Da a conocer resultados de encuestas aplicadas por el IFE y Gobernación
Plantea Woldenberg la necesidad de reforzar la separación de las esferas política y religiosa
ENRIQUE MENDEZ
El presidente del Consejo General del Instituto Federal Electoral (IFE), José Woldenberg, planteó ayer la necesidad de que política y religión se mantengan como esferas separadas, ya que el proceso de secularización de la política permite asentar las relaciones democráticas entre los partidos y los ciudadanos.
También consideró necesario refrendar el aprendizaje de la tolerancia, pues de acuerdo con encuestas del propio IFE, en el país surgen cada vez más signos de intolerancia racial, hacia homosexuales y enfermos de sida. "Hay terrenos en los que es evidente la pervivencia mayoritaria de ciertos 'antivalores' democráticos", resaltó.
Ayer, en la inauguración del coloquio Consolidación democrática y cultura política, que se organizó para analizar las encuestas que realizaron el propio IFE y la Secretaría de Gobernación sobre cultura política y prácticas ciudadanas, Woldenberg habló de los resultados del sondeo levantado por el gobierno federal.
De éste se desprende que si bien los ciudadanos prefieren la democracia como forma de gobierno, los "sujetos básicos" que trabajan para su consolidación tienen "un bajo reconocimiento".
El presidente del IFE detalló que, por ejemplo, de las 18 opciones de la encuesta de Gobernación quienes menos confianza despiertan son las cámaras de Diputados y Senadores, así como los partidos políticos, incluso más que la policía, las secretarías de Estado y las organizaciones no gubernamentales.
En otro extremo, agregó, la mayor confianza -según los resultados del estudio gubernamental- la despiertan las iglesias, los maestros, los hospitales, la Comisión Nacional de Derechos Humanos y el IFE.
Para Woldenberg, la evaluación que se puede hacer de estos resultados es que si bien las elecciones en México son cada vez más competidas, "ello no implica que mecánicamente los sujetos de la democracia sean favorablemente valorados por el tejido social mexicano".
Ante ese panorama, dijo que bien vale la pena preguntarse si la democracia es posible sin políticos, parlamentarios y partidos que sean apreciados por la sociedad. "El que la democracia tenga una alta estima en la ciudadanía, pero no así sus instrumentos, indica que no hay una comprensión cabal de qué es la democracia y anticipa una profecía de desencanto hacia la democracia misma", señaló. Expuso que aun cuando "es contundente" el hecho de que las iglesias sean consideradas como más valiosas -79 por ciento de la población confía "mucho" o "algo" en ellas-, los resultados del cuestionario del IFE también reflejan que 75.7 por ciento dijo que está en desacuerdo con que los sacerdotes no hablen de política.
"Esto es, que la política y la religión deben mantenerse como esferas separadas, independientes. Se trata de una buena noticia que tres de cada cuatro ciudadanos defiendan la laicidad del espacio público, pues a mi entender nunca se insistirá demasiado en que el proceso de secularización de la política es uno de los que permiten el asentamiento de relaciones democráticas entre partidos y ciudadanos. Reforzar esa tendencia, por todos los medios, parece pertinente", resaltó.