Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 28 de junio de 2002
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Cultura
Después de Testigos del tiempo, la fotógrafa vuelve a mostrar obra en México

Flor Garduño asume los desnudos femeninos como ''cuerpos de la vida''

Anoche se inauguró su exposición en el Centro de la Imagen Efectúa en Flor un viaje interno
mediante un juego entre el nombre y ese receptáculo de belleza, sensualidad y fertilidad

MERRY MAC MASTERS

''Cuerpos de la vida" es como Flor Garduño (DF, 1957) se refiere a los desnudos femeninos de su más reciente proyecto fotográfico: un viaje interno de nombre, como ella, Flor. Las piernas a veces rechonchas y el vientre no siempre plano de sus modelos distan mucho de las figuras estereotipadas, a la vez que imposibles de lograr, con las que bombardea la publicidad. No obstante, son imágenes que permiten a las mujeres reconocerse en un reflejo factible o familiar.

Por una parte Flor se titula la exposición que anoche inauguró Garduño en el Centro de la Imagen. Por otra, Flor se llama el libro, con introducción de la poeta Verónica Volkow, que en México publica la editorial Lunwerg, y que será presentado el 4 de julio a la misma hora en ese espacio de Plaza de la Ciudadela 2, Centro Histórico. El mismo volumen tiene diferentes editores en Estados Unidos, Inglaterra -la edición en inglés lleva el título de Inner light (Luz interior)-, Alemania e Italia.

Naturalezas silenciosas

El proyecto Flor, nacido en 1992 junto con Azul, primera de los dos hijos de Garduño, le permitió retomar los géneros que ha trabajado a lo largo de su carrera de 25 años: el animal, las naturalezas silenciosas -no le gusta llamarlas muertas-, el retrato y el desnudo. Además toca los temas de la feminidad, la maternidad, en fin, de la mujer. Por eso Flor tampoco podría ser un libro ''de desnudos".

Para Garduño fue muy difícil convencer a sus editores de que la dejaran entreverar el desnudo con la naturaleza silenciosa. Sin embargo, al pasar el tiempo, el volumen tomó una estructura que, de acuerdo con la entrevistada, se sostiene como ''un discurso íntimo, de la vida". Para la fotógrafa, si la publicación tiene un valor, ése sería ''haberse atrevido a romper con el esquema del libro meramente de desnudo". La muestra ya se ha presentado en Italia y en Suiza (donde radica Garduño). En esos países las mujeres se acercaron a la fotógrafa para darle las gracias porque ''en muchas imágenes nos reconocemos".

La entrevistada no aparece en ninguna de sus fotos, sin embargo las considera en principio ''autorretratos". Explica: ''Todas son fuentes de obsesiones que tengo dentro de mí. Por eso también el título del libro, porque era un juego entre el nombre y la flor, este receptáculo de belleza, de sensualidad, de fertilidad, de reproducción".

Complicidad de la amistad

-¿Cómo logras proyectarte de esa manera con tus modelos?

-Sólo con mucho cariño, con una confraternidad, con una solidaridad, con una complicidad absoluta. La mayoría de las fotos, o todas, sin esa complicidad de la amistad, de tantas cosas entre las amigas, no se hubieron podido hacer. Algunas veces que trabajé con personas que no eran amigas mías no tuve mucho éxito en mis fotografías. No me sentía a gusto y de hecho no las presenté.

-¿Qué representa para un fotógrafo voltear la mirada hacia adentro?

-Pienso que es dejarte en el vacío. Es tratar de estar como un canal, como una especie de meditación, de tratar de salir. En el momento que estás trabajando, permitirte salir y entrar en una comunicación de lo que ocurre, porque la mayoría de las veces uno tiene una idea, una fantasía, una obsesión, por la que quieres trabajar. Pero cuando te dejas así, flojita, suelta, pasan muchas otras cosas imprevistas.

Más que un ritual, Garduño siente la fotografía como una meditación porque ''cuando trabajo es un sentirme muy plena. Son los momentos en que me siento realizada. Muchas veces me siento frustrada cuando no entro en esta comunicación, en este vacío. Cuando tengo muchas expectativas, cuando estoy llena de deseos, es cuando no me sale nada. Pero cuando dejo fluir la cosa pasan un montón de cosas, con modelo y aun con las flores".

El viaje interno de Flor se contrasta con su trabajo anterior de periplos por las Américas, cuyos ''diarios" se recogieron en tres libros. Su muestra Testigos del tiempo se exhibió en 1992 en el Museo del Palacio de Bellas Artes. Durante varios años itineró por México. Desde entonces Garduño no exhibía aquí en forma individual.

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