Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 16 de julio de 2002
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Mundo
Amenaza el procesado: "veremos si quien quiere matarme no muere antes que yo"

Condenan a muerte al asesino convicto de Pearl

Otros tres acusados recibieron pena de 25 años de prisión por el homicidio del periodista

ROBERT FISK THE INDEPENDENT

Islamabad, 15 de julio. Morirá en la horca. Pero el asesino convicto de Daniel Pearl tiene su propia amenaza para el tribunal secreto iraní que lo sentenció el lunes por el asesinato del reportero del Wall Street Journal. "Veremos si quien quiere matarme me mata primero, o si él muere antes", advirtió Ahmed Omar Saeed Sheikh al juez Ashraf Ali Shah en el sótano de la cárcel de Hyderabad. "Me defendí en juicio sólo por complacer a mi padre... ya lo he dicho antes, todo este proceso es una pérdida de tiempo... es una guerra decisiva entre el Islam y los infieles..."

Pero la amenaza de muerte del prisionero, nacido en Gran Bretaña, fue sólo el episodio más extraño de un juicio raro, singular y -como la defensa ha afirmado constantemente- muy injusto. Se llevó a cabo en secreto, en el búnker del penal de Hyderabad. No se permitió que los reporteros presenciaran el proceso, que duró 13 semanas. El cuerpo que, según se dijo, era de Daniel Pearl, fue desenterrado en un suburbio de Karachi el 17 de mayo, pero jamás fue identificado formalmente. Incluso los resultados del análisis de DNA practicado en los restos se mantuvieron en secreto. Se enviaron muestras de DNA tanto a laboratorios paquistaníes en Lahore como de Estados Unidos, sin embargo, ni unos ni otros han informado lo que encontraron. ¿Por qué?

Pocos occidentales, por supuesto, dudan que Omar Sheikh haya participado en el asesinato de Pearl, si bien ya estaba en custodia cuando el consulado estadunidense recibió un video que mostraba cómo una mano anónima rebanaba con un cuchillo la garganta del reportero. Incluso un taxista afirmó que vio a Sheikh salir en automóvil de un restaurante de Karachi con Pearl el 23 de enero, cuando el reportero realizaba un reportaje sobre extremistas islámicos, aunque más tarde se retractó de su testimonio. Otros tres hombres acusados junto con Sheikh fueron condenados a 25 años de prisión. Uno de ellos, Fahad Nassem, tenía una laptop en la que, según agentes de la FBI, envió por correo electrónico fotografías de Pearl con una pistola en la sien. Otros seis hombres, entre los que presuntamente figuraría el que lo degolló, siguen en espera de sentencia.

Proceso irregular: defensa

Con todo, Moshin Imam, abogado de Omar Sheikh, impugnó el veredicto con base en irregularidades de procedimiento, más que en la inocencia de su cliente. El juez observó el video pero en el derecho paquistaní, según el abogado, no se puede presentar un video en la corte sin la presencia de la persona que lo tomó, lo cual era imposible porque el asesino material no había sido capturado. Shaik fue mantenido ilegalmente en custodia antes de permitirle tener acceso a un abogado, dijo Imam, lo cual dio tiempo a la policía de arrancarle una confesión a golpes. Fue condenado sólo porque Pakistán quería congraciarse con Estados Unidos.

Sin embargo, la amenaza de muerte de Sheikh en la sala del tribunal -sin mencionar su participación en el asesinato de tres británicos en India en 1994 y su liberación de la cárcel tras el secuestro de un avión de Air India que volaba a Kandahar, cinco años después- sugiere que hacía mucho más de lo que su padre Saeed afirmó ayer: organizar un grupo de la sociedad civil que brindaba ayuda a los pobres. También él aseguró que Estados Unidos, que apoyó a los combatientes afganos en su guerra original contra la Unión Soviética, había ordenado que fuera condenado. "Esos guerreros sagrados eran las niñas de sus ojos", señala. "Hoy son manzanas podridas."

El miedo sentó sus reales en este caso incluso antes de la amenaza de Sheikh al juez. El juicio se llevó a cabo en Hyderabad, a 320 kilómetros de Karachi, por miedo de que los fiscales fueran asesinados. Los científicos forenses se negaron en un principio a participar en la exhumación legal en Karachi por miedo de que también a ellos los mataran. El cuerpo estaba enterrado en el jardín de una guardería de Sohrab Goth, suburbio donde viven miles de refugiados afganos.

Lo que encontraron era casi tan estremecedor como el video. Según una fuente de la policía paquistaní, los desenterradores encontraron que el cuerpo había sido desmembrado en diez partes. Estaba colocado boca arriba, con la cabeza cercenada puesta en ángulo recto sobre la base del cuello. Los brazos habían sido separados de los hombros, ambas piernas habían sido amputadas desde la cadera y quebradas de las rodillas abajo. El pie izquierdo se había separado también a la altura del tobillo. En la tumba la policía halló tres trozos de cuerda verde, píldoras para la diarrea, dos asientos de automóvil, tres bolsas de plástico manchadas de sangre y un jirón de tela que podría proceder del traje que llevaba Pearl en las fotos enviadas por correo electrónico. Patólogos paquistaníes estimaron que el hombre fue asesinado el 29 o 30 de enero, por lo menos cinco días antes de que Sheik fuera arrestado.

Su abogado, Imam, presentará una apelación de la sentencia de muerte. Por su parte, el fiscal Raja Qureshi impugna las sentencias de 25 años, que considera benignas, y exige la pena capital para los tres hombres. Pero en Pakistán la justicia avanza en formas extrañas. Las apelaciones ante un tribunal tardan 18 meses en llegar a una audiencia -y si es necesario se elevan hasta la Suprema Corte-, si bien ayer las autoridades paquistaníes insinuaban que todo podría quedar concluido en 15 días. Los estadunidenses querían que Sheikh fuera extraditado para interrogarlo sobre sus contactos con Al Qaeda, pero Pakistán rechazó la solicitud. Algunos creen saber la razón: Omar Sheikh podría revelar a los estadunidenses los vínculos entre Al Qaeda y la propia organización de inteligencia paquistaní.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya

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