El sistema de libre empresa, bajo sospecha por
los escándalos empresariales
Patriotismo y dudas sobre el american way of life,
en la celebración del día de la independencia de EU
Informa el New York Times que Bush ha avanzado
en el diseño de su guerra contra Irak
Persiste el clima de inseguridad: la mayoría
espera un atentado "en cualquier momento"
JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES
Nueva York, 5 de julio. Los fuegos artificiales
iluminaron anoche los cielos de Nueva York con el fantasma de las Torres
Gemelas del World Trade Center nutriendo la generalizada sensación
de una vida nacional insegura, al término del festejo del primer
día de la independencia desde los atentados del 11 de septiembre
del año pasado.
Todo se empapó de patriotismo: las barras y estrellas
de la bandera ondeaban por do-quier, himnos y otras canciones patrióticas
fueron repetidas en pueblos y ciudades, desfiles y conciertos, todo para
alabar la nueva unidad de este país en respuesta al primer ataque
contra su territorio continental de un enemigo extranjero desde su independencia
(la excepción fue el ataque japonés contra Pearl Harbor en
Hawai, en la Se-gunda Guerra Mundial).
El presidente estadunidense, George W. Bush, y todo el
elenco político nacional, estatal y local a lo largo del país
ofrecieron las esperadas palabras sobre la nueva "unidad" de la patria,
la defensa de la libertad y de la "gloriosa" historia del país elegido
por Dios como el más importante del mundo.
En West Virginia, Bush pronunció el juramento a
la lealtad, y declaró: "la sabiduría y la bendición
de la providencia divina" ha guiado a Estados Unidos.
Casi todas las celebraciones patrióticas de este
226 aniversario del nacimiento de esta república, como siempre,
fueron marcadas por una combinación del poder divino y el terrestre:
Dios y América.
Bush y todo el espectro político subrayaron que
el país se ha unido frente a los ataques en su contra, y "este pueblo
es uno". Cantantes, estrellas de cine y televisión y figuras sociales
encabezaron varios festejos, con el mensaje de que Estados Unidos está
defendiendo su gloria, sus principios, y con ello, lo mejor de la civilización.
Los picnics se realizaron por todas partes, con
el menú clásico, casi patriótico, hot dogs
y hamburguesas, entre otras cosas. Partidos de beisbol se jugaron por el
territorio y en muchos de ellos, en medio de la séptima entrada,
se realizó una nueva tradición desde el 11 de septiembre:
cantar las patrióticas America the Beautiful o God Bless
America.
Celebración bajo sitio
Pero
el país continuó bajo sitio. La Oficina de Seguridad de la
Patria, de la Casa Blanca, mantuvo el llamado código "amarillo elevado"
a escala nacional, y durante algunas horas se declaró la alerta
máxima para todo el sistema aéreo nacional después
de un ataque en la terminal de la aerolínea is-raelí El Al,
en el aeropuerto internacional de Los Angeles.
Cazas sobrevolaron los rascacielos de Nueva York, y barcos
artillados navegaron por los ríos y el puerto de esta ciudad, mientras
las medidas de seguridad se implementaron en todas las esquinas del país.
Casi todos los festejos oficiales en las principales ciudades
se realizaron bajo una intensa vigilancia de miles de policías,
tropas de la Guardia Nacional y agencias de seguridad nacional.
Esta ciudad estuvo entre la ansiedad y una calma tensa,
ambiente ya no tan ajeno a la realidad cotidiana en Nueva York desde los
atentados de septiembre. En todo acto se marcó de alguna manera
el hecho del ataque y los casi 3 mil muertos que causó.
Aquí, a mitad del gran espectáculo de fuegos
artificiales sobre el río Este, a un lado de Manhattan, se suspendió
el show por unos minutos mientras dos columnas de luz, que representaban
las Torres Gemelas, alcanzaron el cielo y una campana de luz sonó
mientras miles de espectadores guardaron silencio.
Y mientras aquí se cuidaban de atentados desde
el exterior, también continuaron los preparativos para lanzar ataques
contra los enemigos declarados.
Hoy el diario The New York Times reveló
que el gobierno de Bush ha avanzado en el diseño de su próxima
guerra contra Irak, con un plan para atacar simultáneamente en tres
flancos, con decenas de miles de soldados apoyados por un intenso ataque
aéreo, y acciones clandestinas de la Agencia Central de Inteligencia
(CIA) y otras dependencias gubernamentales.
Así, entre la guerra y la paz, este 4 de julio,
como todos los anteriores, también fue un día utilizado por
el comercio para promover ventas, ofrecer baratas, generar compras, de
alguna manera constatando la idea de algunos dirigentes políticos
que entre las actividades más patrióticas se incluye el shopping.
Pero debajo de todo este festejo, entre mucha gente permanecen
las preguntas de por qué Estados Unidos fue objeto de un ataque,
por qué es "tan odiado", quién es el enemigo de un país
que representa la libertad y la democracia.
Con ello también persiste el clima de inseguridad,
donde una mayoría espera otro ataque "terrorista" en cualquier momento,
según las encuestas, y que todo indica que no hay forma alguna para
prevenirlo.
Al mismo tiempo, ni los fuegos artificiales, o los himnos,
o los desfiles patrióticos, ni el beisbol de este 4 de julio lograron
ocultar que el propio american way of life está bajo sospecha
por el escándalo del mundo empresarial que estalló con Enron
y que ha continuado con una lista cada día más larga de algunas
de las empresas más conocidas del país.
Ahora las actividades empresariales del propio presidente
y vicepresidente -Dick Cheney- se examinan para ver si los que ahora piden
una conducta ética y responsable de los empresarios también
participaron en maniobras posiblemente cuestionables.
Después de tanta insistencia en que al centro de
la libertad y la democracia estaba el gran concepto del libre mercado,
y que sus promotores habían insistido en que el motor más
eficiente de una sociedad, y la mejor solución a la corrupción
del sector público era la iniciativa privada -particularmente para
los países en vías de desarrollo-, ahora resulta que ese
modelo también está bajo sospecha.
Corrupción a escala casi impensable
Como lo señaló el economista Joseph Stiglitz,
ganador del Premio Nobel, en un articulo publicado este 4 de julio en el
Guardian de Londres, "no estoy seguro que es-tos promotores del
sector privado contemplaron bien las habilidades del capitalismo empresarial
estadunidense demostradas muy bien recientemente: corrupción a una
escala casi impensable... Las cifras manejadas en los escándalos
de Enron, WorldCom y otros están en los miles de millones, más
que el PIB (producto interno bruto) de mu-chos países".
Ese modelo está manifestando sus costos incluso
ante sus defensores más fieles: de-cenas de miles de empleados cesados,
pérdidas multimillonarias de fondos de jubilación de tantas
cuentas de inversión institucional de gobiernos estatales, sindicatos
y otras agrupaciones sociales, costos inflados al consumidor de los servicios
ofrecidos por estas empresas, como en el caso del sector eléctrico
de California.
Así, este viernes se reportó que la tasa
de desempleo en Estados Unidos sigue elevándose, y ahora está
en 5.9 por ciento.
En junio, unos 23 mil empleados del sector industrial
perdieron su empleo -se agregan a los 27 mil que lo perdieron en mayo en
el mismo rubro-, aunque los analistas dicen que estas pérdidas son
mucho menores al promedio de 115 empleos perdidos cada mes entre marzo
de 2001 y enero de 2000 en ese sector. El sector comercial perdió
18 mil empleos más.
Mientras tanto, la bolsa de valores celebró que
no ocurriera un ataque terrorista ayer, y tuvo su mejor día en meses.
Pero eso no despeja el clima nublado sobre Wall Street.
Todos en este país acaban de celebrar la declaración
de la independencia, cuya primera frase establece que los seres humanos
son creados como iguales y que sus derechos fundamentales son la "vida,
la libertad y la búsqueda de la felicidad", pero no todos aquí
pueden sentir que gozan de esos derechos de manera igualitaria.
La década pasada demuestra que el 10 por ciento
más rico gozó plenamente de esos derechos fundamentales,
y todos los demás los pueden disfrutar tal vez de manera parcial,
o que de hecho los están perdiendo día con día; Estados
Unidos se destaca ahora como el país con mayor desigualdad económica
(y por supuesto social) del mundo industrializado.
Por lo tanto no todos aquí pueden asegurar que
existe un país unido, particularmente cuando algunos -no pocos altos
ejecutivos que también, por su dinero, eran presentados antes como
ejemplos del "éxito" del modelo estadunidense- decidieron defraudar
y engañar a millones de personas para su propio beneficio, y que
entre los beneficiarios de estas acciones empresariales se encuentran no
pocos de las filas del liderazgo político de este país.
Dicen que la corrupción no es acto patriótico,
pero al parecer eso no impide que to-dos los involucrados estén
entre los que más fuerte proclaman su lealtad al país y a
sus principios sobre los cuales se estableció hace 226 años.