La privatización del servicio eléctrico es un truco contra
el pueblo, afirma el legislador
Energéticas que saquearon California ahora vienen
por México, alerta Filner
La sociedad mexicana debe aprovechar la experiencia del fracaso en la desregulación
del sector en EU, pues triplicó las tarifas del servicio doméstico
y provocó desabasto, advierte
ROBERTO GONZALEZ AMADOR
El nombre de Robert Filner, representante demócrata
por un distrito del sur de California, está asociado a la denuncia
sobre la voracidad de las empresas generadoras de electricidad para obtener
altas ganancias en poco tiempo a costa de los consumidores.
Con la experiencia surgida de la crisis energética
en su estado natal, el congresista se refiere a la idea del actual gobierno
mexicano por llevar inversión privada a esta industria y asegura
sin rodeos: ''La privatización de este tipo de servicios es un truco
contra el pueblo''.
En
entrevista con La Jornada, el representante Filner asegura que las
mismas empresas que ''saquearon'' California están ahora con la
mira puesta en México. ''Son las mismas compañías
que ya robaron en Estados Unidos, que aprovecharon la desregulación
del sector eléctrico para obtener cuantiosas ganancias en poco tiempo.
¿Por qué tener la confianza de que aquí, en México,
no van a hacer lo mismo? Y lo que es más importante: ¿Por
qué los mexicanos deben tenerles confianza?''.
Robert Filner llegó ayer a la ciudad de México
invitado por el coordinador de los diputados del Partido de la Revolución
Democrática (PRD) Martí Batres. El representante demócrata
se entrevistará este lunes por la mañana con el ex candidato
presidencial Cuauhtémoc Cárdenas. Después, ofrecerá
en la Cámara de Diputados una conferencia sobre la desregulación
en la industria eléctrica y por la tarde regresará a Estados
Unidos.
El representante demócrata considera que la sociedad
mexicana está en condición de tomar experiencias sobre el
fracaso de la desregulación del sector eléctrico en el estado
de California, un proceso que triplicó las tarifas del servicio
doméstico, causó desabasto de energía y costó
a los contribuyentes 50 mil millones de dólares.
Las corporaciones privadas no tienen conciencia
''La crisis de energía en California demostró
que las corporaciones privadas que participan en la producción y
suministro de electricidad no tienen conciencia, no les interesa el desarrollo
social y no dudan en manipular''. Por eso, señala, México
''no debe permitir que esa gente controle su futuro''.
Habla de la idea del gobierno del presidente Vicente Fox
de abrir el sector eléctrico bajo control del Estado a la inversión
privada, una propuesta que la actual administración justifica con
el argumento de que la administración federal no cuenta con recursos
para atender la creciente demanda de energía.
''Estoy viendo lo que está tratando de hacer México
y me da mucha tristeza'', comenta Filner. ''El país está
cometiendo un error. México quiere crecer rápidamente su
oferta de electricidad y han tratado de hacer creer a los ciudadanos que
sólo la inversión de las corporaciones puede garantizar ese
crecimiento. Eso no es cierto. El pueblo puede ser dueño de los
sistemas de electricidad o puede controlar a través de una regulación
esos sistemas. Cualquiera de las dos cosas. Pero lo que no debe hacer es
dejar solas a esas corporaciones'', asegura.
El congresista, quien ha insistido en los últimos
dos años en denunciar la forma de hacer negocios de las corporaciones
privadas dedicadas a la intermediación de energía eléctrica,
asegura que existe el interés de las empresas que causaron la crisis
energética de California por invertir en México.
''Veo inversión de compañías estadunidenses
que están construyendo plantas de electricidad en México,
algunas para abastecer a Estados Unidos, otras para suministrar electricidad
a México. Pero son las mismas que robaron en Estados Unidos. No
hay forma de tener la confianza de que no harán lo mismo aquí''.
La planta de Sempra Intergen va a dañar a Mexicali
Considera que las inversiones que realizan esas empresas
no deben ser impedidas de manera tajante. Está bien, dice, que inviertan
recursos en México, ''pero el gobierno no debe dejar que hagan lo
que quieran sin ningún control''.
Cita el caso de la firma estadunidense Sempra Intergen,
que construye una planta en Mexicali. ''México quiere esa inversión,
pero esa planta no cumple todos los controles ecológicos que se
le pedirían en Estados Unidos. Esa empresa va a hacer más
dinero y va a dañar a Mexicali''.
El tema no es únicamente quién produce la
electricidad, sino quién regula el mercado eléctrico. La
crisis de California, de la que las empresas privadas, como la quebrada
Enron, fueron responsables, es un botón de muestra de la falta de
regulación.
Sobre este punto habla Robert Filner. Apunta que durante
los años noventa la política predominante en Estados Unidos,
y por extensión en México, fue impulsar la privatización
y desregulación (es decir, eliminar leyes y reglamentos de operación)
en las actividades económicas. Esa política, dice, pasó
a convertirse en una ideología dominante, que se aplicó sin
estudiar caso por caso.
Considera que para algunos sectores, como el camionero,
la desregulación tenía sentido porque existían muchas
compañías y no tenía un alto costo entrar al negocio.
Pero, señala, áreas como las telecomunicaciones, la electricidad
y la aeronáutica son distintas en, por lo menos, dos sentidos. Primero,
se trata de servicios esenciales para una economía y requieren de
grandes inversiones. Segundo, en estos casos, la desregulación creó
monopolios que encarecieron los servicios.
Así fue con la electricidad. Pone el ejemplo de
la ciudad donde vive, San Diego, cercana a la frontera con México.
Cuando el servicio eléctrico fue desregulado (ahora se sabe que
empresas como Enron presionaron para lograrlo), las tarifas se triplicaron
sin que las corporaciones que prestaban el servicio dieran una explicación
a los consumidores. ''El estado de California debió asumir, con
dinero de los contribuyentes, el costo de este desastre, los negocios cerraron,
la gente quebró''.
Asegura: ''Las corporaciones que entraron al negocio en
California actuaron como un verdadero cártel criminal. La electricidad
fue comercializada a un precio muy superior al de producción. Esas
compañías actuaron como intermediarios, manipularon los precios
para subir las tarifas. Incluso, electricidad que era producida en California
la vendían a estados vecinos, la compraban nuevamente y la revendían
en California sin ningún control de precio. Así como existe
el lavado de dinero, estas corporaciones se dedicaban al lavado
de electricidad''.
Otra práctica que emplearon allá, relata,
es que esas empresas realizaban labores de mantenimiento que no eran necesarias.
De esa forma, bajaban la producción y, como la demanda aumentaba
o se mantenía constante, elevaban el costo del servicio.
Robert Filner señala que hay una lección
de todo esto. A su juicio, no se debe permitir que un monopolio privado
o varias empresas privadas controlen la prestación de un servicio
básico. ''No puede permitírseles operar sin que el gobierno
las regule, porque la desregulación en California permitió
que estas empresas cometieran un crimen en escala mayor''.
Así, el representante demócrata califica
el modo de operar de las empresas privadas encargadas de la comercialización
de electricidad como la búsqueda del dinero fácil. "Estos
corporativos llegan a sacar el mayor dinero posible en el menor tiempo
y salir disparadas antes de que la gente se dé cuenta de que dejaron
un desastre tras de sí''.
Considera que México está a tiempo de no
repetir el mismo tipo de error que concluyó en California con un
desastre y con un alto costo para los contribuyentes. En Estados Unidos,
informa, los gobiernos de 2 mil ciudades son propietarios de los sistemas
de electricidad, que operan de manera eficiente y con tarifas razonables.
''Mi opinión es que se debe explorar un mecanismo en el que participen
gobiernos y empresas, pero siempre la regulación debe ser ejercida
por el gobierno. En Estados Unidos hubo regulación pública
de los sistemas eléctricos por 100 años y de repente a alguien
se le ocurrió desregular, lo que causó en California un enorme
quebranto de 50 mil millones de dólares sin que se castigara a nadie.
Es como si un elefante hubiera entrado en una sala, causara destrozos y
nadie lo hubiera visto''.
Robert Filner plantea que el debate en México puede
tomar en consideración la experiencia de Estados Unidos. A finales
del siglo XX y principios del XXI su país permitió el tipo
de inversiones que realizan las actuales empresas de electricidad. ''Nos
dimos cuenta de que nos estaban robando y ahí es cuando empezó
la regulación en Estados Unidos. México pasa ahora por lo
mismo, pero deberían ver nuestra historia. No digo que México
no atraiga inversión y que no se desarrolle. Lo que sugiero es que
el desarrollo de su industria eléctrica sea realizado bajo un estricto
control público, con cuidado del ambiente y sin dañar a la
población''