Señora directora: La nueva regulación de la Contraloría, que prohíbe a los burócratas desempeñar dos actividades o dos cargos en la misma u otra dependencia del gobierno, es una verdadera atrocidad.

El ejemplo que da Mario Lavista, del músico de una orquesta sinfónica que para complementar sus ingresos se ve obligado a dar clases en el conservatorio, habla por sí solo. Pero no es el único caso: miles y miles de burócratas se hallan en las mismas circunstancias. Conozco a una persona que para mantener a su familia trabajó durante 40 años en las mañanas en la Lotería Nacional y en las tardes en Correos. Hoy sobrevive con dos pensiones miserables. Otra persona trabajó gran parte de su vida de las siete de la mañana a las diez de la noche como enfermera para sostener a sus tres hijos: en las mañanas en el Seguro Social y en las tardes y noches en un hospital de salubridad.

Y es que en nuestro país -aunque está lejos de ser el único-, la conquista laboral de ocho horas diarias no es tal, sino una falacia. Miles, reitero, decenas de miles de trabajadores, burócratas, obreros, maestros de primaria y secundaria, taxistas -fuera y dentro del gobierno- tienen que trabajar 14 y hasta 16 horas diarias para apenas sostener a su familia con mínimo decoro. Y esto todo el mundo lo sabe menos, desde luego, la Contraloría.

No me cabe la menor duda de que en Pemex, como dice Lavista, al igual que en muchas otras dependencias (si no es que en todas) del gobierno federal y de los gobiernos estatales y municipales hay funcionarios corruptos que cobran dos o más sueldos -o "bonos", compensaciones- sin desquitarlos ni merecerlos. No hay que olvidar al ex secretario de Hacienda que a los cuarenta años comenzó a disfrutar de una jugosa pensión sin dejar jamás de trabajar en el gobierno. Por lo visto se trata, una vez más, de que paguen justos por pecadores.

Esta nueva reglamentación, a la que no vacilo en calificar como una infamia -nacida de la ignorancia y negligencia- orilla a la miseria a miles de pequeños burócratas y, por otra parte, ya que en sus dos o más actividades pagaban los impuestos correspondientes, es evidente que la medida no ayudará a aumentar la recaudación fiscal y sí a reducirla.

Fernando del Paso

Estimada señora directora: Agradezco cumplidamente la entrevista que tuvieron la amabilidad de hacerme acerca de un tema que me parece medular para nuestro país. Sólo quisiera hacer notar, en virtud de la forma en que se cabeceó la nota en la primera página de su prestigiado diario, que no soy el único hijo de José Vasconcelos y, por consiguiente, cuando me expreso lo hago a título personal y no en nombre de toda la familia.

Aprovecho la ocasión para enviarle un cordial saludo.

Héctor Vasconcelos

Señora directora: En respuesta a la carta publicada el 18 de agosto, firmada por el señor Fernando Cravioto, me permito hacer los siguientes comentarios:

En reiteradas ocasiones, debido a las quejas presentadas por la comunidad, hemos solicitado la intervención de la Policía Preventiva y, en este sentido, se han realizado diversos operativos en la delegación, que incluso han sido coordinados por el ingeniero Raymundo Collins Flores, subsecretario de Seguridad Pública del DF. Anexo copia de las gestiones realizadas por la Dirección de Seguridad Pública de esta demarcación. Desde las diversas áreas de la delegación Coyoacán, siempre en el marco de nuestras atribuciones, seguiremos creando espacios para que, en coordinación con la ciudadanía, unamos esfuerzos para construir un Coyoacán digno y seguro para todas y todos.

Como apunta el lector, es atribución de la SSP del DF realizar operativos para a impedir los "arrancones", que se organizan al margen de la ley en diferentes puntos de esta demarcación y que perturban la vida de los coyoacanenses, por lo que esperamos que una vez que se dé la reforma política del DF podamos contribuir todavía más en las acciones encaminadas a erradicar estas prácticas que ponen en riesgo la integridad de los habitantes de Coyoacán.

Envío también copia del trámite ante la SSP que manifiesta la preocupación expresada por esos hechos; aprovecho para agradecer al señor Cravioto los comentarios positivos acerca de nuestra administración.

María de Lourdes Rojo e Incháustegui, jefa delegacional en Coyoacán
 

Señora directora: Solicito la publicación de la presente.

Querida Olga: Me extraña muchísimo que con tu larga trayectoria dentro del periodismo no hayas consultado las dos partes involucradas en la denuncia que haces en tu artículo del jueves 15.

Quisiera darte mi versión de los hechos. El ogrito, como bien dices, fue muy aplaudida por el público acostumbrado a ir al teatro en la versión de Gervais Gadreult. No así la versión de Martín Acosta y su interpretación monotónica de la misma obra.

Para que su montaje ingresara a la temporada de teatro escolar no tuvo que pasar por ningún filtro ni fue audicionada por la comisión de la SEP, ya que era una producción del INBA y por lo tanto se le dio un voto de confianza. Debido a innumerables problemas de producción que desconozco, el estreno y el teatro en el que se iba a llevar a cabo dicha temporada cambiaron varias veces. Desgraciadamente esto hizo que la oferta que tenían los maestros no coincidiera con la realidad, lo cual provocó cancelaciones y que los docentes optaran por otras obras del mismo programa.

Cuando por fin se estrenó, cuatro camiones llenos de niños tuvieron que ser enviados a otras obras del Programa de Teatro Escolar porque el director se negó a dar función aduciendo que no estaba listo y que su estreno era para sus amigos a las 13 horas, horario en el que no hay clases.

Aunque no lo creas, los maestros se comunican entre sí y corren la voz. En otra ocasión Arcelia suspendió varias funciones debido a sus compromisos. Los maestros en consecuencia dejaron de solicitar el mentado montaje. Por otro lado quisiera decirte que estoy de acuerdo contigo, ese ogrito no asusta ni al plano de Alejandro Calva. No, Olga, no fue censura ni política cultural mal llevada.

Además de lo mencionado, los niños y los maestros se aburrían, y sí, tal vez algunos no la consideraron adecuada para sus alumnos. Puede ser que no estén acostumbrados a este tipo de teatro, y lo que digo en mi artículo en Paso de gato es justamente eso: hay que preparar a los maestros y el hecho de que ahora ellos tengan derecho a seleccionar a cuál obra del programa asistir es uno de los riesgos de la democracia.

Por otro lado creo que al ogro que hay que temer es al filantrópico, que no ha perdido oportunidad para apoyar generosamente los rebuznos del que alguna vez tocó la flauta. Aprovecho la ocasión para invitarte a mi montaje de Químicos para el amor en la cafetería de La Gruta, para que entonces sí me critiques como gente de teatro.

Rodrigo Johnson, jefe del Departamento de Teatro de la SEP

Estimada Carmen: Te ruego que des cabida a mi respuesta a la carta que me envió Rodrigo Johnson.

Rodrigo: Sí escuché a ambas partes en lo que llamas mi denuncia. Tanto Martín Acosta como tú hablaron públicamente respecto de la escenificación de El ogrito en la presentación del último número de la revista Paso de gato. Entonces callaste lo que ahora expresas y tus razones habrás tenido, pero si fui injusta te doy mis más cumplidas disculpas. En adelante la discusión, si la hubiere, sería entre el departamento de la SEP que jefaturas y los implicados en ese montaje, incluyendo a la Coordinación de Teatro del INBA. Yo me limito a sostener una preocupación por lo que ocurre en algo tan importante como es el Programa de Teatro Escolar. Te saludo.

 Olga Harmony

Señora directora: En mi nota publicada el lunes, respecto de las incidencias durante el informe del gobernador Antonio Echevarría Domínguez en la Cámara de Diputados, aparecen algunas imprecisiones que no coinciden con lo que yo escribí.

Se publica erróneamente que miembros del PAN trataron de impedir el acceso del mandatario al edificio del Poder Legislativo. Deseo aclarar que fueron militantes del PRD quienes trataron de impedir la entrada de Echevarría y -tal como lo consigné en la nota- fue el mismo PRD quien organizó y llevó a cabo las acciones de protesta para demandar la renuncia del gobernador.
Jesús Narváez Robles