Elena Poniatowska
Un piloto que hace los vuelos apacibles /I
¿Qué pensarían si tomaran un vuelo
de Aeroméxico con destino a México en el aeropuerto John
F. Kennedy de Nueva York y de pronto oyeran por los parlantes a un capitán
de voz cálida, casi familiar, asegurándoles que los quieren
mucho?
"El modelo de avión es Boeing 757, serie
200. Un avión bien bueno, en verdad, con capacidad para 180 pasajeros.
Hoy nos acompañan 106 pasajeros, y en la tripulación cinco
sobrecargos muy lindas y dos gentiles y atentos caballeros. Somos dos pilotos:
el copiloto Francisco Agustín Díaz Civandan y yo, Adalberto
del Castillo. Miren cómo está el cielo, vamos a tener un
vuelo muy bueno. Niños y niñas, pásenla bien y no
se preocupen de nada, que para eso estamos nosotros''.
Acostumbrada a la voz impersonal, metálica y casi
marciana de algún capitán que repite rutinariamente dos o
tres frases, salté de mi asiento y le pedí al primer sobrecargo
en el pasillo si podía conocer a ese querido capitán (a lo
mejor era el de la canción), y cuando me dijeron que pasara a la
cabina de mando pensé: "Este es el momento de mi vida". (Los pilotos
siempre suelen ser unos mangos.) En efecto me encontré con
un hombre guapo... ¡bueno!, con dos, porque también el copiloto
Díaz Civandan está como quiere, y frente a la consola de
mando empecé a interrogar al capitán Adalberto del Castillo.
Píldoras de confianza para asustadizos
''Siempre
he pensado que hay infinidad de pasajeros que vuelan por primera vez, por
lo que vienen asustadones. Aunque vuele seguido, mucha gente también
tiene miedo y quiero tranquilizarlos. Cada vez viajan más braceros
con sus cachuchas y sus cajas de cartón, gente muy humilde que no
sabe leer ni escribir, y a la que hay que llenarles los documentos. Escogen
avión porque ganaron su pasaje en Estados Unidos y les sale más
barato que cuatro o cinco días de viaje en carretera. Por eso me
gusta mucho saludar: 'damas y caballeros, niñas y niños ¿cómo
les va, cómo están?'. De inmediato ponen atención
los niños y les agrada que les hable así, tanto a ellos como
a los papás.
''Luego les platico sobre el modelo del avión,
el peso, la velocidad con que va a despegar. Les digo: 'el peso que tenemos
en este vuelo de cinco horas de Nueva York a México, con el peso
de todos nosotros, con el peso del equipaje, con el peso de la carga, es
de 86 toneladas, 86 mil kilos. El peso de cada motor del Boeing es de 5
mil kilos por motor'. Hay veces también que les digo que el peso
de todos nosotros, del equipaje, de la carga y de dos perros que vienen
en el compartimiento de carga es de 80 u 86 toneladas, entonces les da
risa, les da gusto a los dueños del perro, y se tranquilizan porque
el pasaje del perro es muy caro, casi tanto como el de los dueños.
Por decir algo, si el vuelo cuesta 400 dólares, el perro paga 250
y tiene que traer vacunas. Viaja en un compartimiento que tiene temperatura
y presurización. Viaja bien asustado en su jaula especial recién
comprada.
''Sigo platicándoles a los pasajeros la velocidad
con la que vamos a despegar para ese peso, un promedio de 190 kilómetros:
'Este aeropuerto Kennedy de Nueva York tiene cinco pistas, pueden ver allá,
a la derecha, la pista en la que vamos a despegar. Tiene una longitud de
4 mil metros, 4 kilómetros de largo por 60 metros de ancho, y la
velocidad con la que vamos a despegar será de 190 kilómetros.
''Todo eso se los platico por si a alguien le interesa
y porque gracias a todos y a cada uno de ustedes es posible este vuelo.
''La gente se relaja, no hay quejas, el pasaje se tranquiliza
y muchos hasta se duermen. A los que aplauden les digo: 'pues me dan ganas
de darles descuento, pero conste que nomás son ganas'. Una maestra
de comunicación del Tecnológico de Monterrey me felicitó
y al bajarse la gente me dice: 'oiga, gracias por el vuelo, fue muy agradable'.
''Un día estaba con mi esposa y mi mamá
en mi coche en la avenida Revolución y se empareja una camioneta
y me dicen adiós, qué tal, felicidades, y pregunté:
'¿de donde me conocen?'. 'Es que hemos volado con usted y nos pasó
a la cabina'. El director de Bimbo, el licenciado Millán, me mandó
una carta preciosísima diciéndome que yo hacía que
la gente observara cosas que ya dan por hecho: un atardecer, la claridad
del cielo, que qué bonita la tarde o el crepúsculo. José
Represas, director de Nestlé, así como el director de Herdez,
también me felicitaron.
''Yo fui un niño muy campechano, muy conchudo.
Me parezco a mi madre, que ahora tiene 82 años y se ve muy joven
y tuvo diez hijos. Toda su vida escuchó: 'oye, ya se cayó
un hijo del segundo piso', 'ya te atropellaron un chamaco', 'que el dinero
no alcanza', y ella tranquila, porque es conchuda. Mi papá era piloto
militar, así que mi madre habría muerto antes que él
si se hubiera dejado ganar por los nervios."
-¿Y usted no le parece raro a su tripulación?
-Si, dicen: "ahí viene el capitán Niñas
y niños", así soy conocido, pero como el pasaje viene
más tranquilo, las sobrecargos trabajan menos, no hay estrés
ni tensión.
''Yo vuelo 60 horas al mes en el 757 Boeing Aeroméxico,
pero en los vuelos a Europa, a Santiago de Chile, vuelo en un avión
al que le caben 206 gentes y es más pesado. Los motores son
mas grandes, tiene un peso de 175 mil kilos''.
-¿Es cierto, capitán, que es muy difícil
aterrizar en el DF?
-A los pilotos extranjeros sus compañías
les pagan un sobresueldo por aterrizar en el Benito Juárez de México,
porque está encerrado. También el despegue es peligroso,
porque el avión puede caer en la ciudad. Diría yo que es
más peligroso el despegue que el aterrizaje, porque aunque esté
dentro de la ciudad, la guía de los instrumentos para aterrizar
es la misma que para otros aeropuertos.
''El despegue es peligroso porque el avión lleva
todo el combustible, viene muy pesado para toda la travesía; empieza
a correr el avión y el esfuerzo es para los motores del avión.
En el despegue y el aterrizaje, también el esfuerzo es para el aviador,
porque tiene que centrar el avión en la pista y hay veces que el
viento empuja al avión para afuera. En el aterrizaje, es importante
calcular el descenso: qué pista va a usar, qué condiciones
meteorológicas va a encontrar; hay veces que hay hielo, lluvia,
pista anegada o resbalosa. Hay aeropuertos que advierten: 'cuidado, porque
hay muchos pájaros alrededor'"
-¿Por qué son peligrosos los pájaros?
-Porque las turbinas absorben el aire, son aspiradoras,
procesan el aire y lo avientan para atrás, por eso es que el avión
se impulsa hacia delante. Chupan al pájaro. Como los motores son
una serie de ventiladores, absorben, por ejemplo, un ganso, un pato, que
son aves de huesos duros que vuelan alto, o un cóndor, que vuela
más alto que el avión. las aves rompen el ventilador, y con
uno que rompa truenan los demás. Un cóndor puede tirar un
avión.
-Pero aquí no hay gansos. ¿O sí?
-En el lago de Texcoco hay gansos y zopilotes, que también
hacen mucho daño. Esto sucede en el descenso. Hace unos siete años
un piloto en Monterrey chocó con un pájaro muy grande, seguramente
un águila. Fue tan fuerte el golpe que le desprendió la ventanilla,
se metió y le pegó lastimándole una cervical. En lo
que el capitán y el copiloto se recuperaron del susto, por poco
y se estrellan. Ese piloto quedó incapacitado para volar. Hace ya
varios años otro amigo en Mexicali chocó de lleno con un
pescado que le cayó en el parabrisas.
-¿Pero de donde salió el pescado?
-Seguramente un águila, una gaviota, algún
animal soltó el pescado y le cayó al piloto en la ventana.
Vuelos hasta los 60
-¿Y cuando va volando nunca se le ha aparecido
su ángel de la guarda?
-Cada vuelo me ayuda para que salga todo bien. Soy católico,
rezo y le pido a Dios que me ayude, y gracias a Dios no ha habido queja
alguna. Tengo 19 mil 500 horas de vuelo y cumplo 55 años en julio.
Voy a seguir volando hasta los 60. Entonces me tendré que retirar,
porque la jubilación para piloto comercial es a los 60 años.
Podría trabajar de piloto ejecutivo en alguna empresa o en algún
avión de carga, pero ya no con pasajeros. En Europa se va a ampliar
hasta los 63 años, porque hay pilotos extraordinariamente fuertes,
con mucha experiencia. El otro día me dijo un copiloto: "¿te
fijaste que ya no hay pilotos viejos?" Le respondí: "no, ya los
viejos somos nosotros". Entré de 22 años. En México
hay 2 mil 300 pilotos en el sindicato de pilotos aviadores, pero claro
que hay pilotos agrícolas y ejecutivos de la General Motos, Bancomer,
Banamex, Televisa, que tienen jets para 18 pasajeros y cuestan alrededor
de 40 millones de dólares. Televisa tiene muy buenos aviones. Hay
pilotos militares y pilotos agrícolas que fumigan... Yo estudié
en la escuela militar de aviación hace 37 años. A los 21
ya era piloto, porque empecé a los 18, salí de 21 y entré
a la compañía en 1970. He cumplido 32 años en la empresa.
Su esposa María Ernestina, odontóloga, tiene
muchas facilidades para viajar con él (le dan 12 boletos al año)
y dice que ser mujer de piloto aviador, además de las muchas prestaciones
que da la empresa, tiene algunas ventajas y otras desventajas, como la
de dar a luz sola, porque el capitán Adalberto andaba en Nueva York
y su suegra tuvo que llevarla a la maternidad. ''Lo que pasa es que a Adalberto
le gusta mucho lo que hace y eso lo proyecta, siempre es feliz y por lo
tanto nos hace felices a nosotros y a todos los que lo tratan."