Juan Arturo Brennan

Un intenso certamen

Lieksa, Finlandia. En la versión 23 de la Semana de Metales de Lieksa, desarrollada en esta pacífica ciudad del este finlandés, el instrumento destacado fue la trompeta, y los intérpretes convocados fueron básicamente nórdicos. Uno de los conciertos más interesantes del festival fue la velada de música bailable y de salón titulada Trompeta dorada, dedicada al legendario trompetista danés Jörgen Petersen.

En ese concierto con orquesta (muy bien conducido y dirigido por Petri Juutilainen) se presentaron, además del soberbio trompetista noruego Ole Edvard Antonsen, tres buenos trompetistas finlandeses que dieron alto nivel al concierto: Aki Välimäki, Mikko Pettinen y Touko Lundell. Este último había ganado la primera versión del Concurso Internacional de Trompeta Raimo Sarmas (llamado así en honor del decano de los trompetistas finlandeses), realizada en 1999. Este año, una de las actividades más importantes y atractivas de la Semana de Metales de Lieksa fue la celebración de la segunda versión de este certamen.

A la primera ronda de la competencia se presentaron 31 jóvenes trompetistas de diversos países de Europa y Asia; ningún concursante de América se inscribió. En la primera ronda, para la cual los participantes tuvieron que lidiar con obras de Arutyunian, Ibert y Jolivet, quedaron fuera de la competencia, entre otros, todas las mujeres inscritas y todos los trompetistas finlandeses.

En esta primera selección sobrevivieron sendos participantes de Rusia, España, Francia, Japón, Dinamarca, Corea, Austria y Estonia. El repertorio asignado por el jurado para la siguiente ronda fue de grueso calibre: obras para trompeta sola de Rautavaara, Hvoslef, Vizzutti y Plog; obras con acompañamiento de piano de Hindemith, Friedman y Stevens; y conciertos de Hertel, Telemann, Albinoni y Vivaldi.

Cosa curiosa, la selección de los ocho semifinalistas fue muy similar y las obras de Vizzutti, Hindemith y Telemann tuvieron presencia mayoritaria en esta ronda. Al escuchar esta semifinal del concurso, pude percatarme de algo que, supongo, ocurre en todos los certámenes de ejecución musical: los jóvenes trompetistas parecían estar, en su mayoría, tensos y aterrados, muy concentrados en las notas y la técnica como para disfrutar de la música.

La excepción notable fue el joven trompetista español Germán Asensi, quien exhibió una musicalidad superior a la de sus colegas y competidores. Junto con Asensi, pasaron a la final Tomonori Sato (Japón), Ibrahim Maalouf (Francia) y Timur Martynov (Rusia). Para la última fase los cuatro finalistas interpretaron, con acompañamiento orquestal, la Proclamación de Ernest Bloch y el Concierto para trompeta, de Haydn.

De nuevo el exceso de concentración y las presiones naturales dadas las circunstancias se reflejaron en la ejecución de los concursantes. De nuevo, fue Germán Asensi el que pareció disfrutar realmente estar haciendo música en medio de la competencia; en menor medida, Maalouf también se sacudió la tensión y se dejó llevar por la pasión. Ambos tuvieron muy buen desempeño y los dos tocaron sólidas cadenzas en el primer movimiento del concierto de Haydn. Los otros dos concursantes, sobre todo Sato, estuvieron más concentrados en el aspecto técnico de sus partituras y menos en lo expresivo. Todos ellos, sin embargo, con un asombroso nivel de ejecución a lo largo y ancho del repertorio propuesto para las distintas etapas del concurso. ƑLas edades de los cuatro finalistas? Veintidós, 23, 25 y 29 años.

Después de estas tres intensas rondas de competencia, el exigente jurado formado por seis trompetistas nórdicos de credenciales impecables anunció su decisión: declarar desierto el primer premio y otorgar el segundo y el tercero, respectivamente, a Timur Martynov e Ibrahim Maalouf. Fascinante experiencia, sin duda, asistir a un concurso internacional de este nivel, y muy sorprendente escuchar a trompetistas tan jóvenes ejecutar esa clase de repertorio con esos alcances técnicos y expresivos.