El Kremlin aclara que la posibilidad de un atentado
es sólo "una línea de investigación"
Rebeldes chechenos se adjudican el derribo del helicóptero
MI-26 del ejército ruso
Separan del cargo al comandante en jefe de la aviación
tras el percance que provocó 114 muertos
JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL
Moscu, 20 de agosto. El derribo de un helicóptero
MI-26 del ejército ruso, a escasos metros de la base militar
de Jankala, en las afueras de la capital chechena de Grozny, es una trágica
confirmación de que el conflicto armado en el Cáucaso del
Norte dista de haber concluido.
Para las autoridades castrenses de Rusia, obligadas a
reproducir la versión de los encargados de la estrategia propagandística
del Kremlin en el sentido de que no hay guerra en Chechenia, resulta difícil
tener que reconocer que un enemigo derrotado causó la muerte
de al menos 114 oficiales y soldados en su más reciente acción
contra las tropas federales.
Uno
tras otro, a lo largo de este martes, se fueron conociendo evidencias y
testimonios que no dejan lugar a dudas: el gigantesco aparato, idéntico
al llamado Elefante que se incorporó hace dos años
a la flota de la Fuerza Aérea Mexicana, fue derribado por un misil
tierra-aire del tipo Strela (Flecha, análogo ruso del Stinger
estadunidense), disparado por un solo hombre desde el segundo piso de un
edificio en ruinas.
No obstante que la televisión rusa mostró
hasta el tubo de lanzamiento del misil portátil, el ministro ruso
de Defensa, Serguei Ivanov, insiste en que el atentado reivindicado por
el mando de los rebeldes chechenos no es más que una de las hipótesis
que se investigan como causa de la caída del helicóptero.
Ivanov, en esto, sólo sigue el método de
crear confusión deliberada cuando la información que demanda
la sociedad rusa pone en entredicho la actuación o la palabra del
Kremlin.
El recurso se aplica aquí, invariablemente, desde
que se supo, el 21 de agosto de hace dos años, que murieron todos
los tripulantes del submarino nuclear Kursk, hundido en el mar de
Barents por la explosión de uno de sus propios torpedos. Hasta hace
un escaso mes el gobierno de Rusia aseguraba desconocer el motivo del siniestro
y continuaba alimentando la existencia de varias hipótesis.
Fuerte revés
Ahora quizá no se tarden tanto en confirmar que
el helicóptero fue derribado por un misil, pero es claro que las
autoridades rusas no se dan prisa en admitir que desde la muerte en emboscada
de 84 paracaidistas en febrero de 2000, el atentado en Jankala es el mayor
revés en pérdidas humanas que sufren las tropas federales
como consecuencia de una sola acción de los independentistas chechenos,
a partir de que comenzó esta segunda edición de la guerra
de Chechenia, hace poco menos de tres años.
Por lo pronto, el ministro Ivanov ni siquiera se sintió
en la obligación de decir, sin circunloquios, cuántas personas
murieron. "La última información que tenemos es que había
147 personas a bordo del helicóptero que se estrelló. Sobrevivieron
33", declaró a la televisión local con la sugerencia implícita
de que cada quien haga sus propias cuentas.
En cambio, el titular de la cartera de Defensa anunció
sin ambages que mientras dure la investigación, decidió separar
de su cargo al general Vitali Pavlov, comandante de la aviación
del ejército, cuerpo dependiente de las fuerzas terrestres, así
como suspender el uso de los helicópteros MI-26 en Chechenia.
La medida, que va perfilando un eventual chivo expiatorio,
busca apuntalar la hipótesis de que el helicóptero se pudo
haber caído por una sobrecarga. En el mismo sentido, se subraya
que iban en el aparato 143 militares y cinco tripulantes, mientras la capacidad
oficial reconocida es de 84 soldados con sus armas o equipos de salvamento.
Suena lógico, pero expertos independientes aducen
que la versión del exceso de pasajeros es insostenible. Entre los
muchos puntos débiles que le encuentran, destacan que no es la primera
vez que un MI-26 transporta a 150 personas, algo muy frecuente en
Chechenia.
También sostienen que la capacidad de carga del
helicóptero está muy por encima de la reconocida oficialmente,
sobre todo si los pasajeros no llevan equipos completos de armas, como
sucede con soldados que no van en misión de combate y sólo
son transportados de Osetia del Norte a Jankala, su lugar de emplazamiento.
Los mismos expertos creen que, tarde o temprano, se tendrá
que reconocer que un misil derribó el MI-26, más aún,
que sus conclusiones coinciden con los testimonios de varias personas que
aseguran haber visto cómo el Strela impactó al helicóptero.
El atentado, desde la perspectiva chechena "una legítima
acción bélica", es un argumento más, brutal si se
quiere, de quienes insisten en que es necesario sentarse a negociar un
arreglo político. Hay varias iniciativas sobre la mesa.
El Kremlin hace oídos sordos a las propuestas y,
mientras los rebeldes estén en condiciones de realizar ataques de
esa magnitud, la guerra en Chechenia no tendrá fin.
Por otro lado, al cierre de esta edición se informó
del derrumbe de un edificio de viviendas de cinco pisos debido a un estallido,
que provocó cuatro muertos, ocho heridos y 14 desaparecidos.
Según las primeras investigaciones, se trató
de una explosión de gas, aunque la policía no descarta la
posibilidad de un atentado.