Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 16 de junio de 2002
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Política
Jenaro Villamil

Futbol y política, canchas sobrepuestas

Un amigo que atiende en su taller eléctrico lanzó ayer su pronóstico: "México le debe ganar a Estados Unidos. Si no, nos quitarán el agua". Un taxista, más desconfiado, soltó la pregunta: "¿y a cambio de qué negociará Fox con Bush la derrota de México?"

Como estas expresiones, muchas otras se vierten a todas horas, en cada sitio que está conectado al máximo espectáculo mediático de estos días: el partido de la selección mexicana contra su similar de Estados Unidos. Las encuestas televisivas revelan que más de 85 por ciento de la audiencia espera el triunfo del equipo tricolor. Y no es casual que el deporte nacional de la especulación y la suspicacia resurja con fuerza y dirija su objetivo hacia la cancha política. La insistencia y el interés del gobierno federal y del propio Vicente Fox por capitalizar la buena actuación de la oncena que comanda Javier Aguirre alimentan la especulación. Sólo falta que el obispo Onésimo Cepeda, tan sutil en su oportunismo religioso, decida construir un macrotemplo para el Santo Niño Futbolero que ha demostrado ser efectivo y telegénico.

Con mucha facilidad a los hacedores de imagen pública se les olvida que no todo lo que se convierte en fervor popular se traduce en apoyo político. El riesgo de mezclar la cancha política con la deportiva y con la enorme cancha mediática, que domina a ambas, puede provocar un pésimo juego de expectativas y colocar en "fuera de lugar" a quienes olvidan que cada balón debe estar en su propia cancha.

Los excesos se observan en pantalla. La compañía automotriz Ford patrocina desde el miércoles un spot con la imagen de Vicente Fox al momento que pronostica el 2-1 frente a Ecuador. Una voz en off anima a la gente a que vote vía telefónica en el próximo partido contra Estados Unidos. ¿Desde cuándo un Presidente de la República sirve para anuncios comerciales al estilo del "Llame ya" de Televisa? Una cosa es que Pelé se exceda como producto de marketing y otra que una autoridad pública no mantenga una sana distancia con la comercialización que rodea a la Copa del Mundo 2002. Bajo esta lógica, hasta Marinela se puede convertir en patrocinador del gabinete.

En los noticiarios de Televisa, Tv Azteca y CNI-Canal 40 se transmitieron ininterrumpidamente las imágenes de Cepropie que muestran al gabinete presidencial hipnotizado ante el partido contra Italia y al mandatario dando brincos con el gol de Borgetti. Aprovechando el viaje, el Presidente declaró que su gabinete juega igual que la selección y ya aprendió el mensaje de "trabajar con unidad, de trabajar por México". Lo que hubiera sido una declaración correcta de contexto de la celebración nacional por la clasificación a octavos de final se convirtió en una descarada operación de propaganda foxista por el exceso y la reiteración.

"El futbol es inocente", declaró en 1990 el técnico argentino Jorge Valdano para colocarlo a resguardo de diversas contaminaciones. No es políticamente correcto y tampoco lo contrario. "Todo depende del uso que se le dé", agregó Gustavo Veiga, hijo del legendario cronista de futbol Bernardino Veiga, en un reciente artículo publicado en el periódico Página12, de Buenos Aires. Frente a la dramática eliminación del equipo argentino, Veiga le recordó a sus coterráneos: "La despedida de Japón es nada más que un hecho deportivo. No un drama, ni siquiera un episodio que merezca continuar una semana en el imaginario colectivo".

Veiga continuó así su reflexión al referirse a la derrota de Francia: "La analogía puede parecer injusta con nuestra manera de sentir el futbol. Pero vale la pena retroceder unas horas hasta París, donde cientos de franceses asistieron a la eliminación de su equipo. Estaban sentados en un gran espacio abierto, frente a una pantalla gigante. Así vieron cómo el último campeón del mundo, el del exquisito Zidane, quedaba eliminado ante un rival tan nórdico como el que nos sacó del torneo a nosotros. Entre ellos, un puñado de daneses, festejó la victoria. Ese ejemplo de urbanidad debería ser asimilado en estas tierras, no otros. Ni el voto a Chirac, ni mucho menos a Le Pen, ni la política de experimentos nucleares en atolones de la Polinesia o el 'siga, siga' con Estados Unidos... Quizá por eso, hoy, ante la tentación que siempre significó un balcón de la Casa Rosada, no parezca descabellado haber pegado la vuelta. No hay mal que por bien no venga".

Paradójicamente, quien ha aprendido la lección de mantener una sana distancia del futbol frente a los excesos de los medios y la utilización política es el director técnico de la selección mexicana, Javier Aguirre. Conocedor de los intereses televisivos y políticos que ha padecido el balompié mexicano, Aguirre declaró en su entrevista del 13 de junio con José Ramón Fernández, en Tv Azteca, que él no trabaja con "estrellas" sino con "seres humanos", que sabe de las limitaciones de su equipo, pero también de sus posibilidades, sin sobrevenderlo ni buscando una gloria más allá de la cancha deportiva. Preciso, Aguirre subrayó: "la crítica es la mejor forma para crecer. Ha sido necesaria. Y respeto muchísimo las críticas de gente que quiere el futbol".

Ojalá y esa lógica se aplicara en el terreno de la política. Sería una forma sana de evitar un próximo fuera de lugar.

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