OBSERVATORIO CIUDADANO DE LA EDUCACION
Comunicado No. 80
Política científica: una trayectoria accidentada
Como en otros ámbitos del gobierno, en el correspondiente
a la gestión de la ciencia y la tecnología el presidente
Vicente Fox anunció grandes cambios y un respaldo económico
sin precedente. Hasta el momento no hay, sin embargo, signos claros que
apunten en esa dirección. Al contrario, la "política" científica
y tecnológica del régimen se percibe entrampada en fallas
de coordinación entre los sectores competentes: el Ejecutivo federal
y el Legislativo, la SEP y el Conacyt, el sector académico y las
empresas. Los recursos son insuficientes, no acaban de llegar a donde deben
ser ejercidos, y el debate sobre nuevas normas e instrumentos ha ocupado
la mayor parte del espacio de negociación y acuerdos.
La
más reciente novedad en este panorama es el Foro Consultivo Científico
y Tecnológico, cuya mesa directiva se instaló el pasado 17
de junio. Según la nueva Ley de Ciencia y Tecnología (Diario
Oficial de la Federación, 05/06/02) esta instancia se propone
como un órgano de apoyo y consulta del Ejecutivo federal y del Conacyt,
para promover la expresión de científicos, académicos
y del sector productivo en la formulación de propuestas.
No obstante, el foro no es una iniciativa tan original.
La anterior ley para la actividades científicas y tecnológicas,
promulgada en abril de1999 y vigente hasta hace un par de semanas, previó
la creación de un foro con características similares al que
recientemente se constituyó. Esa fórmula se demoró
casi dos años en integrarse -poco más de 30 miembros sesionaron
por primera vez en noviembre de 2000- y su expresión pública
más visible fue la difusión de un documento con propuestas
al Plan Nacional de Desarrollo y al programa sectorial correspondiente.
La instalación del nuevo organismo es otro ajuste
a la legislación científica y tecnológica. También
es parte de una larga serie de cambios que se han realizado en los últimos
tres años y un paso previo a la constitución de un órgano
más relevante que se pondrá en marcha próximamente:
el Consejo General de Investigación Científica y Desarrollo
Tecnológico (CGICyDT).
La adecuación del marco normativo de las actividades
científicas, como se puede apreciar, continúa en el presente.
Sin embargo, conviene preguntarse cuál es la dirección de
estos cambios, quiénes y cómo los impulsan y, muy especialmente,
si las bases normativas que hoy están aprobadas permitirán
una política científica de largo plazo o serán necesarias
más y más modificaciones.
Una reforma acotada e insuficiente
En diciembre de 2001 el Ejecutivo federal envió
al Congreso la propuesta de una nueva ley orgánica para Conacyt
y una serie de reformas y adiciones a la Ley para el Fomento de la Investigación
Científica y Tecnológica. La intención, se argumentó
en las consideraciones, era asegurar una organización de impulso
multisectorial y descentralizado.
El componente fundamental de la iniciativa era el establecimiento
de un consejo general de "política y coordinación" en materia
de ciencia y tecnología, el CGICyDT, mismo que tendría influencia
en toda la actividad de la administración pública federal.
El consejo, se anotaba claramente en el proyecto, no sería un órgano
operativo de gestión administrativa o de consulta, sino de coordinación
y decisión que definiría lineamientos programáticos
y de presupuesto sobre los rubros de investigación científica
en las dependencias de la administración pública. También
se preveía que fuera un órgano presidido por el Ejecutivo
federal, e integrado por representantes del sector gubernamental y académico.
Además, en congruencia con el establecimiento del
consejo, la propuesta incluyó una nueva Ley Orgánica del
Conacyt, cuyos cambios fundamentales sugerían que sus cuerpos directivos,
particularmente la junta de gobierno y el director general, cumplieran
una función más integrada, flexible y acorde con el impulso
multisectorial buscado. En general, la propuesta de reforma del gobierno
federal buscaba mejorar la coordinación, pero sobre todo otorgar
mayor capacidad al Conacyt, puesto que a pesar de ser el organismo rector
de las políticas en esta materia solamente controla 17 por ciento
del gasto federal destinado a estas actividades.
La iniciativa suscitó diferentes reacciones, entre
las más sobresalientes estaba el escepticismo sobre el establecimiento
de un organismo más, que se sumaría a los ya existentes,
pero cuya efectividad estaría por demostrarse. Otro señalamiento
crítico fue que la propuesta de Ley Orgánica de Conacyt era
limitada y nuevamente, al igual que la reforma de 1999, soslayaba la necesidad
de elevar el rango de las instancias de gestión científica
y tecnológica, particularmente la opción máxima de
constituir una secretaría de Estado para este propósito.
Por su parte, varios directores de los centros del sistema
SEP-Conacyt expresaron rechazo a la posibilidad de que el ajuste de Conacyt
implicara nuevas adscripciones sectoriales a sus centros (como lo indicaba
el artículo 3 transitorio del proyecto).
Vaivenes legislativos
Los legisladores realizaron importantes cambios a la propuesta
del Ejecutivo. Uno de los aspectos más notables fue que reconocieron
la existencia de diferentes órganos de consulta en materia de ciencia
y tecnología que tienen funciones similares y su escasa efectividad
para desarrollar su labor. Por esta razón aprobaron, en el marco
de la nueva Ley de Ciencia y Tecnología (LCyT), la creación
del Foro Consultivo Científico y Tecnológico, como un organismo
para concentrar y simplificar las funciones que venían desempeñando
organismos como el Foro Permanente, el Consejo Consultivo de la Junta Directiva
de Conacyt y el Consejo Consultivo de la Presidencia de la República.
El nuevo organismo ya está en marcha y lo integran
17 personas, 14 representantes de asociaciones científicas, tecnológicas
y empresariales, y tres investigadores electos por los miembros del Sistema
Nacional de Investigadores (artículo 36 fracción V de la
LCyT). Funcionará mediante comités de trabajo especializados
(por disciplina y área) y sus recomendaciones serán la base
para la elaboración de propuestas.
Otro cambio importante fue la ampliación y precisión
en el funcionamiento del Consejo General. Mientras la propuesta original
sólo consideraba como miembros permanentes al Ejecutivo federal
y a nueve secretarios de Estado, los legisladores añadieron al director
de Conacyt, en su carácter de secretario ejecutivo del Consejo General,
y al coordinador del Foro Consultivo. Además, previeron la participación
de cuatro integrantes más que se renovarán cada tres años,
pero que "serán invitados por el Presidente de la República,
a propuesta del secretario ejecutivo y podrán ser integrantes del
Foro Consultivo Científico y Tecnológico" (artículo
36).
Aunque los cambios apuntan a una intersección razonable
de los dos organismos que se crearon y a un acercamiento de las posiciones
de consulta y de toma de decisión, quizá lo más significativo
es que el órgano que tendrá mayor influencia en el diseño
de las políticas científicas no se circunscribe a una representación
del gobierno federal.
Un tercer órgano aprobado por legisladores fue
la Conferencia Nacional de Ciencia y Tecnología (artículos
31 y 32). Una instancia permanente que intentará la coordinación
entre Conacyt y las dependencias de los gobiernos de los estados. Esta
iniciativa tiene importancia porque de ser exitosa podría impulsar
la participación regional y adelantar la descentralización
de la ciencia.
Sin embargo, entre las modificaciones que más resaltaron
los mismos legisladores, estuvo la acotación sobre el carácter
"no sectorizable" que tendrá el Conacyt.
En su nueva Ley Orgánica se destaca que: "...es
un organismo descentralizado del Estado, no sectorizado, con personalidad
jurídica y patrimonio propio, que goza de autonomía técnica,
operativa y administrativa..." (artículo 1). La acotación,
estimó el dictamen de los legisladores, es concordante con avances
para una mayor autonomía, sin embargo, tal vez una de las mayores
repercusiones que tendría esta forma es que el Conacyt contará
con un ramo presupuestal específico dotado por la Secretaría
de Hacienda.
Todas estas modificaciones vienen a sumarse a otros cambios
en la estrategia científico-tecnológica del régimen:
la existencia de "fondos sectoriales" que manejarán las secretarías
de Estado en coordinación con el Conacyt, y la probable reconstitución
del Sistema Nacional de Investigadores al formar parte de la nueva ley
orgánica de dicho organismo. No hay que olvidar tampoco los ajustes
a la función de investigación científica en las instituciones
de enseñanza superior públicas que provienen del subprograma
de educación superior de la SEP, los cuales adolecen en fondo y
forma de una articulación suficiente con el esquema que promueve
Conacyt.
Tomadas en conjunto, las modificaciones normativas parecen
constituir un avance. No obstante, como ha quedado claro con diferentes
iniciativas en el pasado, no es suficiente. Está por verse que el
nuevo marco efectivamente impulse los objetivos que pretende: alentar el
desarrollo de la ciencia y la tecnología, así como lograr
mejor vinculación entre los sectores académico y productivo.
Como el otro eslabón de la cadena -los recursos financieros para
investigación y desarrollo- se ha mostrado francamente débil
la expectativa de conformar -ahora sí y a largo plazo- un sistema
sólido que sirva de impulso al crecimiento económico del
país y a la solución de sus problemas sociales, por lo que
es todavía una apuesta al futuro.
Interrogantes
.Más allá de atribuciones
de análisis y recomendación ¿cuál es la capacidad
de los nuevos órganos para gestionar ante la SHCP el incremento
y distribución de los recursos económicos para ciencia y
tecnología?
.¿Otorgará el gobierno
federal, tanto al gasto en ciencia y tecnología como a Conacyt,
los recursos que requieren el año próximo y especialmente
para cumplir su promesa de alcanzar el uno por ciento respecto al PIB en
2006?
. Conforme al nuevo marco normativo
¿Conacyt tendrá una organización por programas, por
fondos o por ambos?
. ¿Cómo y quién
definirá los proyectos de investigación que utilizarán
los fondos sectoriales? ¿Quién o quiénes podrán
concursar? ¿Cuándo se conocerá la reglamentación
correspondiente?
¿QUIENES SOMOS?
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fin de semana de cada mes en este espacio periodístico; se pueden
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