Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 15 de julio de 2002
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Cultura
REPORTAJE

Sembaradíos y construcciones de campesinos ponen en riesgo el asentamiento

Peligra Chalcatzingo por lagunas jurídicas

Es este sitio, vestigio de la presencia de los olmecas en el centro, pero podría ser cualquier otro. ''El hecho de que buena parte de las zonas arqueológicas estén en terrenos de propiedad comunal o privada representa una complicación para nosotros'', admite el INAH. Los propietarios de las tierras amagan con cerrar ese basamento. Se trata de un problema de confusión entre las reformas al 27 constitucional y las leyes de protección al patrimonio cultural

ARTURO JIMENEZ ENVIADO

Jantetelco, Mor., 14 de julio. La zona arqueológica de Chalcatzingo, con unos 3 mil 500 años de antigüedad, único ejemplo descubierto hasta el momento de lo que quizá fue la presencia de los olmecas del golfo de México en el centro del país, corre peligro de ser dañada mediante sembradíos, cercas de púas y construcciones avaladas por certificados de propiedad ejidal.

Un grupo de campesinos locales presiona con cerrar el antiguo asentamiento tanto al público como a los propios arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) que lo investigan y lo cuidan.

El lugar, que también alberga vestigios de influencias posteriores a la olmeca, provenientes de civilizaciones como la teotihuacana o la chalca, llegó a tener gran importancia debido a su ubicación geográfica, que lo convirtió en punto estratégico del intercambio comercial y cultural entre diversas civilizaciones prehispánicas.

Al tradicional pastoreo de ganado sobre la zona arqueológica, los campesinos han sumado desde hace unos tres años la siembra de diversos cultivos y la lotificación, la cual ha llevado al extremo de construir cerca de un basamento prehispánico la que podría ser la primera de una serie de viviendas particulares.

En esencia, se trata de un problema de confusión jurídica entre las reformas al artículo 27 constitucional realizadas durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari y las leyes federales que protegen el patrimonio cultural de la nación.

Tras esas reformas de 1992, los terrenos comunales de Chalcatzingo pudieron fraccionarse y convertirse en ejidos, con lo cual los agricultores fueron dotados de certificados de propiedad que los avalan para realizar proyectos productivos en su beneficio. El problema central es que varios de esos terrenos abarcan casi todo el sitio arqueológico.

$8 millones por el pasado

CHACAEn la actualidad autoridades del INAH negociam con autoridades estatales, municipales y los propios ejidatarios de Chalcatzingo para llegar a un acuerdo.

Al respecto, el director general de ese instituto, Sergio Raúl Arroyo, explica que este es un caso derivado del programa Procede, el cual otorgó a los ejidatarios los certificados agrarios.

En Chalcatzingo, dice Arroyo, son 16 los campesinos que tienen derechos sobre los terrenos. La poligonal que delimita el asentamiento, recuerda, fue trazada hace diez años por el arqueólogo Arturo Liberos y casi todos los ejidos tienen una parte dentro de dicha zona.

Cuenta que han tenido cinco reuniones con los campesinos, el presidente municipal de Jantetelco y la subsecretaria de Turismo del estado. Hay dos vías.

"Una, que sería la más sencilla, es la posibilidad de que la Secretaría de Turismo ofrezca alguna inversión para crear un área de servicios a un lado de la zona arqueológica, la cual podría ser administrada por los ejidatarios, lo que para ellos representaría un ingreso.

"Otra, la que el INAH consideraría ideal, pero para la cual estamos muy limitados de recursos, es la adquisición de terrenos, que sería una buena salida social.''

La expropiación, aclara, queda descartada, pues sería "muy difícil que a gente con pleno derecho le hagamos una expropiación y después se realice una negociación para el pago".

Arroyo informa también que la Comisión de Avalúos de Bienes Nacionales no ha realizado una cotización para tener un dato más preciso y considerar la posibilidad de adquisición de, "al menos", la mayor parte de esos terrenos.

"Ello nos permitiría un mayor desarrollo de las actividades de arqueología sin tener esas presiones", indica. De manera informal, agrega, el monto podría calcularse en unos 8 millones de pesos.

Acerca de la respuesta de los ejidatarios ante ambas opciones, Arroyo señala: "Están a la expectativa. Seguramente tomarán acuerdos internos y nos harán saber en una próxima reunión qué decisiones tomen".

Interrogado sobre si a los ejidatarios se les ha hecho ver el peligro que sus acciones representan para el patrimonio cultural de Chalcatzingo, dice:

"Hay una serie de limitaciones puestas desde hace mucho tiempo y que en general han respetado, pero me parece que con las presiones que están realizando ahora tratan de acelerar una negociación para la compra de los terrenos o para que ellos, de plano, puedan comenzar a fraccionar y vender."

Asegura además que hasta el momento no tiene ningún reporte de algún daño concreto por parte de los campesinos al patrimonio de la zona arqueológica.

En cambio, Giselle Canto Aguilar, investigadora de ese instituto en Morelos, sostiene: "Creo que la cerca de púas es una agresión; sembrar en la plaza principal del asentamiento o construir una vivienda es una agresión".

El gran problema nacional

Arroyo hace notar que problemas como el de Chalcatzingo se enfrentan en todo el país.

"El hecho de que los terrenos donde está buena parte de las zonas arqueológicas sean de propiedad comunal, ejidal o privada siempre representa para nosotros una complicación. Es uno de los asuntos más difíciles en términos de la gestión administrativa del INAH.''

Señala que, de arreglarse la problemática sobre los terrenos, los proyectos del instituto que dirige para el asentamiento serían:

Una exploración mucho más amplia y la dotación de todos los servicios para una mayor asistencia del público, bajo la premisa de que el INAH pudiera desarrollar sin ningún tipo de presiones las actividades a las que por ley tiene derecho dentro de la zona.

Y abunda: "Primero se haría un trabajo de prospección, probablemente después otro de exploración y quizá luego uno más de restauración. Sería el escenario ideal".

Reconoce que todavía no se tiene un proyecto en forma y que desde hace más de 20 años no se realizan investigaciones en Chalcatzingo. Respecto a la importancia arqueológica del lugar, señala:

"Muchas veces estos sitios que no han tenido una difusión muy grande son clave para contextualizar ciertas culturas, establecer lo que fueron las rutas comerciales o algunas de las vías de comunicación cultural más importantes del centro de México."

Un grito por la salvación

La conservación de Chalcatzingo se encuentra en un real y grave peligro, advierte la arqueóloga Giselle Canto durante un recorrido por la parte baja y una de las dos montañas en cuyas faldas se ubica la antigua ciudad.

Acompañada por Mario Córdova Tello, arqueólogo encargado del mantenimiento de la zona, Canto agrega: "La información que todavía queda por extraer de aquí es muchísima, pero está a punto de perderse".

Se trata de una gran zona urbana explorada apenas en 10 por ciento, dice, e insiste en que los vestigios de la importancia artística y cultural de Chalcatzingo, como los bajorrelieves de influencia olmeca, son únicos en el centro del país.

Canto coincide con Sergio Raúl Arroyo en que hay posibilidades de desarrollo para los ejidatarios a partir de este antiguo sitio. "El problema es que los campesinos quieren construir albercas dentro de la zona arqueológica".

Y destaca: "La prioridad y el proyecto que existe en este momento es salvar el sitio. La investigación la podemos hacer dentro de cinco años o diez, nosotros u otros arqueólogos, pero primero debemos salvar el asentamiento".

Aunque ella desarrolla en la actualidad proyectos como la ceramoteca del Centro INAH-Morelos e investigaciones en la zona del cerro del Tepozteco, aclara:

"Somos un grupo de arqueólogos que conocemos el problema, que nos estamos metiendo en él, que gritamos que por favor se salve el sitio."

Reconoce el interés de las diversas instancias del INAH por salvar el lugar, como la dirección general, el área jurídica, la coordinación y el consejo de Arqueología.

Ante la pregunta de si hay grupos civiles morelenses que participen en la defensa de Chalcatzingo, Canto responde que no y que es la primera vez que se habla de manera pública del asunto, pues el problema se agravó hace poco tiempo.

Expropiación, la propuesta

Luego de resaltar que los certificados de propiedad de los ejidatarios hablan de un uso de suelo agrícola y no de un uso urbano, desde las alturas del cerro de la Cantera señala con el índice:

"Aquella casita es la única que por el momento afecta al sitio. No queríamos que se construyera, pero no pudimos impedirlo."

Junto a la vivienda de material se observa una elevación. Se trata de una gran plataforma de una anterior edificación prehispánica.

En otra área, cerca de lo que fue un juego de pelota del periodo clásico o quizá del posclásico, se observa una de las muchas cercas de púas a unos cuantos metros de lo que se considera un altar o trono con inscripciones que dejan ver las cejas de un jaguar olmeca.

Los arqueólogos, sostiene Canto, tienen una propuesta y se está trabajando en ella: "Expropiación". Por su parte, Mario Córdova advierte:

"Cuando se tiene un conflicto así y una asamblea ejidal muy dura es difícil ganarles, ni con la ley que protege el patrimonio arqueológico."

Mientras tanto, Canto agrega que las negociaciones son lentas y que de no llegarse a un acuerdo "tal vez para el próximo año no podamos entrar a Chalcatzingo, pues como es propiedad privada nos pueden cerrar el paso".

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