Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 24 de junio de 2002
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Política

Iván Restrepo

ƑSúper Víctor?

El fin de semana tuvo lugar en la ciudad de México la Expo Aventura y Ecoturismo que atrajo a miles de personas interesadas en dos actividades que cada vez adquieren mayor importancia dentro de la llamada industria sin chimeneas. Durante décadas el esfuerzo oficial fundamental en este sector ha sido crear infraestructura y promocionar ciertas áreas costeras para disfrute de los viajeros nacionales y extranjeros. En ese esquema en la década de los 40 se impulsaron como "destinos" Veracruz y Acapulco, en los años 70 fueron Cancún, Puerto Vallarta, Ixtapa, Huatulco, Loreto y Cabo San Lucas. En cambio, ciertas ciudades del interior, con belleza y atractivos suficientes, han recibido menos atención. Peor le ha ido a las zonas con atractivos naturales únicos. La inversión oficial en estos casos ha sido mínima y, a veces, mal utilizada.

Pero el turismo de sol y playa muchas veces ha ocasionado (y sigue ocasionando) daños irreparables al entorno, privatizando espacios públicos, además de crear serios desajustes sociales y económicos entre la población. Mientras esto sucede aquí, el mundo registra un cambio hacia el turismo ecológico y de aventura, en el cual los viajeros disfrutan los singulares atractivos que brinda la naturaleza respetándola, así como a las comunidades y la cultura de cada sitio. A diferencia de lo que sucede con el turismo tradicional, en el ecológico y de aventura esas comunidades son parte activa del proceso, no simples proveedoras de mano de obra barata, por lo que se han convertido en factor clave en la conservación del medio y el estudio de los recursos naturales. En fin, es un turismo bien diferente del que durante décadas ha promovido nuestro gobierno.

Para ilustrar la importancia de esta actividad baste señalar cómo un pequeño país, Costa Rica, con menos atractivos naturales que México, ha sabido impulsarla con tan buenos resultados que le genera divisas por casi mil millones de dólares anuales. A nosotros, apenas 80 millones. En pocas palabras, estamos dando los primeros pasos en ecoturismo, gracias a la labor pionera de promotores, inversionistas y comunidades que muchas veces tienen que luchar contra la visión tradicional de la burocracia y los intereses que ella protege.

Sólo recientemente al sector público le cayó el veinte de la importancia que puede alcanzar entre nosotros el turismo ecológico y de aventura. Tenemos el privilegio de contar con montañas imponentes, lagos, ríos, selvas y bosques, desiertos y mares, con 11 mil kilómetros de franja litoral a la que arriban nueve de las 11 especies de tortugas que existen en el mundo, 130 lagunas costeras, varios santuarios balleneros. Indisolublemente unida a este enorme patrimonio natural se encuentra la riqueza irremplazable de nuestra diversidad cultural. Pero al cobijo del ecoturismo, grandes intereses buscan sentar sus reales en lugares únicos por su belleza natural y su biodiversidad. Planean construir allí sus exclusivos hoteles y convertir a las comunidades locales en atracción folclórica, proveedoras de mano de obra barata para la limpieza, jardinería y vigilancia en los nuevos hoteles de "ecoturismo".

Una prueba de que no estamos lejos de ese esquema, y de otros peores, la ofreció recientemente Víctor Licthinger, secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales. Al asistir en Ecuador a una magna reunión sobre ecoturismo, alabó sus ventajas y puso como ejemplo de lo que se está haciendo en México la llamada Escalera Náutica, el proyecto turístico más ambicioso del actual gobierno y que incluye a Baja California, Sonora y Sinaloa. Es, en cambio, el más cuestionado por los incalculables efectos negativos que causaría en el ambiente y los recursos de una de las regiones de mayor biodiversidad planetaria, pero también de extrema fragilidad. No sobra recordar que el Golfo de California ha sido llamado "el acuario del mundo".

Dudo que don Víctor haya dicho lo que afirman los cables internacionales. El sabe muy bien los inconvenientes de ese peligroso proyecto y que aún no existen los estudios de impacto ambiental que lo avalen. Conoce las fundamentadas críticas de centros de investigación, de científicos internacionales, de grupos sociales preocupados por el ambiente, así como de empresarios sensatos, que los hay. Aunque pudiera ser que a lo mejor el presidente Fox también le encargó a don Víctor otra dependencia: la Secretaría de Turismo. Como hay tan pocos problemas ambientales...

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