La prensa europea, preocupada por la "manipulación
manifiesta" de La Moncloa
Controversia en España por cifras de Madrid
y sindicatos sobre el acatamiento a la huelga
Mientras que para Aznar protestaron sólo 50 mil,
las centrales hablan de más de un millón
ARMANDO G. TEJEDA ENVIADO
Sevilla, 21 de junio. Un día después
de la huelga general que paralizó parcialmente el aparato productivo
español, las divergencias so-bre la verdadera incidencia de la protesta
sindical sigue siendo hoy una incógnita al no haber datos fiables,
toda vez que las instituciones públicas han emitido cifras "es-candalosamente
falsas", como las referidas a las manifestaciones o al porcentaje de los
trabajadores que secundaron el paro.
El presidente del gobierno español, José
María Aznar, insistió en su tesis de que la "huelga no existió",
a pesar de que durante la víspera se movilizaron en España
más de un millón de personas en rechazo a las reformas neoliberales
emprendidas por su administración.
Los datos difundidos por sindicatos y gobierno son tan
dispares que hacen imposible tener un registro medianamente fiable de lo
acontecido el jueves reciente, un día en que, pese a lo dicho por
el jefe de gobierno español, una buena parte del país se
paralizó y no funcionó ni siquiera con "re-lativa normalidad".
Un dato que ejemplifica esta divergencia, por no hablar
de visiones diametralmente opuestas, es la manifestación que se
llevó a cabo en Barcelona, concentración de trabajadores
que para el gobierno sólo fue de 15 mil personas, mientras que para
los sindicatos superó las 600 mil y para la Guardia Urbana (adscrita
al gobierno catalán) fue de al menos de 400 mil.
Existe otro hecho que la prensa nacional registró
también con divergencias: si bien para la prensa oficialista ?El
Mundo, ABC y La Razón? la huelga no existió, para el
resto de los rotativos -El País, La Vanguardia y decenas
de diarios regionales- las cifras esgrimidas por el Ejecutivo español
son "escandalosamente falsas".
Una postura, ésta última, que coincide con
la mayoría de la prensa europea, que registró en las ediciones
de hoy su preocupación por la "manipulación manifiesta" del
gobierno español con respecto a la huelga, algo que pone en entredicho,
a su entender, las informaciones que emite esa administración, escrutadas
por decenas medios ante la celebración de la cumbre de la Unión
Europea en Sevilla.
En todo caso, la ruptura del diálogo social es
hoy más patente y la postura de Comisiones Obreras y la Unión
General de Trabajadores, los sindicatos mayoritarios convocantes del paro
nacional, es aún más firme: o se retira el decreto -o decretazo-
con el que se aprobó la reforma a la ley de protección al
desempleo o las organizaciones de trabajadores no se sentarán a
una futura mesa de diálogo.
A pesar de que el gobierno evoca reiteradamente una política
de "mano tendida", al mismo tiempo acusa a las formaciones sindicales de
haber convocado a una huelga general que "no existió" y, sobre todo,
que no había motivo alguno para convocarla.
Josep Piqué, ministro español de Asuntos
Exteriores, reconoció que la huelga general antineoliberalismo no
tuvo un "seguimiento importante, pues cualquier observador ecuánime
tiene que aceptar que la pretendida huelga general no lo fue".
A su vez, Rodrigo Rato, ministro de Economía, reiteró
que la huelga "no existió" y que los sindicatos intentan manipular
a los trabajadores mientras hay en "España prosperidad y progreso".
Realidades evidentes
Pero no piensan así las organizaciones sindicales
ni los partidos políticos de la oposición, que mantienen
firme su postura de que el presidente Aznar y su gobierno niegan realidades
evidentes, como la del paro nacional y el respaldo social a esta iniciativa
de movilización social.
Sólo hay que tener en cuenta un dato: para Aznar
el jueves sólo se manifestaron 50 mil personas en España,
mientras que para los sindicatos, los partidos políticos de oposición
y la mayoría de los medios de comunicación -incluso los oficialistas-
superó el millón de personas, un dato que pone en entredicho
esta "guerra de cifras" abierta por el gobernante.
El editorial del periódico El País explicó
este viernes que "también es cierto que las centrales sindicales
se cerraron a la negociación, exigiendo la retirada sin más
del proyecto para sentarse a la mesa. Y que tal vez vieron en la actitud
del Ejecutivo conservador el pretexto que buscaban para lanzar, ocho años
después del relativo fracaso de la última huelga general
contra el go-bierno del socialista Felipe González, una gran movilización
que diera verosimilitud a sus amenazas".
Añadió, incluso, que "sería injusto
no ver en los desplantes del gobierno una voluntad simétrica de
llevar a la práctica el pulso antisindical que venía proponiendo
el sector más derechista del Partido Popular (en el gobierno) y
sus seguidores en los me-dios de comunicación, desde que logró
la mayoría absoluta".
También en El País, el articulista
Antonio Elorza hizo una analogía interesante: "Al anunciar en uno
de sus teatrales discursos desde el balcón del Palacio Venecia la
en-trada de Italia en la Segunda Guerra Mundial, Mussolini cerró
su intervención con una orden. A partir de ese momento sólo
debía pronunciarse una palabra: vincere (vencer)".
Agregó que "con la misma consigna afrontó
el presidente Aznar la crisis desencadenada por la convocatoria de huelga
ge-neral. En el partido imaginario frente a los representantes de los trabajadores,
o mejor, frente a unos sindicatos que a su entender amparaban la pretensión
de los vagos de vivir a costa de los activos, no le valía el empate,
sino la victoria".