Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 27 de julio de 2002
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Política

Las acciones en defensa de las comunidades nativas quedarían inconclusas, dicen

En Ginebra, indios temen la desaparición del Grupo de Trabajo sobre Poblaciones Indígenas

Según propuesta de Estados Unidos el organismo será absorbido por un foro de la ONU

KYRA NUÑEZ CORRESPONSAL

Ginebra, 26 de julio. Representantes indios en el Grupo de Trabajo sobre Poblaciones Indígenas manifestaron su preocupación ante la amenaza de que este organismo sea cancelado y sus trabajos sean absorbidos por el Foro Permanente de la ONU para Asuntos Indígenas, lo que ocasionaría graves retrocesos.

Al clausurar su vigésima sesión, el denominado Grupo de Trabajo sobre Poblaciones Indígenas agrandó las preocupaciones de los verdaderos representantes indios, pues temen que debido a la presión de la comunidad occidental, encabezada por Estados Unidos, los trabajos realizados queden en el olvido.

El Grupo de Trabajo sobre Poblaciones Indígenas es una instancia única en tanto que lo integran representaciones indígenas y en la que los gobiernos tienen estatuto de observadores.

Sin embargo, es evidente la división entre representantes indígenas y quienes aseguran colaborar en organizaciones no gubernamentales. Tal es el testimonio del indígena purépecha michoacano Rogelio Mercado, quien observó que son las ONG las que proliferan y acaparan el tiempo de discusiones mientras que los verdaderos indígenas no encuentran espacio para ventilar sus denuncias.

Mercado, miembro del Congreso Nacional Indígena de la Región Centro Pacífico de México, presentó al secretario técnico del grupo de trabajo, Julián Burguer, documentos relacionados con masacres, torturas y acosamiento de indígenas por militares.

El Grupo de Trabajo sobre Poblaciones Indígenas fue creado en 1982 con el doble mandato de elaborar normas de conducta para que las empresas trasnacionales respeten la identidad y los recursos indígenas, y para examinar la evolución de los derechos humanos colectivos de los indios; ni uno ni otro objetivos se han logrado por la intransigencia de los gobiernos occidentales.

En la vigésima sesión, indígenas denunciaron la estrategia occidental para eliminar el grupo de trabajo. La tensión aumentó debido a la gran presión ejercida por Estados Unidos en Nueva York, argumentando que se duplican los esfuerzos con el recientemente creado Foro Permanente de la ONU para Cuestiones Indígenas y con la Relatoría Especial para los Pueblos Indígenas.

En la misma sesión, el recién nombrado presidente del foro permanente, Oleg Enrik Magga (indígena sami de Noruega), dijo: "La verdad es que el futuro es incierto y limitado por la falta de presupuesto; vivimos en una inexistencia".

Si el grupo de trabajo desaparece, nada asegura a los indios que el foro permanente es una instancia que efectivamente podrá retomar la elaboración de las normas institucionales para que, por ejemplo, las trasnacionales respeten los recursos y la propiedad intelectual de los pueblos originales o para que se dedique a negociar el texto de declaración universal de derechos indios.

El objetivo central del foro permanente es asesorar a la ONU en cuestiones indígenas y su funcionamiento será revisado en 2005, de lo que dependerá la continuación de su mandato a partir de 2006.

Miguel Alonzo Martínez, presidente del grupo de trabajo, al hacer el balance de la vigésima sesión, indicó que el reto es encontrar la fórmula de cooperación entre las tres instancias: el Foro Permanente de Asuntos Indígenas, el Grupo de Trabajo sobre Poblaciones Indígenas y la Relatoría Especial para los Pueblos Indígenas.

El grupo de trabajo contó hoy con la participación del relator especial mexicano, Rodolfo Stavenhagen, quien adelantó algunas de sus informaciones sobre la situación de los pueblos indios tratando de convencer a su auditorio de las dificultades en cumplir con un mandato cuando tiene en su contra un presupuesto limitado, un número de 20 páginas para elaborar su informe y, sobre todo, la limitación para que sus visitas oficiales solamente puedan llevarse a cabo por invitación de los gobiernos.

Indígenas mexicanos insistieron en que Stavenhagen debe comenzar investigando la situación en casa y no en la del vecino (el relator está por iniciar una visita a Guatemala).

Stavenhagen sabe, dijeron indígenas, de la invitación abierta de México a los relatores especiales y a los presidentes de los grupos permanentes, bien pudiera dedicarse a examinar qué pasa en el país pero, respondió el relator, "sería mal visto" por otros indígenas que pudieran tener situaciones más apremiantes.

Al respecto, Marcelino Díaz de Jesús, del Consejo de Pueblos Nahuas del Alto Balsas, aseguró que con esta actitud se confirman los temores expresados hace un año, cuando Stavenhagen fue elegido: México al poner al relator especial lo hace para que no se ocupe de las violaciones en el país; por ejemplo, el relator especial anunció que se abocará al estudio del impacto de megaproyectos planeados en las comunidades indígenas, pero cuando se le pidió que lo haga sobre el Plan Puebla-Panamá, el nuevo aeropuerto del DF o sobre la construcción de presas hidroeléctricas en el río Balsas, afirmó que no serán estos asuntos los estudiados.

Al final de la jornada, sin embargo, Stavenhagen sumó su firma a la de otros que piden en un documento la inmediata liberación de Raúl Gatica, Demetrio Villalobos, José Ruiz Hernández, Elizabeth Luna Cruz, Felicitos Martínez Martínez y Gumersindo Valencia Sori, dirigentes del Consejo Indígena Popular de Oaxaca-Ricardo Flores Magón, arrestados el 22 de julio por funcionarios del estado.

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