Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 30 de agosto de 2002
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Capital

CIUDAD PERDIDA

Miguel Angel Velázquez

Gordillo abandonada

EL EPITAFIO DE la historia discurrió por un lugar común: "El que a hierro mata..."

LA NECESIDAD CONVOCO con urgencia a los reunidos en torno de aquella mesa en que se trataba de encontrar, de diseñar, la defensa contra aquello que consideraron un ataque al partido.

ROBERTO MADRAZO, EL líder, puso a la mitad de la mesa el cuestionamiento: Ƒqué actitud debe tomar el PRI en el caso del Pemexgate? Casi todos entendieron que se trataba de buscar el antídoto al envenenamiento que sufría la organización política.

SOLO ESTABAN LOS más cercanos, los de todas las confianzas, los que pueden ser escuchados. Cada uno, en perfecto orden, argumentó y construyó su hipótesis.

SALVO LAS DIFERENCIAS en la táctica, casi todos estaban de acuerdo en que se debía intervenir a favor del sindicato petrolero y de sus líderes como una forma de defensa del partido.

FALTABA UNA VOZ, la de la secretaria general Elba Esther Gordillo, quien casi al final lanzó su propia idea. Esta vez, como algunas otras, contraria a la opinión de la mayoría, llena de pragmatismo.

PARA ELLA EL asunto era de una claridad meridiana. Sin decirlo de esa manera, pero haciendo valer el mismo sentido, la señora explicó que en las condiciones electorales en que se hallaba el PRI lo más conveniente era hacerse a un lado.

LOS COSTOS DE la defensa en ese asunto, según explicó, eran demasiado altos, y si era verdad lo que se decía del caso, la gente del sindicato y el propio Labastida Ochoa, hacia quien, se supone, fueron desviados los recursos de Pemex, deberían asumir sus responsabilidades.

SI ACASO, LA defensa debería conducirse con sigilo, tratando de evitar que el PRI saliera más lastimado de lo que ya estaba; el discurso debería ir en torno a posibilitar cualquier investigación que las autoridades tuvieran a bien realizar, es decir, que la justicia se haga, pese a todo. Ir a fondo y sin titubeos, esas tendrían que ser las líneas del argumento partidista.

AUNQUE NADIE SE sintió convencido, todos estuvieron de acuerdo en que la situación del partido no era lo suficientemente sólida para dar una pelea franca, y bien se podría echar mano de algunos otros recursos para crear un muro de contención contra los ataques.

ESE FUE EL acuerdo y el partido tricolor, de una u otra manera, se deslindó, hasta donde pudo, de ese affaire que aún no se resuelve y que parece estancado en una serie interminable de investigaciones.

HACE UNOS DIAS Madrazo Pintado volvió a citar a sus más cercanos colaboradores. El tema había cambiado: ahora el asunto era cómo proteger a la secretaria general de las acusaciones que se habían levantado en su contra.

LA TACTICA SE decidió casi de inmediato. El partido no está en condiciones de enfrentar una lucha en su favor, hay que evitar que el PRI sea lastimado. Que cada cual asuma la responsabilidad de sus hechos. Ese fue el acuerdo.

Ciudad Perdida

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