Apuesta su futuro económico y académico
a la aprobación de su autonomía
Ya sin cobijo de gobiernos priístas, el Poli
busca superar la peor crisis de su historia
Sindicato y ex directores se resisten a la reforma por
temor a perder sus canonjías
JOSE GALAN /I
Instrumento político de los recientes gobiernos
priístas, el Instituto Politécnico Nacional -creado en la
presidencia del general Lázaro Cárdenas- enfrenta en estos
tiempos de transición su peor crisis en 66 años de existencia,
pero es en esta coyuntura cuando busca reformar su ley orgánica
para alcanzar la autonomía, y con ésta allegarse de recursos,
transformar sus programas y planes de estudio, impulsar el avance de la
investigación en ciencia y tecnología, e incluso modificar
las condiciones de trabajo y la designación de su director general.
La infraestructura del IPN "es lamentable", admite Miguel
Angel Correa Jasso, actual director de la institución. Las instalaciones
no reciben mantenimiento desde hace 40 años, y los edificios, laboratorios,
talleres, aulas, oficinas administrativas y espacios deportivos no cumplen
las mínimas normas de seguridad para docentes, alumnos y trabajadores.
Antes había dinero y no se corrigieron los problemas, ahora no hay
recursos con que hacerlo, porque el Congreso de la Unión no autorizó
presupuesto para ese rubro en este año fiscal.
Y los problemas estructurales también son graves.
La matrícula creció 40 por ciento sólo durante el
sexenio de Ernesto Zedillo, egresado de esta casa de estudios. Ahora el
Poli cuenta con más de 175 mil alumnos en el sistema escolarizado
medio superior y superior, y 50 mil más en los sistemas abierto
y a distancia, en un proceso de masificación que, advierten las
actuales autoridades, no deberá continuar, porque aducen que es
más importante la calidad que la cantidad.
El 75 por ciento de los estudiantes del Poli proviene
de familias cuyos ingresos no sobrepasan los cuatro salarios mínimos,
y se mantiene como la institución líder en la formación
de recursos humanos procedentes de familias de obreros, campesinos y trabajadores
eventuales, tal como sucedió en sus orígenes, cuando Narciso
Bassols, Luis Enrique Erro y Carlos Vallejo Márquez impulsaron la
necesidad de concretar las reinvindicaciones que dieron origen a la Revolución
Mexicana en cuanto a la educación, la ciencia y la cultura.
El IPN tiene, pues, la posibilidad de atravesar la crisis
y replantear su futuro con la figura autonómica.
"Estamos justo ya en la víspera de presentar la
iniciativa de reforma al Consejo General Consultivo -compuesto por 170
miembros- para su discusión y afinación", revela Correa Jasso.
"Buscamos revertir, con la ley en la mano, la profunda injusticia que enfrenta
el IPN actualmente".
La iniciativa se discutirá en lo general y en lo
particular. "No hay fechas, pero lo ideal sería que entrara por
iniciativa del Poder Ejecutivo en las cámaras este mismo otoño".
Pero hay obstáculos para la consecución
de esos objetivos, sobre todo de carácter político, promovidos
por grupos priístas, entre ellos el Sindicato Nacional de Trabajadores
de la Educación (SNTE) y los ex directores del instituto, acostumbrados
a que esa casa de estudios era fuente de recursos para su trabajo político.
''La reforma a la ley orgánica es un proceso que
seguramente se va a politizar. Siempre habrá grupos que estarán
en contra, con posiciones ideológicas encontradas", advierte Correa
Jasso.
"El sindicato tiene su propia posición política,
y cabe señalar que hay contradicciones entre el SNTE y la Coordinadora
Nacional de Trabajadores de la Educación".
Reconoce en entrevista con La Jornada que en su
administración "se han afectado ciertos intereses" priístas,
pero desdeña que ese u otro partido ''pretenda obstaculizar el proceso
de reforma, porque a todos nos conviene". Eso sí, advierte, el Poli
dejó de ser ''botín político y económico''.
Pero los priístas al parecer no están dispuestos
a perder sus canonjías. El pasado 8 de mayo, por ejemplo, Correa
Jasso invitó a desayunar a los 11 miembros del Consejo de ex Directores
Generales, todos ellos designados por gobiernos priístas, para anunciarles
que, por instrucciones de la Secretaría de la Contraloría
y Desarrollo Administrativo (Secodam), a partir de esa fecha se les recortaba
la compensación fuera de presupuestos, porque no había sido
autorizada por Hacienda, y que tan sólo en el caso de ellos suma
más de 24 millones 247 mil 559 pesos al año.
Curiosamente, a la semana siguiente se apersonó,
sin avisar, en las oficinas centrales del IPN la Comisión de Educación
del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, encabezada por Miguel González
Avelar, secretario de Educación Pública en el sexenio de
Miguel de la Madrid, según consta en los registros de la dirección
general. Los priístas pretextaron la necesidad de conocer las actividades
actuales del IPN para, posteriormente, deslizar veladamente que ''va a
estar muy difícil'' la aprobación de las reformas a la ley
orgánica del IPN.
Mientras, Rafael Ochoa Guzmán, secretario general
del SNTE, regateó públicamente el respaldo al proceso de
reformas, que implica la posibilidad de que el IPN cuente con uno o dos
sindicatos independientes, o permanezca en las filas del magisterio nacional,
al afirmar que los maestros del país, y particularmente del IPN,
respaldarán "el resultado de la toma de opinión entre la
comunidad politécnica sobre la reforma", y advirtió que no
necesariamente la autonomía "podría ser el resultado de la
reforma".
Enrique Villa, secretario académico de la institución,
apremia: "Si no hay reforma el resultado será muy sencillo: el futuro
del IPN estará en riesgo por una falta gravísima de recursos,
sin cambios sustantivos en su modelo académico, y con la tendencia
a reducir la calidad de la docencia, la investigación y el desarrollo
tecnológico", dice. "Sentimos que no hay la sensibilidad adecuada
para atender estos problemas".
Y en este proceso de reforma la actual administración
ha cifrado todas sus esperanzas para salir de la crisis, sobre todo por
la posibilidad de mejorar sus finanzas a partir de contar con recursos
propios generados por las escuelas, centros y unidades profesionales. Es
la lucha por la sobrevivencia.
Emolumentos anuales de ex directores
Diódoro Guerra, director general del Poli
en el sexenio de Ernesto Zedillo, cobró 80 mil pesos mensuales desde
que dejó el cargo,
es decir, un millón 440 mil pesos en 18 meses
de retiro.
|
Nombre |
Plaza |
Sueldo |
Compensación |
% |
Eugenio Méndez Docurro |
E3018 |
336,056.83 |
925,492.37 |
275 |
J. Antonio Padilla Segura |
E3018 |
468,704.80 |
651,843.77 |
139 |
Jorge Villagrán Durán |
A01003 |
58,846.14 |
77,691.79 |
132 |
Jorge Gersil Valenzuela |
E3018 |
309,540.79 |
655,360.71 |
211 |
José M. Martínez Ortiz |
E3014 |
245,021.28 |
244,793.72 |
100 |
Manuel Garza Caballero |
E3018 |
364,018.13 |
832,486.59 |
228 |
Manuel Zorrilla Carcano |
E3018 |
441,245.35 |
666,271.84 |
151 |
Marco A. Ruiz Castillo |
A01005 |
52,159.70 |
62,541.45 |
119 |
Oscar J. Joffre Velázquez |
E3018 |
167,287.88 |
417,931.04 |
250 |
Raúl Eric Talán Ramírez |
E3018 |
302,799.08 |
651,843.78 |
215 |
Sergio Vinals Padilla |
E3018 |
350,318.25 |
948,490.88 |
270 |
Total |
|
|
3,095,998.23 |
6,134,747.94 |
Fuente: Subsecretaría de Control y Auditoría
de la Gestión Pública de la Secodam