Señaló que no ha sido llamado
por procuraduría para hacer declaraciones
"Yo no quise ver muerta a María ni obstruí
que la vieran": Ernesto Alonso
Ofreció disculpas a los representantes de los
medios de comunicación por no haber dado entrevistas después
de la muerte de la actriz "Estaba muy dolido", expresó el actor
y productor
JORGE CABALLERO
El actor y productor de telenovelas Ernesto Alonso, quien
dotó al género de tramas intrincadas con guiones bien estructurados,
actores capaces y bien dirigidos, utilizando técnicas del suspense
cinematográfico y hacedor de la novela histórica, ahora es
protagonista, en la vida de real, de una historia que pareciera diseñada
por y exclusivamente para él: las dudas sobre las causas del deceso
de María Félix, ocurrido el pasado 8 abril.
Uno de los capítulos de esta historia se dio en
el salón de un hotel atestado de representantes de los medios de
comunicación; la primera toma-secuencia son los empujones de los
fotógrafos y camarógrafos, quienes buscaban el mejor espacio
para hacer una buena toma o sacar la placa más original del sexagenario
productor de telenovelas, quien vestía un traje gris a rayas y quien,
con su característica voz cavernosa, reveló que no ha sido
llamado a declarar por la Procuraduría General de Justicia del Distrito
Federal a causa de la investigación que se sigue por la forma en
que falleció María Félix y las múltiples anomalías
que contiene su testamento, en el cual dejó como heredero universal
a uno de sus trabajadores domésticos; la pesquisa tiene su origen
en la demanda interpuesta por el hermano de la actriz, Benjamín
Félix, el pasado 10 de agosto, a cuatro meses y dos días
del deceso de La Doña.
En la siguiente toma, Alonso desestimó, ante unos
20 micrófonos, 10 cámaras de televisión, 30 fotográficas
y unas 30 grabadoras: "No tengo temor de nada, está muy claro todo,
hay testigos de todo, puedo platicarles lo que ocurrió exactamente
ese día".
A continuación, relató su participación
el día en que se enteró de la muerte de su amiga: "Cuando
llegué a la casa de María dicen que no permití que
la vieran, eso no es verdad, acordamos la señora Moctezuma (trabajadora
doméstica de Félix) y yo que el cuerpo de María no
se iba a Bellas Artes hasta que su hermana llegara. Cuando arribó
Eugenia (la hermana) abrió la caja... la besó... depositó
una foto en el ataúd... y cerró el féretro. Yo no
la quise ver muerta, porque preferí el recuerdo de ella viva. En
ningún momento obstruí el que su familia la viera".
Ante las especulaciones en las que el llamado Señor
Telenovela se ha visto involucrado, como dejar misteriosamente el Palacio
de Bellas Artes durante el funeral de María Félix y no asistir
al día siguiente al sepelio. Precisa: "Me tachan de que me salí
extrañamente de Bellas Artes, no es nada raro, proque después
de lo que pasó una señora de relaciones públicas se
dio cuenta de que me sentía mal, trajo una enfermera para que me
tomara la presión... la tenía muy alta; llamaron al doctor
y me dijo: 'Usted se tiene que ir a su casa inmediatamente, porque si no
le puede dar un infarto'. Me fui a mi casa, llamé a mi cardiólogo
y éste me dijo que no podía salir por lo menos durante cuatro
días, por eso no pude asistir al entierro de María".
Enrique Peña, médico de cabecera de la actriz,
testificó el 8 de abril que La Doña, como se le llamaba
a María Félix desde que rodó Doña Bárbara,
había muerto oficialmente de un infarto al miocardio.
Alonso, quien actuó con la Félix en la única
película en verso del cine nacional, El monje blanco, opinó
sobre las especulaciones acerca del posible asesinato con medicamentos
o el suicidio: "No lo puedo afirmar, no creo que hayan sido capaces de
matarla, pero no metería las manos al fuego por ellos. Lo del suicidio
no lo creo, María no era de ese temperamento".
Después, haciendo un flashback, Ernesto
Alonso contó la historia de cómo recomendó a Luis
Martínez de Anda, heredero universal de los bienes de Félix:
"María me llamó y me dijo que la persona que le ayudaba en
sus cosas personales se había ido, que le recomendara a alguien
de confianza. Yo le recomendé al hijo de mi chofer, que me ayudaba
a limpiar con leche mi colección de ángeles, mientras encontraba
a alguien, pero creo que se entendieron y se quedó con ella unos
nueve años. A Luis Martínez de Anda, la última vez
que lo vi aún no le habían dado nada de la herencia".
En el siguiente capítulo de esta historia, el productor
y actor de la telenovela El maleficio, también se disculpó:
"Siento mucho no haberles dado entrevistas después del fallecimiento
de la señora, porque estaba muy dolido y no quise hacerlo, ahora
que me siento tranquilo hago esta conferencia de prensa".
Saca una carta con remitente de la ciudad de París:
"Es de Antoine Tzapoff (última pareja sentimental de María
Félix), más que una carta lo considero un documento, la escribió
en abril, después de que falleció María, en ella me
dice: 'Usted fue el responsable del funeral de María -cosa de la
cual no fui responsable, pero en fin, él así lo pensó-;
está muy bien, muchas veces La Doña me decía:
'Ernesto es un amigo de siempre, para siempre, estos dos últimos
años me decía: Ernesto me llamó hoy... Ernesto me
llamó ayer,... Ernesto tiene problemas de salud... parece que Ernesto
está mejor... siempre fue parte de sus preocupaciones. Esa fue nuestra
relación siempre... de toda la vida... de siempre.'"
En las casas, los televidentes y radioescuchas atentos
a los programas de noticias no distinguen entre las personas de la vida
real que han encarnado a personajes de ficción en la pantalla, de
los que ahora hacen declaraciones acerca de un asunto que parece una ficción,
pues tiene todos los ingredientes para un buen guión: muerte de
una estrella, herencia a un empleado doméstico, presunto envenenamiento,
exhumación de cadáveres...