Iván Restrepo
De nuevo en su casa, el cóndor de California
Una buena noticia: el cóndor de California regresa
hoy a su milenario hábitat natural, la sierra San Pedro Mártir.
Ubicada a cien kilómetros al sureste de Ensenada, la región
tiene una enorme importancia ecológica y además se encuentra
muy conservada. El clima mediterráneo que la distingue (veranos
secos y calientes e inviernos lluviosos) hace que su vegetación
sea única en nuestro país. Entre otras riquezas naturales
endémicas, que solamente allí es posible hallar, destacan
15 especies de plantas, 20 subespecies de aves y cinco especies y tres
subespecies de mamíferos. Existen nueve especies de coníferas.
En San Pedro Mártir viven cientos de ejemplares del imponente borrego
cimarrón y en la parte norte de la sierra habitan los kiliwa, una
de las últimas culturas de cazadores y recolectores que sobreviven
en la costa del Pacífico norteamericano.
El Gymnogyps californianus es el ave más
grande de Norteamérica. En nuestro continente sólo el cóndor
andino lo supera en tamaño por cinco centímetros. Llega a
pesar hasta 10 kilos y mide tres metros de punta a punta del ala. Esta
gran ave vivió en la Sierra San Pedro Mártir hasta finales
de los años treinta cuando no se le vio más allí.
En Estados Unidos el número de ejemplares fue a la baja hasta ser
apenas de 27 hace 15 años, debido a la intoxicación por plomo
por ingerir fragmentos de bala proveniente de los cadáveres de los
cuales se alimenta.
Bajo estas condiciones, el California Condor Recovery
Team (CCRT) del Servicio de Vida Silvestre de Estados Unidos inició
un programa de recuperación de la especie en cautiverio para no
permitir que se "extinguiera con dignidad", como pedían algunos
grupos "conservacionistas" de aves. Hoy el número de cóndores
asciende a 211; los tres últimos nacieron en vida libre en el Cañón
del Colorado, hijos de tres parejas nacidas y criadas en cautiverio.
La recuperación ha sido exitosa, pero la tarea
todavía no concluye, pues se necesitan poblaciones que puedan mantenerse
y crecer en libertad. Esta imponente ave se alimenta de carroña
pero los grandes vertebrados salvajes, cuyos cadáveres eran su principal
fuente de supervivencia, no son tan abundantes como en el pasado posglacial
del continente. También disminuyó otra fuente de alimento,
la ganadería extensiva.
La recuperación de la especie exigió un
manejo intensivo de las dos poblaciones en cautiverio, ubicadas en el Wild
Animal Park de San Diego, California, y en el Raptor Research Center de
Boise, Idaho. También, de las poblaciones en libertad en el Cañón
del Colorado, Arizona, y Big Sur y Sespe, California.
Los programas de reintroducir el Cóndor en varias
regiones enfrentan tres amenazas: 1. la presencia de tendidos eléctricos,
que causaron la muerte de un número significativo de ejemplares,
hasta que fueron entrenados para evitar postes y cables; 2. la ingestión
de plomo presente en cadáveres en el medio natural, y 3. la tolerancia
a humanos. Afortunadamente para el cóndor y para México,
ninguna de estas amenazas abunda en San Pedro Mártir, lo que lo
hace un lugar ideal para la reintroducción exitosa de la especie.
A esta región llegan hoy seis ejemplares que permanecerán
en cuarentena en un aviario especial para ser liberados en septiembre.
No ha sido tarea fácil lograr el regreso a nuestro país de
esta ave gigantesca y única. Es el esfuerzo de un equipo internacional
formado por funcionarios de México y Estados Unidos (sobresale la
labor del doctor Exequiel Ezcurra, presidente del Instituto Nacional de
Ecología), de Baja California y California, el Centro de Investigaciones
y Estudios Superiores de Ensenada, la Universidad Autónoma de Baja
California, el Observatorio Astronómico Nacional, el ejido Bramadero,
la Zoological Society of San Diego y el California Condor Recovery Team
del Servicio de Vida Silvestre del vecino país.
Como anota el doctor Horacio de la Cueva (destacado impulsor
del feliz retorno), para lograr la conservación el ser humano algunas
veces defiende un paisaje, otras busca frenar una fuente de contaminación
o toma medidas para prevenir la extinción de una especie. Pero rara
vez tiene la oportunidad de contribuir al rescate de una especie. Y esto
es precisamente lo que se logró con el cóndor de California.
Ahora depende de todos que no vuelva a desaparecer de México, como
lamentablemente sucedió en el pasado reciente.