Agrupación ecológica
Acusan a Pemex de ocasionar lluvia ácida en Campeche
LORENZO CHIM CORRESPONSAL
Campeche, Cam., 7 de julio. La lluvia ácida que ocasiona en la entidad Petróleos Mexicanos con sus plataformas petroleras ubicadas en la sonda de Campeche afecta severamente la salud humana, el entorno ambiental y, entre otros efectos, provoca la mortandad de miles de peces al reducirles el oxígeno en el agua, dio a conocer la coordinadora de la agrupación ecologista Marea Azul, Lourdes Rodríguez Badillo.
La también representante en la entidad del partido México Posible se opuso a que se otorguen nuevos permisos a Pemex para instalar en sus plataformas mecheros, a los cuales la activista atribuyó la lluvia ácida.
Rodríguez Badillo sostuvo en entrevista que Pemex pretende aprovechar "la distracción" de la sociedad civil organizada, que actualmente se prepara para enfrentar la iniciativa del Plan Puebla-Panamá.
Afirmó igualmente que la paraestatal intentará "abrir más mecheros que les han rechazado las autoridades centrales, que ahora están tomando decisiones atinadas y están siendo más cautelosas".
La coordinadora de Marea Azul exhortó a la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales que no otorgue a Pemex los permisos respectivos, pues se ha rebasado la capacidad de la zona para la explotación petrolera.
De acuerdo con Rodríguez Badillo, la presencia de Pemex en Campeche propició la organización de la sociedad civil "para no correr los mismos destinos que Coatzacoalcos y Centla, por lo que se logró detener la entrada de la paraestatal a tierra".
Abundó que pese a sus intentos, Pemex no consiguió operar en la Laguna de Términos con un macroproyecto de 119 pozos, pues esa zona constituye uno de los deltas más importantes de Mesoamérica, por lo que el 5 de julio de 1994 se emitió para la región un decreto de protección.
Indicó que "es frecuente la mortandad de peces" en la Laguna de Términos, pues los recientes proyectos de acuacultura sustentable con especies nativas han fracasado, como ocurrió en San Antonio Cárdenas, en la península de Atasta, donde murieron los peces después de la primera lluvia de la temporada.