado en la Guerra en estos
años es el rocanrol: "El paso del tiempo te da un mejor manejo del
escenario, eso es lo que ha cambiado en 15 años que llevo en la
música".
A continuación Ely reseña: "Este año
ha sido muy productivo, he andado en chinga, he tenido que trabajar a doble
marcha. Era el momento de regresar a Nueva York, la gente nos esperaba
y no los defraudamos; vieron nuestra propuesta y les gustó. Hemos
tenido mucha suerte allá, la gente ha estado receptiva, con buena
vibra y eso se ha traducido en participar en el festival Celebrate Brooklyn...
porque íbamos de head liners, eso me sorprendió; les
pedí que nosotros no cerráramos el concierto porque tocaba
una banda local y me parecía que eran los adecuados para cerrar".
También recordó su participación
en el festival de Viña del Mar: "Fui por la canción de El
duelo, donde colaboré con La Ley. La manera en que me recibieron
en Chile fue impresionante, desde que llegué el chico del hotel
me preguntó: '¿Tú eres Ely Guerra?'; no me dijeron
'¿Eres la que canta con La Ley?'. Todo el mundo en la calle gritaba
mi nombre, no esperaba eso. Después de eso EMI me pidió que
me quedara para hacer promoción porque sacaron un EP con algunas
canciones del Lotofire y Pa'morirse de amor; fue una gira
muy afortunada que concluyó con una tocada en un lugar de mucho
rollo, La Batuta, a donde entraron unas 400 personas y se quedaron 300
afuera".
Pero aclara: "Nunca hemos tenido una gira planeada, todo
se ha ido dando naturalmente, nosotros tenemos que irnos aviniendo a las
cosas que han ido brotando. De Chile nos pasamos a Argentina, hicimos el
mismo proceso y nos funcionó muy bien. También fuimos a tocar
a Cuba con Oscar Chávez y Los Morales, hace unos meses, en el Teatro
Nacional. También toqué en Puerto Rico, Chicago y Los Angeles,
donde compartí escenario con bandas que están en el mismo
barco que nosotros".
Ely finaliza reflexionando: "Es muy fuerte trabajar y
ser líder de un grupo de varones que todos tienen una capacidad
profesional increíble y una personalidad fuerte, ha sido duro y
nos hemos conservado así; creo que ya somos una especie de familia
donde todos disfrutamos".