Más de 52 mil personas han admirado su
exposición en el Palacio de Bellas Artes
Chillida visitó México sólo una
vez, pero cumplió su sueño de traer sus esculturas
Después de una década de esfuerzos, se
presentan 86 obras del artista donostiarra
Sus cenizas serán depositadas en el museo que
lleva su nombre en San Sebastián
MERRY MAC MASTERS
Exhibir en México fue un deseo que el escultor
vasco Eduardo Chillida (San Sebastián, 1924-2002) cultivó
durante años. Antes de su retrospectiva que ahora se presenta en
el Museo del Palacio de Bellas Artes, en dos ocasiones se intentó
traer obra del artista a tierra nacional. Sin embargo, como la curaduría
sería especial, ese hecho elevaba de manera significativa los costos,
ya que se trata de esculturas muy pesadas. Por ejemplo, Puerta de la
libertad II pesa más de seis toneladas.
Después
de más de una década de esfuerzos, una muestra antológica
de 86 obras, que el artista vasco realizara entre 1951 y 2000, proveniente
de la Galerie Nationale du Jeu de Paume, de París, y después
de una primera escala en territorio mexicano, en el Museo de Arte Contemporáneo
de Monterrey (Marco), fue inaugurada en Bellas Artes. Gracias al esfuerzo
conjunto, que permitió dividir los gastos, aquel deseo de Chillida
se hizo realidad.
La instalación de las piezas de mayor peso fue
por demás espectacular. Transportar La puerta de Omar Khayyam
al primer piso del inmueble implicó tres horas de trabajo y una
grúa con capacidad para levantar cinco toneladas en envión.
Para efectos de la muestra se hicieron ''minuciosos estudios estructurales
de las salas que componen el museo, para que las esculturas pudieran estar
allí sin ocasionar ningún problema a la arquitectura del
Palacio (de Bellas Artes)", dijo en su momento la directora del museo,
Mercedes Iturbe.
Contacto con la civilización maya
Eduardo Chillida hacía sus obras tridimensionales
para interiores con el propósito de que fueran colocadas en el piso.
Nunca las imaginó con bases que las sostuvieran. Como en el Museo
del Palacio de Bellas Artes eso no era posible, se solucionó el
problema con arena para que diera la sensación de que la escultura
reposa sobre una superficie de carácter natural.
La asistencia a la exposición Eduardo Chillida
registra a la fecha más de 52 mil personas, si se considera que
del 17 de julio al 13 agosto la admiraron 47 mil 345 visitantes.
En rueda de prensa efectuada en vísperas de la
apertura de la retrospectiva de Chillida en Bellas Artes, se habló
de su única visita a México hace casi 20 años. Como
solía viajar la familia completa, entre hijos y nueras, eso parecía
más bien un tour organizado por alguna agencia. La comitiva
manifestó particular interés por la zona maya, experiencia
que repercutió en la obra de Chillida, en especial en sus llamadas
''tierras chamotas", barro de doble cocción.
El descubrimiento de la ''tierra chamota''
Chillida empezó a trabajar el barro en París
en los años cuarenta, pero no le gustó porque consideraba
que era un material que se deshacía en las manos. La sensación
era desagradable, decía. No obstante, en los años ochenta
descubrió una tierra en el sur de Francia con la cual podía
trabajar por su abundante contenido de minerales. Una escultura hecha con
''tierra chamota" tiene casi el mismo peso que una elaborada en hierro.
Durante la inauguración de la muestra de Chillida
en Bellas Artes, el pasado 6 de julio, Luis Chillida, hijo del escultor
vasco, dijo que su padre era ''una persona que nunca ha tratado de hacer
lo que no sabe. Su obra se basa en las preguntas que se hace él
mismo y que intenta plasmar mediante un lenguaje que es la plástica
y que es el contraste entre lo lleno y lo vacío, lo positivo y lo
negativo. Siempre han sido contraposiciones''.
En Bellas Artes, ayer se colocó una ofrenda floral
en honor del artista.
Las cenizas de Chillida serán depositadas en un
espacio que él mismo eligió en el museo que lleva su nombre,
según informó su hijo Luis.